“Letras completas”, de Bob Dylan

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LIBROS

“Una edición bilingüe que es un verdadero volumen de carácter filológico, como merece todo literato que se precie”

 

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Bob Dylan
“Letras completas”
MALPASO

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

La concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan ha bajado a pie de calle. Normalmente, el españolito medio desconoce totalmente quienes son esos señores o señoras de nombres tan raros a quienes se les concede, pero en esta ocasión, antes incluso de su desplante, la gente lo comentaba sobradamente, en barras de bar y en entornos laborales. Uno ha tenido que escuchar que seguro que había escritores que lo merecían más por individuos que no solo no han escuchado una canción entera de Dylan, sino que serían incapaces de ofrecer un par de nombres de esos que se lo merecían más.

Vistas así las cosas, y para poder disponer de un criterio, ya está disponible la obra completa en el apartado “canciones”, un extensísimo volumen que recoge no solo los cortes que podemos encontrar en los elepés, sino todo aquello que ha ido apareciendo en los “bootlegs” y hasta alguna inédita. Una edición bilingüe que es un verdadero volumen de carácter filológico, como merece todo literato que se precie, de ahí que se cuente con un pequeño manual de estilo de la traducción que establece los criterios para intentar resolver el siempre difícil traslado del mundo personal de Dylan.

Además dispone de dos prólogos breves, el primero de los cuales sirve para que Diego Manrique afine al argumentar sobre los valores de la palabra poética de Dylan y el segundo para que Miguel Izquierdo calibre su evolución musical. A partir de aquí, una muy sucinta ficha de cada disco y la historia de cada canción, de su génesis y recursos, de sus influencias y las circunstancias históricas o sociales que la hicieron posible, desde las primeras maquetas incluso.

Desde luego, no es un libro de lectura lineal, entre sus muchos objetivos no se encuentra pasar una a una mil trescientas páginas. Podemos discurrir al azar, buscando noticias curiosas, podemos tomar un elepé, o intentar descubrir canciones que no conocemos o acudir a nuestras preferidas para tomarles el pulso lingüístico –con cuidado, hay letras panfletarias o deplorables-, intentar aclarar versos difíciles… Lo que está claro es que no es un libro de cabecera ni de mesilla, pero sí que lo hemos de tener a mano porque en cualquier momento puede sernos necesario; como las canciones del propio Dylan.

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Anterior crítica de libros: “Diario sin motocicleta. Volumen 1: Europa”, de Canek Sánchez Guevara.

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