Lewin, canciones con alma

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“Solo en una ocasión, en ‘Vuela’, se permitió lanzar un grito a la esperanza, con referencias a la libertad y el respeto al prójimo”

 

Manolo Tarancón dedica unas líneas a la figura de Lewin, músico argentino fallecido el pasado enero a los 37 años. El próximo 16 de marzo saldrá su disco póstumo, “La tristeza de la Vía Láctea”, que presentarán sus amigos esa misma noche en la sala Galileo de Madrid.

 

 

Texto: MANOLO TARANCÓN.

 

 

No lo conocí personalmente. Puede que habláramos un par de veces o tres durante el auge de Myspace o los comienzos de las redes sociales, pero la noticia de su muerte me dejó helado. Por lo que sabía, era un tipo muy querido entre los suyos, muy amigo de sus amigos, y a pesar de sus circunstancias nunca dejó de tocar y componer, aquello que tanto le gustaba. En el estudio de casa tengo separados mis discos favoritos del resto. Ahí ha estado y ahí sigue “Agencia de viajes”, el álbum con el que trató de hacerse un hueco importante dentro de su género y del que renegó en algunas entrevistas, escasas, años después. Podría decir, aunque pueda sonar a tópico, que llegó a mis manos casi de casualidad.

Corría el año 2003 y mi interés se centraba en conocer nuevos nombres dentro de la música en castellano, músicos que rompieran de alguna manera con lo estándar dentro de la producción de un disco de género de autor. Alguien me lo recomendó y me hice con él. Hizo falta poca intuición para darme cuenta de que estaba ante una obra distinta, especial. Enorme.

Aunque generalmente se le consideró un cantautor, Andrés Lewin siempre renegó del término. Y se entiende que fuera complicado etiquetarle. Por la producción, aquel primer disco supuso una ruptura. Había pop, reggae, rock y guiños a muchos sonidos, y esto chocaba con sus presentaciones, a las que solía acudir solo con su guitarra bajo el brazo. Normal. Empezaban los tiempos de crisis y recorrer España con una banda completa ya era algo al alcance de muy pocos.

La producción del disco corrió a cargo de Gonzalo Lasheras y Tito Dávila. Mostraba un sonido moderno, que incitaba y recordaba otros géneros, sin perder la perspectiva de quien era su creador y su obra. Su forma sencilla y emotiva de contar historias y su particular voz hicieron el resto y lo colocaron de inmediato entre mis álbumes preferidos. Con la soledad como punto de encuentro, la búsqueda del amor y la defensa de la homosexualidad, ya no como reivindicación, sino como una necesidad natural de expresarla, Lewin firmó sin duda un trabajo completo y de gran calidad, en una carrera dispar, no precisamente por su falta de talento. Era llano y vergonzoso, muchas veces sentía estar fuera de todo este mundillo musical. Leyendo algunas de sus entrevistas, parece que incluso no le interesara. Imagino que hacía canciones por inercia, por necesidad, por terapia, pero el mundo al que luego tenía que enfrentarse para defenderlas y difundirlas no era de su agrado. Algo más que normal viniendo de alguien tímido y voluble como él.

Sus canciones se mostraban llenas de altibajos emocionales, cabalgando entre lo divertido, melancólico y siniestro, jugando libremente con la actitud del oyente. Al menos así me hacía sentir. Solo en una ocasión, en ‘Vuela’, se permitió lanzar un grito a la esperanza, con referencias a la libertad y el respeto al prójimo. No había pudor en mostrarse tal y como era, y temas como ‘Despeinado’ ofrecían una radiografía exacta de cómo era Lewin. Conseguía removerte

 

 

 

 

No faltaban referencias ineludibles al recuerdo de su madre y su amor hacia ella: el disco se prologa y epiloga con cortes sonoros de su infancia y la complicidad entre ambos. ‘María’, narrada al puro estilo del trovador clásico, es todo un homenaje y uno de los cortes más acústicos. Siempre estuvo muy presente, en sus entrevistas, en sus canciones, en su mundo.

No es extraño que primeras espadas musicales como Pedro Barceló o Marcelo Fuentes grabaran para él las baterías y los bajos de este “Agencia de viajes”. Tal y como decía al comienzo, siempre se rodeó de buenos amigos, y aquí quedaron eternizados en algunos de sus temas los coros de Luis Ramiro, Marwan o Conchita.

Ese disco hizo que le siguiera la pista, hasta que se la perdí hace algunos años. Su carrera fue irregular, sus canciones no existen en Spotify ni en las habituales plataformas digitales, pero el perfil con su nombre que él mismo creó en Soundcloud sigue dándonos pistas de su universo y de su evolución desde que publicara aquel primer álbum. Se fue la pasada noche de Reyes, pero nos ha dejado su alma en sus buenas canciones. Todos sus amigos lo saben y ya preparan el homenaje para dentro de unos pocos días que tanto merece. Conociendo a los que le rodeaban, seguro que estará a la altura. No es para menos.

 

 

 

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