Para celebrar la segunda edición del libro “Sabina. Sol y sombra”, su autor, Julio Valdeón, y Juan Puchades seleccionan diez temas de los escritos por el trío formado Joaquín Sabina, Pancho Varona y Antonio García de Diego, que tantas alegrías sonoras nos ha deparado.
Selección y textos: JUAN PUCHADES Y JULIO VALDEÓN.
Así, en orden de aparición, situamos a Pancho Varona y Antonio García de Diego en el titular de esta entrada, por veteranía al ejercer de brazos derechos de Sabina en sus canciones. Compositores insustituibles que han dejado decenas de canciones inolvidables que son tan de Sabina como de ellos, tan suyas como nuestras. Hemos seleccionado temas escritos por los tres, o en dúo por Sabina y Varona, que es quien más tiempo ha permanecido a su lado. Una selección que muestra los distintos recursos que manejan dos compositores (también productores en muchas de sus obras) que han logrado entender la singularidad de Sabina como pocos, porque para poner en pie sus canciones hay que saber de géneros, de estilos, de rock anglosajón y de rumba, de milonga y ranchera, de chanson y tarantela… y de esos cada vez quedan menos.
1. ‘Ciudadano cero’ (1985)
Junto con “Balada de Tolito”, estreno de Pancho Varona al lado de Sabina. Primer acercamiento al género negro, a Raymond Chandler, James M. Cain, Ross Macdonald, etc., para una canción entre el ‘Badlands’ de Terrence Malick y el vitriolo castizo de un Rafael Azcona. Sabina ya escribía historias con pulso del mejor guionista mientras el guitarrista muestra los primeros signos del excelso compositor en que iba a convertirse.
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2. ‘Con la frente marchita’ (1990)
Con la colaboración de Sergio Castillo, el trío De Diego, Sabina y Varona viaja por la memoria de una Argentina atormentada para entregar la crónica poética de unos tiempos oscuros. Asombra la autoridad que destila tratándose de una de sus incursiones fundacionales en géneros alejados del rock y el pop. Pocas veces una canción ha recusado las maniobras de los verdugos con la eficacia de esta inmensa balada, enemistada con el dogmatismo. Opera de forma milagrosa como canción de pérdida individual y, también, colectiva.
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3. ‘Conductores suicidas’ (1992)
Una de las más conocidas, y celebradas, del repertorio sabiniano, con letra inspirada en las andanzas (fabuladas y ampliamente incrementadas, no se crean) de Manolo Tena y musicada por Pancho Varona (con la ayuda de Javier Vargas) siguiendo el estilo de uno de los mitos mayores de Sabina e influencia inexcusable: J.J. Cale.
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4. ‘La del pirata cojo’ (1992)
Clásico inoxidable surgido de manera febril en el que Sabina relata las vidas imposibles que le gustaría vivir (incluso las que no: “¿Policía? Ni en broma”) con una de esas retahílas de versos como ráfagas imposibles de olvidar (pese a lo difícil que resulta memorizarlos dado su volumen). Varona y De Diego, crecidos, sacan adelante un rock fibroso pleno de tensión. ¡Cómo canta Sabina!
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5. ‘Ruido’ (1994)
Aviso para despistados: esta es la primera rumba grabada por Sabina. Creada inicialmente desde una letra de Pedro Guerra, Sabina la reescribió, Varona le puso música y junto a Antonio García de Diego la remató en el estudio como una rumba extraña, a ratos melancólica, a ratos inquietante, siempre exquisita.
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6. ‘Aves de paso’ (1996)
Un prodigioso riff de guitarra, cortesía de Antonio García de Diego, para que el trío facture un medio tiempo calcinado por la fugacidad de las cosas y el suave consuelo que ofrecen los besos robados. Una canción de amor sin cursilerías ni falsas promesas. Monumental.
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7. ‘Contigo’ (1996)
Sabina se marca un estribillo digno de Quevedo mientras Varona y García de Diego le tejen la mejor de las músicas imaginables. La pedal steel, siglos antes de que el 99% del censo de los músicos españoles quisiera emular a Gram Parsons, refuerza su impacto crepuscular. Es hielo abrasador, es fuego helado…
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8. ‘Y sin embargo’ (1996)
Lo contamos en “Sabina. Sol y sombra”: que el día, más bien la noche, en que Sabina se la estrenó, guitarra en mano, a su amigo Caco Senante, este le respondió que había escrito una tonada a la altura de ‘Yesterday’. Dio muchas vueltas en el estudio. Hasta que comprendieron que no era necesario tocar más su esbelta arquitectura de bolero eléctrico.
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9. ‘Peces de ciudad’ (2002)
Música muy inspirada de Sabina sobre una idea de Pancho Varona, quien también creó el arranque, para un tema que primero grabó Ana Belén pero que, afortunadamente, Sabina también incluyó en “Dímelo en la calle”. Letra del que ha vivido y contempla el pasado, y una música que engarza con completo dominio la escuela de la chanson con el folk rock estadounidense, porque para trabajar con Sabina no basta con conocer cada detalle de las discografías de Dylan, los Stones y los Beatles: hay que ser una enciclopedia de música popular.
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10. ‘Crisis’ (2009)
Enérgica pieza de “Vinagre y rosas” para reafirmar el pulso del trío frente a la irrupción como invitado de Leiva, que firma ‘Tiramisú de limón’, y sobre todo de un gigante Rubén Pozo, autor de la descomunal melodía stoniana que propulsa ‘Embustera’. El único pero a la obra de Sabina son aquellos rockanrolitos primeros con excesivo énfasis en el diminutivo, aquí corregido a zarpazos. Una canción que conjura la crisis que transformó el mileurismo en chollo.
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Bonus Track:
‘Leningrado’ (2017)
En el irregular “Lo niego todo” el equipo médico habitual está ausente —por momentos se evidencia en exceso—, pero otro de los compositores clásicos (historia viva del rock español y guitarrista de directo de Sabina), logra sacar la cabeza y firma una de las canciones inexcusables del disco: Jaime Asúa, que bien merece cerrar esta lista. El ex Alarma!!! musica en ‘Leningrado’ una letra con la que el Sabina más literario relata con maestría (en solitario) el fin de las utopías, los sueños hechos pedazos por la realidad de la vieja Europa. Asúa, como sus amigos Varona y De Diego, maneja el código esencial y pespunta una melodía que une los mundos (rock y canción de autor europea, y viceversa) que han hecho único a Sabina.