«Hay, básicamente, una línea principal: las andanzas de Arturo Escolar, escritor ya maduro pero que no alcanza la vejez, reconocido en los medios»
Berta Dávila
«El arte del fracaso»
PULP BOOKS
Texto: CÉSAR PRIETO.
Uno no puede dejar de admirar la imprescindible y modélica labor de la editorial gallega Pulp Books, que desde la modestia de la pasión solventa algo que en nosotros siempre ha sido deficitario: el trasvase entre las distintas literaturas de nuestro país. Conocemos antes a un joven narrador finlandés con una novela prometedora que a un escritor que lleve varios años en la labor de sostener una carrera en catalán o euskera. Así que desde un pequeño pueblo de Galicia se han propuesto difundir aquellas obras que son válidas –y lo son muchas– escritas en gallego, en libros prácticos y baratos. Deberían estar atentos a ello quienes estiman nuestra cultura, sea en la lengua que sea.
En este caso se trata de Berta Dávila, jovencísima, aún universitaria cuando lo publicó, y con un caudal anterior de obras en su haber, feliz palabra de poesía esencialmente. Siempre es muy limpio leer a autores que empiezan, recuerdan que en las letras la frescura también es un valor, tan deslumbrante como la experiencia. Da pues al mercado en castellano su último libro de cuentos, publicado hace un par de años en su lengua original.
Hay, básicamente, una línea principal: las andanzas de Arturo Escolar, escritor ya maduro pero que no alcanza la vejez, reconocido en los medios. Un escritor que en ‘Love me tender’ tiene un «affaire» con una colega más joven o que ante se desespera ante el cierre de establecimientos en fechas de Semana Santa. El mundo de la industria literaria aparece bien documentado en ‘Artistas del fracaso’, como Antón Ruiz, que enamora a la hija de su editor, rompe con ella y recibe una singular venganza. También aparecen críticos como André Candau que tienen un estúpido final.
Se siente un aire a Cortázar en el libro, a ese Cortázar de la soledad, el de “Queremos tanto a Glenda”, como en las elipsis terribles de ‘Las mejores familias’. Y es entonces cuando la gallega acierta, cuando logra saludar el lado íntimo del dolor. ‘Las verdades incómodas’ es ejemplo máximo, un relato en verdad estremecedor en el que un anciano acude a un detective para que investigue las infidelidades de su mujer. No le ofrece fotos ni datos. El detective no ve salir a ninguna mujer de su portal y el final es la pintura misma de la desolación. Un pulso firme de narradora sostiene las páginas, esperemos que lo mantenga.
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Anterior entrega de libros: “Creímos que también era mentira”, de Elena Figueras.