«Tras cada breve relato, apenas una estampa, un momento, en el que ha sonado –o tiene el aire– de una canción, hay una pausa para respirar esa música»
Miguel Martínez
«La mitad de lo que quisimos ser»
66 RPM
Texto: CÉSAR PRIETO.
La editorial 66rpm, novísima y hasta ahora embarcada en selectos monográficos sobre música, edita un nuevo volumen narrativo para su colección “Shake some action!”, aunque –conexiones evidentes– esté escrito por un notable periodista musical y además plagado de canciones, canciones que desvelan sentimientos con breves apuntes, que se mecen en una prosa hecha de sensaciones; un poco a la manera del Nick Horby de “31 songs”.
La estructura se desarrolla así, tras cada breve relato, apenas una estampa, un momento, en el que ha sonado –o tiene el aire– de una canción, hay una pausa para respirar esa música; canciones escogidas por la narración y de una amplitud de miras insolente, de Miguel Aceves Mejía a Madness, de los Chalchaleros a Otis Redding, de AC/DC a Julio Bustamante, quien se presenta como un Tom Sawyer crecido.
Las historias, aun siendo escritor con apenas tres obras, demuestran estilo y posible recorrido para la carrera de Miguel Martínez. La frase, corta, impresionista; las imágenes, bares, silencios, rabia que no se sabe de dónde procede; el tono, de un realismo que roza el esperpento y que en ‘Tiene riñones la cosa’ se tiñe de nauseabundas y expresivas imágenes. Así, un viaje en metro puede resultar tan exótico como una danza tribal y los asistentes a una noche de concierto en el Apolo conforman un catálogo perfecto de fauna ibérica.
No deja de ser sórdido este recorrido temático, la estupidez apuntalada en una modernidad, que se enfrenta a la vida real. En ocasiones la trama ilumina pasajes interiores desolados y en ‘Pilar, Pilar, te quiero, ¿no lo ves?’ una estampa cotidiana revela todo el peso de los amores pasados, ahí es donde la prosa, el encaje técnico, la tensión entre los pensamientos de la pasajera y la palabra del taxista llega a la desolación. Nada más que seres desesperadamente solitarios; la vida, simplemente.
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