Libros: «El desbarajuste» , de Ferran Planes

Autor:

«Desde las primeras estampas el lector advierte que va a ser una obra especial, unos prisioneros de los nazis en Francia barriendo el pueblo en una mañana de domingo, mientras las muchachas van a misa»

Ferran Planes
«El desbarajuste»
LIBROS DEL ASTEROIDE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

La más necesaria recuperación literaria de los últimos años ha sido la de Manuel Chaves Nogales, su clarividencia respecto a la España de los años treinta, su voluntad de ajustarse a patrones racionales en política y no al exabrupto, todavía puede dar lecciones a la mayoría de nuestros dirigentes. El ámbito catalán –con tanta excelente novela sobre la guerra civil en la pluma de Joaquim Amat-Piniella o del magnífico Joan Sales– tiene su Chaves Nogales en la figura del desconocido más que olvidado Ferran Planes. Es curiosa la historia de “El desgavell” –su título original–, apareció en Editorial Selecta en 1969, se agotó y casi al instante pasó a estar silenciada; las impresiones que en estas memorias desplegaba su autor no dejaban en buen lugar a las gentes de su pueblo ni a varios de los mitos catalanistas, así que aliada a la censura franquista –que la cercenó brutalmente– se manifestó la censura de lo que no interesa mover.

La editorial Libros del Asteroide reedita ahora la obra traducida al castellano, y causa asombro encontrarse un estilo tan ajeno a la retórica, incluso al lenguaje periodístico, tan natural, y a la vez unas conclusiones tan certeras. Ya desde las primeras estampas el lector advierte que va a ser una obra especial, unos prisioneros de los nazis en Francia barriendo el pueblo en una mañana de domingo, mientras las muchachas van a misa o una imagen zozobrante de las Ramblas dos días después de la derrota militar. A partir de aquí, se suceden los episodios comunes a las memorias de guerra: el paso a pie de fronteras, las evasiones y otros más propios del bucolismo, como ese elogio de la vida campesina en los años que Planes estuvo de jardinero en la Cerdaña francesa sin haber pisado el campo en su vida. De su recorrido por los frentes de España describe de primera mano y de forma muy dinámica la batalla de Madrid y elogia al pueblo andaluz.

La tesis fundamental de Planes es que, siendo evidente que el ejército franquista rompió la legalidad vigente y actuó con brutalidad extrema, los republicanos eran en suma una cohorte de ineptos y cobardes. No hubo salvación moral, todos fueron culpables. Se hace más sangrante esta situación cuando habla del estallido de la guerra en su pueblo y de la nula inteligencia de los jóvenes que debían proteger a la República; una República que analiza con inteligencia, para concluir que fue demasiado suave su llegada para que perdurase.

También da como causa de la derrota la eficacia de un partido unificado frente a la división republicana en múltiples grupos que no se entendieron. Un fascista lo es de una sola manera, los antifascistas lo son de muchas, llega a decir. Y ya desde el 14 de abril se vieron en los bandos de izquierdas actitudes torpes o infantiles. Quizás lo que explique de forma clara sea el título que el autor había pensado en primera instancia: “La coña”; cierto, si no hubiese habido un resultado tan trágico todo se hubiera visto como una inmensa broma, como un sainete. Lo malo es que costó cuarenta años arreglarlo.

Anterior entrega de Libros: “Jinetes en la tormenta”, de Diego A. Manrique.

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