Las primeras veces. The Pretenders en Madrid

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«Cada nota, un viaje al pasado, una exploración de la melancolía»

 

La noche de los Pretenders en Madrid, convocados por el festival Noches del Botánico, se saldó con un viaje al pasado plagado de los grandes clásicos y una Chrissie Hynde cercana e imponente. Allí estuvo Carlos H. Vázquez.

 

The Pretenders
Noches del Botánico, Madrid
30 de junio de 2024

 

Texto y fotos: CARLOS H. VÁZQUEZ.

 

Ah, la vida de los conciertos. Un fin de semana entero entre una sala, un pabellón o un festival al aire libre. Entradas agotadas, matrimonios de más de cincuenta que se han quedado sin ellas. Esto pasa mejor con un trago, acodado en la pista, sosteniendo con la mano derecha un vaso de cartón. Pasan cosas. En la situación adecuada, un show en vivo puede ser inolvidable más por lo que sucede alrededor que por el espectáculo en sí. Llegar en grupo de cuatro y que se sumen dos más para luego ser tres; ir al baño es una despedida. Y en el escenario, una pantalla gigante con el nombre PRETENDERZ (con zeta y no con ese).

Faltan cinco minutos para que se apaguen las luces.

Sería por el buen tiempo, que es verano… pero hubo quien dijo que no era común ver tanta gente haciendo cola en la previa de un concierto en Noches del Botánico. El recinto ajardinado se encontraba muy concurrido desde la apertura de sus puertas, varias horas antes. La media de edad del público es de las que peina canas, si es que aún se conserva el pelo. Es una cita esta que atrae a una audiencia quizá no tan asidua a los conciertos. Otros dirían que son oyentes de Kiss FM (no de manera despectiva).

A las diez y cuarto de la noche, de manera puntual, comenzó a cantar con su voz de grano y miel Chrissie Hynde un repertorio que se extendería a lo largo de una hora y media. Más que suficiente. The Pretenders puede presumir de una colección de hits, porque para cantarlos primero hay que tenerlos. Sirvan aquí de ejemplo “Don’t get me wrong” e “I’ll stand by you”, ya con Hynde despojada de su chaqueta americana. Cada acorde salido de su Telecaster era una bofetada a la apatía. Chrissie se tomó un escaso momento para dirigirse a la gente, que se estaba dando por saludada y, de paso, enterada por el resultado del partido de la selección española de fútbol ante Georgia en la Eurocopa.

Cada nota, un viaje al pasado, una exploración de la melancolía. La noche continuó con “Kid” en el primer tramo, cerca de “Hymn to her” y “Back on the chain gang” en el setlist. Por el final, cabe destacar “Thumbelina” y “Sense of taste”, antecesoras de “Middle of the road”, previa a su vez de los bises: “Love’s a mistery” y “Stop your sobbing”, corte del primer álbum —de título homónimo— de The Pretenders, allá por 1980.

Cuarenta y cuatro años después, Chrissie Hynde, de setenta y dos, recordó que en la era de la incertidumbre, en un concierto todo es posible y la música la única razón de ser. Y para una inmensa mayoría, el concierto de anoche de The Pretenders habrá sido el único del año, como un estreno cada trescientos sesenta y cinco días. ¡Envidiados los que descubren algo por primera vez!

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