«A pesar de su penetrante olor, Van Vliet llevó encima el pez durante las dos horas que duró la sesión de fotos en el estudio»
Con producción de Frank Zappa, el estreno de Captain Beefheart & His Magic Band resultó un disco mitificado hasta el extremo. Su innovadora portada, no se quedó atrás.
Una sección de XAVIER VALIÑO.
–
Diseñador: Cal Schenkel.
Fotógrafo: Ed Caraeff.
Fecha de edición: 16 de junio de 1969.
Discográfica: Straight / Reprise.
Productor: Frank Zappa.
–
Probablemente todas las descripciones que uno haya escuchado sobre el contenido de «Trout mask replica» tengan algo de cierto: es sorprendente, desconcertante, inescrutable, único, denso, regocijante, imposible, atemporal, extrañamente hermoso, incierto, inquietante y gratificante para quien acabe entrando en su mundo. No, no es para nada música de fondo.
Es difícil sustraerse a las reacciones de amor y odio que el disco provoca. Los músicos que lo grabaron eran conscientes de ello, empezando por Don Van Vliet, el genio visionario detrás de Captain Beefheart. Cuando un periodista le confesó a su autor que el disco no le entraba, este le respondió: “Eso está bien. Solo tienes que ponerlo y luego volver a hacer lo que fuera que estuvieras haciendo antes, y en algún momento te acabará llegando”.
Su más ardiente defensor, Matt Groening, el creador de Los Simpson, resumió muy bien el proceso de los que se han enganchado al disco en un documental de la BBC: “Era un disco doble y costaba siete dólares, así que era demasiado caro. Pero como tenía el nombre de Frank Zappa en él, acabé comprándolo. Me lo llevé a casa y lo puse. La primera vez me pareció lo peor que había escuchado en mi vida. ¡Ni siquiera intentaban sonar bien! Frank Zappa lo producía, así que le di una segunda oportunidad. Pensé: ‘Suena horrible, pero está claro que querían sonar así’. En la tercera o la cuarta escucha empezó a crecer dentro de mí. Con la quinta y la sexta me encantó. Para la séptima y la octava pensé que era el mejor disco de la historia, y todavía lo creo. Para mí es la combinación de toda la historia del blues, con rock and roll, música experimental y free jazz en él, todo ello tocado por instrumentistas extremadamente talentosos. Súmale la voz más increíble de la historia de la música, Don Van Vliet. Él es el Howlin’ Wolf moderno”.
«Trout mask replica» es la obra más conocida de Captain Beefheart por una única razón: no habrá nunca jamás nada remotamente parecido a este disco. A pesar de la aparente anarquía que se desprende de sus estrías, todo estuvo perfectamente pensado e interpretado con precisión a partir de las notas escritas por Van Vliet, una por una, de todo el disco. Sin contrato discográfico, Frank Zappa se prestó a socorrer a su amigo de la infancia, convirtiéndose en su benefactor musical. Le ofreció libertad artística total, y el grupo se encerró durante ocho meses para preparar el disco.
Durante aquel tiempo, los músicos compartieron una casa alquilada en las colinas Woodland, en las afueras de Los Ángeles, bajo un control artístico y emocional total por parte de Van Vliet. En más de una ocasión, alguno de los músicos era separado del grupo y Van Vliet lo reprendía hasta que este se derrumbaba declarándole sumisión total. Las condiciones materiales tampoco eran las más adecuadas: sin ingresos, vivían de la beneficencia y las aportaciones de los familiares, casi sin comer. Solo una vez a la semana uno de ellos podía salir a comprar algunas verduras. En la casa se ensayaba más de catorce horas al día, sin otra distracción.
A pesar de su larga gestación, el disco fue grabado en unos pocos días de marzo de 1969, con la salvedad de dos canciones registradas previamente y alguna grabación que Zappa había hecho anteriormente en la misma casa. En aquel momento, el disco no tenía título ni envoltorio. Para ello, Zappa decidió contar con Cal Schenkel, que era el diseñador de los dos sellos que Zappa tenía entonces, Bizarre y Straight Records. Zappa lo llamaba su «ingeniero de arte».
Calvin Schenkel siempre será recordado por sus portadas para Zappa. Había nacido en 1947 y estudió en la Escuela de Arte de Filadelfia, donde conoció a Sandy Hurvitz, cantante y compositora que grabaría con los nombres de Essra Mohawk y Jamie Carter. No acabó sus estudios y se marchó a California a los 18 años. Su primer contacto con el mundo de Zappa fue totalmente casual, al ser recogido haciendo autostop por un coche lleno de hippies de Los Ángeles que lo llevaron justo hasta donde el grupo The Mothers of Invention grababa su disco debut, «Freak out». Nada más llegar, les pidieron que se pusieran a gritar para la canción ‘Song of monster magnet’. Aquella primera aproximación al particular universo de Zappa fue algo fugaz, ya que Schenkel regresó a Filadelfia casi inmediatamente.
Mientras tanto, su amiga Hurvitz tocaba el teclado y cantaba a dúo con Ray Collins en las actuaciones de The Mothers of Invention en el Teatro Garrick de Nueva York. Cuando Zappa les comentó su idea para la creación de un diseño grandilocuente destinado a la cubierta de «We’re only in it for the money», con «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» de The Beatles como modelo, Hurvitz le sugirió que llamase a Cal Schenkel.
Zappa, que también se podría considerar algo parecido a un diseñador, vio de inmediato las posibilidades de los diseños de Schenkel. La música de Zappa en ese momento era de tipo collage, dadaísta, electrónica, con elementos del jazz, el doowop y mucho más. Tenía bien claro el impacto de un buen diseño, y Schenkel parecía ser la persona ideal para hacer realidad las ideas de Zappa.
Así comenzó su trabajo en conjunto, una colaboración que se desarrolló durante diez años en exclusiva, hasta el punto de que Schenkel siguió a Zappa cuando este se mudó de Nueva York a Laurel Canyon en 1968, estableciendo su estudio en lo alto de un eucalipto al lado de la casa del cantante. En su cometido, a veces era Zappa quien sugería ideas para las portadas; en otras ocasiones, Schenkel contaba con libertad para crear sus propios diseños. Así sucedió, por ejemplo, con el uso de la fotografía de infrarrojos en «Hot rats», algo nuevo en los años sesenta, y que le dio al disco exactamente el tipo de alienación que Zappa iba buscando en esos días.
Pocos colaboradores del entorno de Zappa contaron con tanto crédito como Schenkel. En «We’re only in it for the money» le dejó posar sosteniendo unos huevos en la parte inferior derecha de la portada del disco, y también se le puede ver en la parte interior de la cubierta desplegada de «Just another band from LA». Pero eso no fue todo: en «The grand wazoo», Zappa le dedicó una canción: ‘For Calvin and his next two hitchhikers’ (“Para Calvin y sus dos próximas autoestopistas”), en relación a aquel día en que se conocieron.
Cuando más adelante Zappa creó sus propios sellos discográficos a finales de los años sesenta, Straight y Bizarre, Schenkel siguió desempeñando el mismo trabajo en cubiertas para discos de Tom Waits, Tim Buckley o Lenny Bruce. De todas ellas, la más recordada es la que firmó para el cuarto disco de Captain Beefheart, «Trout mask replica», título que además partió de su idea para la portada.
Por aquel entonces, Schenkel trabajaba con el fotógrafo Ed Caraeff. En el verano de 1967 encadenaron encargo tras encargo sin descanso. Para el diseño de la portada del nuevo álbum de Captain Beefheart quisieron hacer algo sencillo y llamativo. En principio se fijaron en la letra de una de sus canciones, ‘Old fart at play’, en la que Van Vliet menciona en dos ocasiones a una cabeza de pez:
“Bajó corriendo detrás de la loma
y resbaló en su cabeza de pez de madera.
La boca se movía y mordía a todas las abejas.
De vuelta al bungaló
mamá estaba preparada y adornada
con su broche ondulado de esmalte rojo
cuando la cabeza de pez rompió la ventana”.
Se pensó en preparar una máscara con la cabeza de un pez, pero no tenían tiempo material, así que Schenkel compró una cabeza de una carpa grande en el mercado de pescado de la Avenida Fairfax de Los Ángeles. La llevó de vuelta a su estudio y le extrajo toda la carne blanda de su interior. La montaron como una máscara, poniéndole un pequeño cordel para unir los dos extremos, y se la dio a Van Vliet para que se la pusiera. A pesar de su penetrante olor, Van Vliet la llevó encima durante las dos horas que duró la sesión de fotos en el estudio de Cal Schenkel en Melrose y La Brea (Los Ángeles). Como pesaba tanto, Van Vliet hubo de sostenerla con su pulgar, como se puede comprobar en la imagen que finalmente se eligió.
La indumentaria de Captain Beefheart aquel día la completaba una chaqueta verde con cuello de lana y, cubriendo su cabeza, un largo sombrero de copa negro tocado con un volante de bádminton en su parte superior. Tanto le gustó su papel que comenzó a tocar un saxofón, algo que Schenkel documentó en una película casera de 8 mm. El contraste con el rosa del fondo era sumamente poderoso, y sobre ello se colocó en el diseño final una tipografía sobria que a Schenkel no le gustaba porque pensaba que debía ser más poderosa, pero que finalmente aceptó a petición del propio Frank Zappa.
Para la contraportada, el artista John Williams dibujó un diagrama con la cabeza del pez. Al mismo tiempo, Schenkel disparó algunas fotos en el estudio y otras en la casa que el grupo compartía en las colinas Woodland. Finalmente, se acabaron decantando por una de ellas, en concretó aquella en la que el quinteto posaba en un puente de la propiedad que servía para cruzar un barranco en pendiente, en una imagen filtrada por los rayos del sol.
La carpeta interior desplegable mostraba imágenes del grupo hechas por Ed Caraeff y tomadas de la misma sesión, que Schenkel solarizó y trató químicamente con infrarrojos y diversos filtros. La aspiradora que se mostraba en las mismas ya había aparecido en el disco de Frank Zappa Hot Rats, editado un mes antes, para acompañar la letra de “Willie the Pimp”, que contaba con la voz de Don Van Vliet.
Las primeras ediciones del disco venían acompañadas de un libreto de 6 páginas, ilustrado por alguien llamado The Mascara Snake (La máscara serpiente), que no era otro que el primo de Van Vliet, Victor Hayden. En la primera de sus hojas aparecía un retrato escolar de Don Van Vliet y en la final un poema titulado ‘Manta Ray’.
Además, la primera edición promocional enviada a los medios de comunicación incluía un sobre con poemas encabezado por una cita de un disc jockey ficticio que decía lo siguiente: ‘»Dachau Blues’ es un gran corte. Ojalá alguien humano lo hubiera grabado”. En concreto eran cinco poesías de Van Vliet escritas a mano, una por cada miembro de la banda, todos menos John «Drumbo» French. El baterista, que había sido expulsado violentamente del grupo tirándolo por unas escaleras después de acabar la grabación del disco, tampoco aparecía en las fotos del álbum ni en los créditos del mismo.
Siete años después, Don Van Vliet y Cal Schenkel expondrían conjuntamente en la Galería Greenfields, de la Universidad de Olympia, en Washington, donde un joven Matt Groening estudiaba. Tal vez allí se empezase a fraguar inconscientemente la obsesión de este por Captain Beefheart, que se revelaría años después. Los dos responsables de aquel disco y su portada nunca volverían a trabajar juntos. No era necesario: en una sesión habían captado perfectamente el contenido de aquel álbum hilarante, alucinante, y desorientador, hermoso y feo a la vez, que es para quien lo contempla y escucha como una amalgama de todo lo que conoce y no conoce. Le iba como anillo al dedo, incluso disculpándoles que pusieran en su título que se trataba de la réplica de una máscara de una trucha, cuando realmente se trataba de una carpa gigante.
–
Anterior entrega de Las mejores portadas del rock: The Pogues, “Rum, sodomy & the lash”.