Libros: «Cintas de Cassette. La cara B de la música», de Óscar García Blesa

Autor:

«Ha sido alto ejecutivo de Warner y RCA, así que puede contarnos las interioridades, las minucias que adornan la vida cotidiana de nuestras estrellas, qué hacen cuando no los vemos»

Óscar García Blesa
«Cintas de Cassette. La cara B de la música»
BUBOK PUBLISHING

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Cuando a la redacción de EFE EME nos ofrecieron el libro pensamos que iba a ser una historia del formato más malogrado de la reproducción musical; podía estar bien si ofrecía datos curiosos. Al recibirlo, vimos que los epígrafes eran fechas de conciertos, así que podían ser las experiencias de un aficionado; también correcto, si había buen pulso. Pero resulta mucho más que eso. Óscar García Blesa, entre otras muchas cosas, ha sido alto ejecutivo de Warner y RCA, así que puede contarnos las interioridades, las minucias que adornan la vida cotidiana de nuestras estrellas, qué hacen cuando no los vemos. Pero eso no tendría ningún tipo de valor si al autor no le moviese un irreductible amor a la música, ese que convierte una tienda de viejos vinilos en el paraíso y que, inevitablemente, se desliza en cada palabra del texto. Sin más esfuerzo, como respirar.

Desde luego, el libro tiene un fuerte componente memorialístico. Y la primera escena ya es intensa: Alejandro Sanz en Miami el 11-S para grabar en la MTV. Evidentemente, el concierto se suspende y Antonio Banderas acoge a todo el equipo español en un refugio de campaña. Y a partir de aquí desfilan dos largas décadas de experiencias, Nirvana y los Planetas –con un retrato embaucador de J.–, el raro fin de semana con The Strokes en los que acaba invitándolos a un partido del Real Madrid, una entrevista a los pulcros Radiohead sin haber escuchado su disco, experiencias con Paul Collins o entrevistas con Eric Clapton.

También hay retratos de viejas glorias como Claudio Baglioni –¿quién se acuerda de él, a pesar de seguir siendo genial?– o de Al Stewart; miren que llevo leídos libros sobre música, pero el retrato de este cantautor de Glasgow en su camerino (Madrid, 1997) es certero y apasionante, impecable en su trazado de la segunda división. Segunda división actual, porque en los setenta luchaba por los puestos de cabeza.

A los que somos más o menos de esa generación nos hará ilusión que recuerde los viajes en interraíl, o los conjuntos infantiles de los setenta. Porque el libro ofrece continuos bandazos, de una barbacoa en casa de los Foo Fighters a opiniones sobre U2, de la defensa de la calidad de músicos afines a públicos más amplios como Pereza –desmarcándose de la impresión sin sentido de que solo el underground es válido artísticamente– a defenestrar a raíz de un concierto de Madonna la escasa inteligencia de la industria para solventar la piratería. Es coger el libro y no dejar de pasar páginas y páginas y páginas. Y al acabar no deseas más que una continuación, porque las experiencias de Óscar García Blesa –con verbo ágil, adictivo– te explican un poco mejor cómo funciona eso de la industria, pero también te hace quererla un poco más.

Anterior entrega de libros: “¡Abajo el colejio!”, de Geoffrey Willans.

Artículos relacionados