«Martín tenía ya una obra consistente y de escritor de raza, pero con «La mujer de sombra» supera cualquier experiencia anterior para pasar a colocarse entre los narradores de peso»
Luisgé Martín
«La mujer de sombra»
ANAGRAMA
Texto: CÉSAR PRIETO.
Luisgé Martín tenía ya una obra consistente y de escritor de raza, pero con «La mujer de sombra» supera cualquier experiencia anterior para pasar a colocarse entre los narradores de peso. «La mujer de sombra» es absolutamente terrorífica, no porque explote el mundo de lo sobrenatural, al contrario, la obra es de un realismo asfixiante, sino porque mueve fuerzas sin límites, impulsos que sobrepasan incluso la locura. Pocas veces se ha visto crudeza igual en la literatura escrita en castellano, pocas veces el lector puede sentir tanto dolor desde ese halo romántico de los personajes –sobre todo Eusebio– llenos de deseos y de impotencia.
Porque es una novela de personajes, son ellos los que juegan, extremadamente vivos, desatan las fuerzas y se ven destruidos por ellas, personajes que se anudan en dos momentos clave, alfa y omega, entre los que una pesadilla se impone. Eusebio, el gran triunfador, millonario, «bon vivant», asistiendo perplejo a las confesiones de su amigo Guillermo, felizmente casado y esperando un hijo. Guillermo tiene una relación de sadomasoquismo extremo con una extraña y misteriosa domina, Marcia. Poco tiempo después Eusebio muere en un accidente de coche. Tras el accidente Eusebio cree una obligación comunicárselo a esa mujer. Es el primer nudo. El segundo es la conversación entre Olivia y Julia en la que acaba surgiendo –el lector lo espera con angustia– el nombre de Marcia.
Eusebio encuentra a esa mujer, una mujer que para él está llena de ternura; pero él necesita buscar el mal, el daño. Perverso como los seductores va consiguiendo abrir las cajas del mal para entenderlo, arrasa con violencia de huracán todos los límites de la moral y consigue llegar a un ambiguo final en el que nada queda claro, de nuevo a las puertas de Julia-Marcia. Y entre medias historias de amores trágicos –de regusto clásico, griego– como la de Celia y Gabriel y todas las perversiones que habitan en los chats de internet.
Desbocado ya Eusebio, la obra es un retrato perfecto de cómo alguien puro llega a alcanzar el obsesivo placer de la vileza para desde él llegar a la felicidad. El abismo desde un estremecedor tono neutro. Por supuesto no es una novela para estómagos débiles, deberían abstenerse de leerla los pusilánimes. Solo un dato, las doscientas páginas largas del volumen, sería del todo imposible llevarlas al cine. Nunca.
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Anterior entrega de Libros: “El cristiano mágico”, de Terry Southern.