Libros: «Navegantes del tiempo», de Sjón

Autor:

«Sjón es mucho más que un narrador, se trata de un colaborador de los Sugarcubes, el compositor de algunas de las canciones de Bjork»

sjon-22-07-14

Sjón
«Navegantes del tiempo»
NÓRDIACA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

En “Navegantes del tiempo” van a tener ustedes todo el sabor de la aventura marina, su engañosa calma a bordo, su leves misterios, sus camarotes, salas de máquinas y mesa del capitán, su accidentada travesía, pero al mismo tiempo van a tener muchísimo más que eso. Comparte, desde luego, espacios con Conrad y Stevenson, pero también con Borges, Calvino y espacialmente con nuestro Álvaro Cunqueiro, son esas estructuras que mezclan antiguas sagas nórdicas y épica griega anudándolas al siglo XX por medio de la pluma de un excelente narrador septentrional.

De hecho, Sjón es mucho más que un narrador, se trata de un colaborador de los Sugarcubes, el compositor de algunas de las canciones de Bjork –mi adorada ‘Isobel’, por ejemplo- y de gran parte de la banda sonora de «Bailando en la oscuridad». Habría que estudiar cuanto de similar hay entre ambos mundos, el literario y el musical, pero lo cierto es que algo se filtra por ellos, sensaciones de un orbe primigenio, mítico, telúrico.

«Navegantes del tiempo» es la historia de Valdinar Haraldsson, un editor y erudito sobre la influencia entre pesca y raza que es convidado en 1949 por un armador danés a una travesía para agradecerle el trato y la amistad que había tenido con su hijo fallecido. La ilusión de un viaje que lo ha de llevar de Noruega hasta las costas de Turquía y de la Georgia rusa se ve poco a poco frenada por una serie de circunstancias intrigantes que rodean la navegación, ¿por qué nunca se consume pescado? ¿Qué relación hay entre el mayordomo y la misteriosa mujer que lo acompaña? Todo parece centrarse en la pétrea figura de Céneo, el segundo de a bordo, que cada noche va engrando una historia lúbrica y cruel que resulta ser un remedo de la expedición del “Argos” para conseguir el vellocino de oro, y aún dentro de la historia aparece otra, tomada de antiguas sagas, con sacrificios humanos y regustos arcaicos.

No crea el lector que se va a encontrar envuelto de un nudo retórico y filosófico –a pesar del final simbólico y, para mi gusto, frustrado–; muy al contrario, Sjón es un excepcional narrador y los largos días que pasan sin salir del fiordo noruego donde esperan la carga de pasta de papel –de hecho no saldrán de allí– discurren con ligereza, entre tramas intercaladas, descripciones del menú, extraños afrodisíacos y detalles sobrecogedores. El delirante desenlace enfrenta al lector a un mundo onírico en el que sin embargo la tensión con la realidad se establece con perfecta resolución. Imaginación, humor, ese pálpito de los dioses que siempre desean volver a estar entre los humanos están en esta novela en que el viaje, se utiliza, como todos los buenos viajes, para que el protagonista madure.

Anterior crítica de libros: “Commando. Autobiografía de Johnny Ramone”.

Artículos relacionados