“Uno no sabe qué carta escoger: la de una obra ya caduca o la de una obra que merece una nueva lectura para ver cómo ha envejecido. En todo caso, ya se tratará siempre de una escritora desubicada”
Daphne du Maurier
“El muñeco”
FÁBULAS DE ALBIÓN
Texto: CÉSAR PRIETO.
Nunca he sabido a qué atenerme respecto a la obra de Daphne du Maurier. Escritora de soberbia fama en su época de entreguerras, cuesta encontrar ediciones hoy en día; lastrada su obra por la lectura cinematográfica que propuso Alfred Hitchcock y despreciada por la crítica y los historiadores como autora excesivamente banal y efectista, uno no sabe qué carta escoger: la de una obra ya caduca o la de una obra que merece una nueva lectura para ver cómo ha envejecido. En todo caso, ya se tratará siempre de una escritora desubicada.
Por ello, cualquier pequeña recuperación es tan cara a los ojos modernos porque puede suponer ver en ella una luz nunca detectada. Es lo que han realizado en una pequeña librería de Fowey (Cornualles), que descubrió el relato que da nombre al volumen, perdido entre los papeles de la revista que lo rechazó. Y a partir de aquí completó el libro –que ahora edita Fábulas de Albión en castellano- con otros cuentos que sólo habían aparecido en revistas. El nivel es muy irregular y nos encontramos con relatos tan insustanciales como el epistolar ‘Y sus cartas se volvieron más frías’, la crónica del auge y caída de un amor en una estructura que explotó, por ejemplo, Jardiel Poncela con mucha más gracia. El encargo y la literatura alimenticia es lo que tienen.
Lovecraft en la descripción de un paisaje casi maldito y unos habitantes estragados por la civilización que los lleva a concluir en la tragedia. Pero sobre todo destaca en aquellos relatos más costumbristas y londinenses, aquellos en los que el personaje se ve envuelto en circunstancias que lo arrastran a la hecatombe moral, al vacío; ocurre en ‘Piccadilly’ con el estremecedor relato de una prostituta o en ‘Gato doméstico’, el más perfecto ejemplo de la sutilidad en los abusos sexuales. Pasiones humanas, amour fou, sutilidades, silencios: aquí es donde Lady Maurier clava los resultados hasta llegar a hacer sentir al lector el humo de la desolación. Son cuentos en los que apenas ocurre nada –como ‘Fin de semana’– pero ocurre todo.
‘El muñeco’ origen del libro, es también un relato fallido, un decadentismo –parece que leamos a Huysmans– ya caduco en la época. Pero convive con atmósferas tan extrañas como las de ‘El valle feliz’, relato de sueños y fantasmas perfectamente pautado o la casualidad que impone en ‘Mazie’ ambientes decrépitos, efectos desbordados. Vayamos a la pregunta inicial: ¿es Daphne du Maurier una narradora válida en el siglo XXI? Me atrevo a contestar: cuando se encaja en los parámetros de un género, no; pero cuando habla de las raíces más escondidas, más podridas, del ser humano resulta coléricamente actual.
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Anterior entrega de Libros: “Hostal Parisien”, de Antonio Fontana.