“Una gratísima sorpresa, ese ‘Autumn leaves’ que no es más que una traducción al inglés de la soberbia ‘Les feuilles mortes’, la preciosidad melancólica en que Jacques Prevert puso algo tan indefinible como el corazón”
Alberto Manzano
“Antología poética del rock”
HIPERION
Texto: CÉSAR PRIETO.
Alberto Manzano tiene ya los dedos desvencijados de escribir sobre música. Atentos al currículum: promotor de la colección Espiral que dio a conocer desde los setenta las letras de las más afinadas sensibilidades musicales; compilador para la revista Litoral de textos sobre el tema, traductor de muchos y biógrafo de gente tan impresionante como Leonard Cohen o Jackson Browne, aparte de tener una vena flamenca que le lleva producir discos que combinan la hondura hispana y la anglosajona. Esto y más cosas, méritos que llegan de sobra para rendirse a la evidencia de que lo sancionado por su mano necesariamente ha de tener un poso y merece estar en nuestra biblioteca.
En esta ocasión, aún con más razón, pues ejerce de antólogo; así que resulta más cómodo disponer de un volumen con sus preferencias que ir rebuscando ediciones hoy agotadas. Encontrarán aquí la cantidad de doscientas doce canciones, ordenadas en una disposición cronológica que abarca desde el ‘Irene, goodnight’ de 1886 hasta Beth Orton en 2012. Un siglo y cuarto, ni más ni menos. Y su premisa es capaz de exponerla de forma clara en la brevedad del prólogo, una página y media para hilar toda la historia del rock y otro tanto para demostrar que sus letras pueden tener la dura levedad del estremecimiento. Y lo consigue, tanto que he tenido que releerlo de inmediato para entender cómo ha logrado condensar tanto sin que lo percibas. Años de oficio, claro.
Así que nada más hay que añadir. Su prestancia en las traducciones está fuera de duda, por tanto la lectura ha de consistir en un juego. Por supuesto que a nadie se le ocurra seguir página a página. Su lectura no está para eso. En la mía he intentado, por ejemplo, buscar cosas que me gustaría que estuvieran, que alguna vez he sentido que me palpitaban. Ahí van, me faltan Janis Ian y Paul Weller, Don McClean y Soft Cell, el ‘These Foolish Things’, la new wave menos arty y Ron Sexsmith. Hay poco soul y poco hip-hop, siendo incluso una recopilación que potencia lo americano frente a lo inglés. Sin afán de reproche, desde luego, marco como juego lo que a mí me provoca.
Ahora va lo que sí que aparece y me ha hecho sacar el sombrero: el ‘Strange Fruit’ –tras ella ya hay poco que decir- y el ‘Spanish Harlem’, un decadente ‘A song from Europe’, ‘The Carny’ de Nick Cave y el ‘Long road to ruin’ de los Foo Fighters. Y una gratísima sorpresa, ese ‘Autumn leaves’ que no es más que una traducción al inglés de la soberbia ‘Les feuilles mortes’, la preciosidad melancólica en que Jacques Prevert puso algo tan indefinible como el corazón.
Más trucos. También he intentado ver si hay pulsiones temáticas a lo largo de las décadas. Y bingo. Los caminos y los trenes, la lluvia y la muerte dominan hasta los cincuenta, pero los sesenta son la tierra y lo urbano, junto a un leve existencialismo y las drogas. Revisando los setenta se nos presentan lo social, lo íntimo y lo cósmico, y una ironía que va de Frank Zappa a los Dead Kennedys, y en los ochenta comienza lo críptico y lo siniestro. Los noventa son del combate directamente político y la religión y en nuestros días avanza aún más la desolación espiritual y se canta a la amistad. Por supuesto no están todos los temas, pero el juego consiste en descubrir cuáles son los que ha desvelado Alberto Manzano.
En el prólogo que citábamos, el autor no logra desvelar dónde está la poesía, todo se resuelve en preguntas. No hay problema, las seiscientas cincuenta página del volumen lo saben poner en claro perfectamente, sin explicar nada, únicamente asistiendo al milagro de cómo la crónica se hace emoción.
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Anterior crítica de libros: “La gran novela americana”, de Philip Roth.