«Nos encontramos aquí con el recorrido en que el autor madrileño parece moverse con más soltura e intensidad, ese territorio difuso entre el cuento y la novela corta»
Marcos Giralt Torrente
«El final del amor»
PÁGINAS DE ESPUMA
Texto: CÉSAR PRIETO.
Marcos Giralt Torrente no necesita el aval que supone el premio de narrativa breve Ribera de Duero que le ha sido concedido por este conjunto de cuatro relatos; lo avala, si acaso, su producción anterior y la intuición de la crítica, que lo considera uno de los narradores de más alcance en la literatura contemporánea. En todo caso nos encontramos aquí, y eso sí que es un dato a favor, con el recorrido en que el autor madrileño parece moverse con más soltura e intensidad, ese territorio difuso entre el cuento y la novela corta.
En este caso, la unidad viene dada también por motivos temáticos: todas las historias transcurren bajo el gobierno del amor, o más bien se sitúan en el punto justo, en la clave exacta, en que el amor se derrumba. Así conforman páramos de una tristeza y una desolación abrumadora, moldean seres a los que la vida les ha quitado todo y luchan con fuerzas sobrehumanas para que no les arrebate las últimas brasas de dignidad. ‘Cautivos’, por ejemplo, en que se nos presenta a Amanda desde los ojos de deseo del primo menor que ve en las reuniones familiares como espera con alborozo que la recoja el novio, para poco a poco enfrentarse a la destrucción, a observar al borde del lamento como la pareja no sabe encontrar la vida. Por mucho que la busque.
También ‘Última gota fría’ apunta a ciertas postreras esperanzas y el joven que asiste, callado, dócil, a la separación de sus padres, comprende al final que el hilo que los une es mucho más fuerte que el de cualquier otra relación que puedan tener; pero es un hilo que solo los ciñe en la distancia. Todo transpira aquí un aire de realismo, de indagación psicológica; quizás el único tono posible cuando se habla de la pasión.
Y sin duda el relato más sorprendente, el que emociona más la piel es ‘Joanna’. Magistral. La narración de un amor adolescente de verano en el que los silencios pesan, se hacen densos. Todo resulta natural y todo resulta misterioso. La sorpresa final hace que la historia se deba reinterpretar y que envuelva a la protagonista un manto, que nunca vimos, de dolor. Eternos temas: el mal, los días que nos arrastran, la profundidad de lo que no vemos; y todo tratado con un impecable equilibrio. Cada palabra resulta esencial, cada vacío despliega inquietud. Hay algo más que talento en este relato, hay verdaderos zarpazos de vida.
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Anterior entrega de libros: “Morir a los 27″, de Joseph Gelinek.
