Libros: «Naturaleza casi muerta», de Carme Riera

Autor:

«El lector se ve enredado, sin sentirlo, en una sucesión de giros sorprendentes, de persecuciones por el entramado viario catalán, de acción pura y dura que resuelven con nota el experimento de la autora»

 

Carme Riera
«Naturaleza casi muerta»
ALFAGUARA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.
 

 

La Universidad Autónoma de Barcelona es una dinámica y productiva ciudad con hoteles, comercios y restaurantes. Está rodeada por autopistas, urbanizaciones de lujo y descampados que la separan de otros núcleos habitados. Fue creada en 1968 con el propósito de desmarcarse de las normas administrativas y de los estudios más formales de la clásica –Universidad de Barcelona, en la plaza de su nombre– y llevar a sus aulas un aire más progresista. En el recinto conviven centros tecnológicos punteros y profesores de reconocido prestigio; por ejemplo, de sus aulas han salido tres miembros de la Real Academia de la Lengua, entre ellos su actual director; también Carme Riera, que prueba por primera vez el género policiaco con esta novela, ya aparecida en catalán hace dos años.

En noviembre de 2007, el francés Romain Lannuzel, estudiante de tercero de Cultura Inglesa con una beca Erasmus, con una vida tranquila y una personalidad equilibrada, se trasladaba desde Barcelona a Sabadell para ocupar el nuevo piso que había alquilado. Hacia las siete de la tarde llamó a un amigo. Desde entonces, nadie ha vuelto a saber de él. Con los mimbres de este auténtico expediente, aún abierto, Carme Riera ha dibujado una trama policiaca apoyada en un goteo de desapariciones (un grupo de alumnos van siendo asesinados progresivamente), y lo hace desde un marco costumbrista, con becarios, protestas anti-Bolonia y revisiones de exámenes. Ni la subinspectora Manuela Vázquez –evidente homenaje al autor de la saga Carvalho– ni el resto de policías y profesores padecen esas crisis existenciales que tanto han lastrado a la novela negra europea en la última década.

Así pues, se trata de una obra ligera, aunque solo en apariencia. Carme Riera no es una escritora especialista en el género, así que quizás le cueste coger el tono en los primeros capítulos, pero en un momento determinado, el lector se ve enredado, sin sentirlo, en una sucesión de giros sorprendentes, de persecuciones por el entramado viario catalán, de acción pura y dura que resuelven con nota el experimento de la autora. Y además su oficio sabe dotar de tensión y destreza determinados episodios, el recorrido por el bosque de una agente persiguiendo sonidos misteriosos se acerca terriblemente a la oscuridad de los cuentos infantiles. Que no les engañen las primeras páginas, «Naturaleza casi muerta» parece comenzar en humo, pero acaba siendo enormemente absorbente.

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