“‘Matrix’ utiliza una electrónica y estilos mucho más modernos y actuales, realmente perfectos para esta historia cargada de cyberpunk, y muy arraigada en los conceptos e ideas de Philip K. Dick y William Gibson”
Rompiendo con las bandas sonoras que se hacían a finales de los 90, con la electrónica en desuso en las salas de cine, Don Davis configuró la música de la saga “Matrix”. Una partitura espectacular y apabullante, como afirma nuestro crítico Fernando Fernández.
Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.
“Matrix” (The Matrix”)
Música de Don Davis, 1999
El menosprecio hacia la composición musical del cine actual puede tener que ver con dos razones: una, la introducción de la electrónica, algo que los amantes de la música orquestal no terminan de considerar al mismo nivel, y dos, la preponderancia de unos sonidos y recursos utilizados en exceso, lo que hace que muchas bandas sonoras de acción y aventuras suenen tremendamente iguales y sin personalidad. En este saco, el principal culpable al que se señala es Hans Zimmer, aunque seguramente tengan más culpa de ello los productores de dichos proyectos. Sin embargo, a punto de comenzar el nuevo siglo, cuando el romanticismo orquestal estaba en auge con bandas sonoras como “Titanic”, “Braveheart” o “Apollo 13”, fue cuando Zimmer ofreció alguno de sus mejores trabajos con “La delgada línea roja”, “El rey León” o “La roca”. David Arnold nos asombraba con “Independence day” y “Stargate”, y veteranos como Jerry Goldsmith y John Williams seguían dando guerra con “El primer caballero”, “L.A. Confidential”, “Parque Jurásico” o “La lista de Schindler”. Y en medio de ese contexto, surgieron de la nada los Wachowski, unos cineastas con una visión especial a los que acompañaba el casi desconocido hasta entonces Don Davis.
Muy criticada por una legión de detractores, especialmente por sus exageradas e incomprendidas secuelas, “Matrix” cambió la manera en que el cine de acción y los efectos visuales podían contar historias. Dudo mucho que cualquiera que viviera esos primeros y espectaculares trailers no disfrutara y salivara ante lo que iba a llegar a las pantallas. La visión de los Wachowski era tan clara y espectacular que incluso consiguieron que Warner, tras aprobar un presupuesto de diez millones de dólares, lo multiplicase por siete tras gastar todo el dinero en el rodaje de la espectacular primera escena de la película, en la que utilizaron decorados de “Dark city”, una película con la que tiene bastantes puntos en común. Esa sensación de ir peleando por conseguir cada dólar que pudieran, para mantener la integridad de esa visión, también afectó a Don Davis. Él compuso mucha más música para la cinta, puesto que bastante de la música previa que los directores querían utilizar no contaba con los derechos y desconocían si iban a poder usarla. Pero eso no iba a frenar la idea que el compositor tenía en mente para este proyecto. Si hay una palabra que define la banda sonora de esta saga, es inmensa.
Desde esa primera y espectacular escena, la música no tarda un segundo en mostrar sus cartas. Brutal, apabullante, sobrecargada y espectacular, y eso solo en los primeros cuatro minutos de la saga. De la nada había surgido la partitura, una música que no tenía nada que ver con cualquiera de esas otras bandas sonoras que comentaba al inicio. No se parecía en nada a ninguna otra banda sonora, punto. Lo más cercano que podría señalar sería alguno de los trabajos experimentales de Goldsmith en los 70, o “Viaje fantástico” de Leonard Rosenman, pero incluso esta comparación es realmente injusta para todos. Porque “Matrix” utiliza una electrónica y estilos mucho más modernos y actuales, realmente perfectos para esta historia cargada de cyberpunk, y muy arraigada en los conceptos e ideas de Philip K. Dick y William Gibson.
Davis no era un recien llegado a la música para el audiovisual. Solía trabajar detrás de otros como orquestador y ya había compuesto para la televisión en varias ocasiones. Entre esos trabajos se encontraba la opera prima de los Hermanos Wachowski, el estupendo thriller clásico y negro “Lazos ardientes” para el que compuso una maravillosa partitura clásica. Para “Matrix”, los directores le pidieron que la música no sonara como ninguna otra banda sonora de las que en aquellos momentos eran éxito en taquilla. En una década en que la electrónica estaba volviendo a caer en desuso, excepto por Hans Zimmer, Davis optó por marcar su música utilizando principalmente la disonancia, con multitud de capas de sonidos que entran en conflicto entre sí creando una especie de “caos orquestal ordenado”. Y, por supuesto, una electrónica que parece empapar e invadir la partitura por debajo. Davis juega deformando algunos de los sonidos de orquesta, especialmente cuando la «realidad» deforma la historia de lo que vemos en la película. Como elemento final, utiliza el acompañamiento de inmensos coros para agregar una fuerza y masa impresionantes en escenas clave.
En la banda sonora hay multitud de motivos, aparte del tema que simboliza a la propia “Matrix” y que se escucha en los créditos de apertura de todas las películas de la saga. Davis utiliza esa lucha entre dos notas discordantes cada vez que “Matrix” esta siendo manipulada. Es maravilloso ese inquietante burbujeo de electrónica que aparece cada vez que el agente Smith está en pantalla, ese indicio de tema de amor que madura a lo largo de las tres películas. En su conjunto, la banda sonora es más bien una partitura de suspense y terror, pero cargada de acción. Davis crea tensión y malestar en la música construyendo capas de música disonante. Toda la primera mitad de la banda sonora está dominada por esta música intrincada y preocupante, pero poco a poco la historia va entrando en acción y la música se vuelve mucho más densa y furiosa. El resultado final es una música realmente grandilocuente, mucho más compleja y trabajada de la que sería pionero Zimmer para sus proyectos de acción.
Ediciones discográficas
Finalmente, Davis no fue responsable de la utilización de la música tecno en la película, pero compuso su música de manera que no quedase fuera de lugar, por eso en ocasiones es realmente complicado saber dónde acaba y empieza su trabajo. Si le añadimos la complejidad de su tarea y sus disonancias, muchos aficionados solo recordaran estos temas tecno usados en la película. De ahí que se hayan publicado recopilatorios de las tres películas y otros trabajos “inspirados” en ellas que dejan totalmente de lado la magistral conjuncion de musica orquestal, coral y electrónica de Don Davis. Algo un poco vergonzante, ya que el resultado es una verdadera joya y un trabajo absolutamente único e incomparable a comienzo del siglo XXI.
Esto quedó parcialmente solucionado cuando Varese Sarabande lanzó una edición de la partitura de Davis con treinta minutos de música. El problema es que no incluía absolutamente nada de la música de la parte central, y dejaba fuera gran parte de la magistral música de acción final. El malestar de los aficionados quedo parcialmente solventado cuando en la primera edición de la película en deuvedé se incluyó una banda de sonido aislado con toda la partitura y comentarios del propio compositor. Posteriormente, en 2008, la propia Varese Sarabande enmendó su error publicando una edición limitada y completa, con más de setenta y ocho minutos de música de Davis en una edición limitada de la banda sonora. Esta última es la recomendada, junto a esa impagable pista de audio de la primera edición en deuvedé, suficiente para disfrutar del agradable sabor que deja el intrincado trabajo de Davis.
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Anterior entrega de Las grandes B.S.O.: “E.T., el extraterrestre” (1982), música de John Williams.