“Aquí lo que abundan son las desmadradas andanzas de un tipo cuya sangre, imposible cóctel de bourbon y speed, ha dejado de ser humana y que sigue vivo desafiando todas las leyes de la lógica”
Lemmy: La autobiografía
Ian Kilmister y Janiss Garza
ES POP EDICIONES
Texto: FERNANDO BALLESTEROS
Que Lemmy es puro rock ‘n ‘roll ya lo sabíamos. El hombre nos ha ido dejando pruebas de ello a lo largo de su carrera, pero a algunos nos hacía falta poder leerlo todo de un tirón. Por eso, para aquellos a los que nuestro inglés no nos permitía meterle mano al original publicado en 2002, la noticia de la publicación en castellano de esta autobiografía del artífice de Motorhead por parte de la gente de Es Pop Ediciones fue motivo de celebración.
Y lo que encontramos responde a las expectativas creadas por el personaje. La prosa del señor Kilmister es sucia, directa, sin concesiones, no hay adorno. Descarga sus anécdotas como canciones de tres minutos, sin rodeos. No esperes arreglos de viento. Es puro Motorhead. Da la impresión de que todo lo que le ha sucedido desde el día en el que le hicieron abandonar la escuela y decidió que se iba a dedicar a la música está relacionado con ella. Familia o parejas estables son aspectos que despacha en unas cuantas líneas. Aquí lo que abundan son las desmadradas andanzas de un tipo cuya sangre, imposible cóctel de bourbon y speed, ha dejado de ser humana y que sigue vivo desafiando todas las leyes de la lógica.
Con esto ya contábamos; las hilarantes situaciones al más puro estilo Spinal Tap desfilan por decenas y están narradas aquí, con cierta gracia, con la ayuda de la periodista musical Janiss Garza. Recordarlas tiene mérito, en cualquier caso, cuando hablamos de un hombre capaz de escribir: «El verano del 71 fue genial. No me acuerdo de nada pero nunca lo olvidaré». Ahora bien, lo que marca la diferencia, lo que convierte esta autobiografía en mucho más que una enumeración de lo que le ha pasado a Lemmy en el escenario y tras bajarse de él es el repaso a la historia de la música popular de la segunda mitad del S.XX que despacha casi sin proponérselo. Porque él, y esa es la clave, estuvo allí.
Seamos claros: no hay mucha gente que haya sido testigo directo, cuando no protagonista, de cada sacudida que el rock and roll ha generado en las últimas cinco décadas desde su nacimiento, pasando por la hornada merseybeat, aquí ya con una guitarra colgada o la explosión punk. Señores, tengan en cuenta que Lemmy participó cuatro años en esa experiencia cósmica llamada Hawkwind. Antes había visto a los Beatles en The Cavern, presenció los primeros shows de los Who, compartió escenario con los Hollies, fue roadie de Hendrix, tocó con los Damned en el 77 y le dio alguna lección de bajo, no hace falta aclarar que sin mucho éxito, al mismísimo Sid Vicious antes de que éste fuera un Pistol.
Hasta aquí muy bien, ya sería suficiente. Pero es que después formó la que será su banda hasta el improbable día de su muerte, nos ha dejado unos cuantos discos para la historia y ha recibido la admiración de las generaciones, bastantes ya, que han seguido a la suya. Todo eso está aquí. Que este libro iba a ser rock and roll era algo que intuía; ahora ya lo puedo decir alto y claro: son 300 páginas de puro Lemmy.
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Anterior crítica de libros: “Honestidad brutal”, de Darío Manrique.