Las mejores portadas del rock: Spiritualized, «Ladies and gentlemen we’re floating in space»

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«Operarios instruidos al respecto, que vestían redes para el cabello y batas blancas, llevaron a cabo con el disco un proceso idéntico al de las medicinas que el diseño copiaba»

 

La de «Ladies and gentlemen we’re floating in space» es una de las portadas más increíbles que se recuerdan: un medicamento envasado como tal… Xavier Valiño nos cuenta su gestación.

 

Una sección de XAVIER VALIÑO.

 

 

Concepto: Jason Pierce y Mark Farrow.
Diseño: Mark Farrow.
Fecha de edición: 16 de junio de 1997.
Discográfica: Dedicated.

 

 

A principios de 1997, Jason Pierce reconocía que tenía bastantes discos en su poder y muchas facturas pendientes, que estaba arruinado y no podía siquiera pagarse un hogar. Según sus declaraciones, el –escaso– dinero que había ganado con Spacemen 3 y Spiritualized hasta ese momento lo había invertido en sus grupos. Además de equipamiento e instrumentos, lo había destinado especialmente a los diseños de sus discos.

 

 

 

Así fue desde el primer momento. El single de debut de Spacemen 3 ‘Walking with Jesus’, editado en 1986 por Glass Records y con una tirada de solo 1.250 copias, incluía ya una hoja coloreada con un texto titulado “El sonido estructurado de la confusión” y la letra del tema. Su segundo álbum, «The perfect prescription», de 1987 (con una temática farmacéutica evidente desde su título) llevaba unas partículas moteadas de color púrpura, mientras que «Recurring» (1990) iba envuelto en una larga y costosa caja tecnicolor.

Cuando Jason Pierce formó a principios de la década de los noventa su nueva banda, Spiritualized, quiso ir aún más lejos. Para su debut, «Lazer guided melodies» (1992), contó con unos costosos modelos en tres dimensiones de dos figuras psicodélicas. Su siguiente trabajo. «Pure phase» (1995), apareció editado en una caja que brillaba en la oscuridad y que no resultó precisamente barata. Pero aún quedaba el golpe de efecto definitivo, la portada de «Ladies and gentlemen we’re floating in space» (1997), seguramente su álbum más memorable.

 

 

 

Para su realización, Pierce pensó desde el primer momento en Mark Farrow [en la foto], artista nacido en Manchester. Durante la década de los ochenta Farrow fue parte de la vibrante escena musical centrada en el sello independiente más reputado de la ciudad, Factory Records, donde empezó diseñando portadas para grupos como The Durutti Column, Stockholm Monsters, Ad lnfinitum, Section 25, Life, Shark Vegas o A Certain Ratio, así como carteles y afiches para la discoteca Hacienda.

En 1986, Farrow se mudó a Londres, donde puso en marcha su propio estudio, Mark Farrow Design. Pronto estaba trabajando para la sala Cream Superclub y para la discográfica DeConstruction, integrada en BMG, donde hizo cubiertas para K- Klass o Bassheads. Desde entonces, se ha convertido en uno de los diseñadores más reconocidos de Inglaterra: en 2004 fue elegido “Diseñador del año” por sus colegas, siendo definido entonces como “el diseñador gráfico más importante de la actualidad”.

Además de su trabajo con Spiritualized, su nombre va unido a dos bandas claves del pop y el rock británico de las tres últimas décadas: Pet Shop Boys y Manic Street Preachers. Para los primeros ha diseñado buena parte de su imagen y sus portadas, unas reconocibles carátulas de fondo blanco con escasos elementos. Por ejemplo, «Actually» (1987), para la que escogió una foto en la que Chris Lowe y Neil Tennant fueron capturados con la guardia baja: el vocalista bostezando y el teclista con la mirada perdida en la cámara.

Esos retratos distintos a lo habitual también han tenido representación en su trabajo para Manic Street Preachers. En el caso de «Everything must go» (1996), Farrow colocó retratos de los tres miembros de la banda enmarcadas en un estante contra una pared azul y pegó encima de ellos un cartel con el nombre del grupo y el título del álbum, para fotografiarlo a continuación como si se tratase de una instalación.

En sus diseños, Farrow siempre trata de reducir su trabajo a unos pocos elementos cuidadosamente elegidos. Su enfoque minimalista, dotado de una atención rigurosa y de alta precisión en el detalle, ha atraído durante los últimos años a un elegido espectro de clientes, tanto del mundo de la música como del mundo del arte, la arquitectura o la restauración.

Jason Pierce ha contado con él recurrentemente. Fue en el tercer disco en estudio de Spiritualized cuando coincidieron por primera vez, convirtiéndose en el punto de partida de una colaboración que se extiende hasta el día de hoy. En su primer encuentro, según Pierce, “se presentó y dijo inmediatamente que siempre había querido hacer una pastilla. Con esa simple idea me convenció. Quería reflejar el aspecto farmacéutico porque yo me puse a hablarle de la música como medicina, de la música como panacea. Así que nos decidimos por ello y poco a poco todo se fue volviendo más elaborado”.

Farrow también lo recuerda de una forma similar: “Hace que parezca fácil, pero todo surgió de algo que Jason dijo en nuestro primer encuentro. Me comentó que le gustaba la idea de algo relacionado con la medicina porque pensaba en la música como medicina para el alma, algo que me pareció bastante poético. Curiosamente, la idea de hacer algo así me rondaba desde hacía un tiempo, así que tan pronto como le escuché lo tuve claro. Además, es raro encontrarse con una combinación de un artista que está muy seguro de su idea y una compañía de discos que esté dispuesto a pagarla”.

 

 

 

Dicho y hecho. Tras comprar varios medicamentos contra la gripe y suplementos vitamínicos en una farmacia cercana, se decidió fabricar el disco con un envoltorio exterior similar al de un medicamento. En su interior aparecería el disco compacto dentro de un envoltorio de plástico y aluminio, como los que tendría si aquella caja solo llevase una pastilla.

 

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En la portada, además del nombre del grupo y el título del álbum, colocaron la leyenda “1 tableta, 70 minutos”. En su contraportada, junto al código de barras que comparten tanto los discos como los medicamentos, se podía encontrar el siguiente texto: “Solo para administrar auditivamente. Usar solo si lo recomienda un facultativo (ver el prospecto adjunto). Cada tableta contiene 90 minutos. Conservar en un lugar seco. Proteger de la luz. Mantener fuera del alcance de los niños”.

Una pegatina añadida a la caja proporcionaba aún más información: “Poner en su integridad dos veces al día. Puede causar aturdimiento. Si le afecta, no conduzca. Atención: evite el alcohol”. Por último, en la parte inferior derecha aparecía una dirección que podía pasar por la de la planta química de envasado con el nombre Medicated (Medicado), aunque en realidad se trataba de la localización de la sede de la compañía de discos Dedicated (Dedicado) que publicaba el álbum.

 

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La presentación contenía también la documentación que acompaña a los productos farmacéuticos en su respectivo prospecto incorporado dentro de la caja. Para Farrow, “esa fue la parte más divertida. Había una larga lista de efectos secundarios que podíamos poner y todos parecían adaptarse perfectamente, como, por ejemplo, ‘si no funciona, inténtelo con los otros álbumes’”.

Así, el prospecto empezaba mencionando cuáles eran las pastillas que contenía, que se correspondían con los títulos de las doce canciones. A continuación, bajo el epígrafe de «ingredientes activos» se enunciaban los créditos de la grabación del disco. La siguiente entrada se preguntaba “¿Para qué se usa Spiritualized?” y la respuesta indicaba que “Spiritualized se utiliza para tratar el corazón y el alma”, justo lo que habían comentado en aquella conversación que lo había iniciado todo.

De seguido, se recomendaba las dosis adecuadas y los cuidados extra que el consumidor debía observar si tomaba Spiritualized combinado con “otras medicinas, incluidas algunas que no le haya prescrito su médico, si bebe alcohol regularmente o si usa drogas recreativas”. En caso de olvidarse de tomar la pastilla, se indicaba que se debía “suministrar la siguiente dosis tan pronto como se dé cuenta. Después, prosiga como antes”.

Los siguientes dos apartados eran los más jugosos del lote. “¿Cuándo y cómo finaliza el tratamiento de Spiritualized? Su médico le indicará cuándo debe dejar de tomar Spiritualized. Después de unas semanas vale la pena tratar de salir adelante sin él. Esto le ayudará a evitar acostumbrarse a él y a reducir el riesgo de dependencia. Después de usarlo durante un tiempo, es aconsejable reducir la dosis gradualmente. A veces, si la ingesta de Spiritualized se detiene repentinamente, pueden producirse los siguientes efectos: dificultad para dormir, depresión, nerviosismo, irritabilidad, sudoración y, en ocasiones, ataques. En el caso atípico de pacientes que hayan tomado Spiritualized durante mucho tiempo, se necesitará un período más largo para reducir la dosis. Puede requerir ayuda especial. Su médico puede comentarlo con usted.

¿Cuáles son los efectos secundarios posibles de Spiritualized? Puede sufrir pérdida de memoria. Algunos efectos pueden durar hasta el día siguiente, como somnolencia, inestabilidad o balanceo al caminar. Las personas mayores pueden llegar a confundirse. Si esto sucede, informe a su médico y él/ella podría decidir un cambio en su dosis. En algunos casos puede sufrir ansiedad repentina, alucinaciones, excitación, trastornos del sueño y amnesia. Si se presentan estos síntomas, debe informar a su doctor. Él/ ella podría recomendarle que deje de tomar el medicamento.

Al igual que con otros medicamentos, puede tener efectos no deseados como delirios, una sensación de embriaguez, alucinaciones visuales y auditivas, euforia, fiebre, sudores fríos, tartamudeo, entumecimiento de las extremidades, falta de coordinación, estupor, pérdida de memoria, enrojecimiento de los ojos, problemas mentales, psicosis paranoide, parálisis temporal, movimientos oculares espasmódicos, desequilibrio, sensación de bienestar, movimientos sin sentido, letargo, vértigo, trastornos visuales, palpitaciones, desorientación, confusión, cambios en la personalidad, arritmias y alteraciones en el nivel del deseo sexual. Las dosis altas pueden llevar a la pérdida de conciencia, convulsiones o el coma. En casos en los que se utilice Spiritualized durante un largo período puede darse una dependencia temporal. Si usted está preocupado por estos o cualquier otro efecto, consulte con su médico”.

Para finalizar, el prospecto indicaba qué hacer si los síntomas persistían (“intentarlo con las medicinas alternativas ‘Lazer guided melodies’ y ‘Pure phase’”, el título de los anteriores discos del grupo), la fecha de fabricación y cómo guardarlo: “Recuerde que esta medicina es para usted. Solo un doctor puede prescribírsela. Nunca se lo dé a otros. Puede hacerles daño, incluso aunque sus síntomas sean como los suyos”.

 

 

 

Todo esto acompañaba a la edición normal del disco, pero a Pierce no le bastaba y quiso llevarlo más allá: estaba completamente convencido de que era una oportunidad única para darle un nuevo giro. Habló con su compañía de discos y los convenció para hacer una edición especial con cada una de las canciones en un disco compacto de tres pulgadas con su correspondiente envoltorio, como si se tratase de doce cápsulas, divididas en dos bandejas de plástico de 6 píldoras cada uno. El trato al que llegó con su sello fue que se lo descontarían de sus ingresos por derechos de autor.

Esta segunda edición se vendió a precio de coste, unos 40 euros. Tan pronto como salieron de la tienda, se cotizaban ya por encima de los 150 euros. Al comprador se le presentaba en este momento un difícil dilema: ¿debía sacarlo de su funda para escucharlo o, por el contrario, conservarlo impoluto dentro de su especial envoltorio?

La única industria en Inglaterra que podía fabricar dicho envase era la farmacéutica. Solo ellos contaban con la maquinaria y los derechos para hacerlo. Así que finalmente se le encargó a la fábrica de la compañía MFD en Portsmouth, en un ambiente estéril, bajo luces ultravioletas. Operarios instruidos al respecto, que vestían redes para el cabello y batas blancas, llevaron a cabo con el disco un proceso idéntico al de las medicinas que el diseño copiaba. Jason Pierce no se olvidó de pedir que en la planta de fabricación tomasen alguna fotografía de los operarios haciendo su trabajo con su álbum, imágenes que aún conserva.

El resultado remarcaba claramente que ese embalaje contenía algo especial en lugar de otro compacto cualquiera, en un momento en que era demasiado habitual encontrarse en las tiendas con discos metidos en cajas de plástico sin ningún otro aliciente. Además, remitía directamente a unas enormes pastillas solubles pensadas para alterar –sónicamente– el ánimo de quien las adquiriese. La limpia y clara superficie con líneas rectas de su envoltorio contrastaba de forma clara con el sonido lleno de capas entre el góspel y la distorsión eléctrica. De esta forma, se resumía perfectamente el fetichismo narcótico del grupo, uno de los más claramente imbuidos por el espíritu de las sustancias químicas prohibidas en la historia del rock.

Anterior entrega de Las mejores portadas del rock: Bow Wow Wow, “See jungle! See jungle! Go join your gang, yeah. City all over! Go ape crazy”.

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