«Soy una enamorada de las voces. Sin querer, las relaciono con texturas distintas, según lo que me sugieren al oírlas o en el marco en el que están englobadas. Por el timbre, la cadencia, mi propia evolución y estilo, si tuviese que decir un material del que está hecha mi voz, sería el agua»
Después de recorrer medio mundo, mezclarse con músicos de todos los acervos en Granada, bailar en el elenco de Omar Faruk Teklibek y conquistar con su voz a Lila Downs, Lara Bello lanza su primer álbum, “Niña Pez”. Desde Nueva York, donde reside en la actualidad, explica para EFE EME los detalles de este ambicioso proyecto, cincelado codo con codo con el pianista Ángel Andrés Muñoz.
Texto: EDUARDO TÉBAR.
Foto. KRUM KRUMOV.
¿Cantautora o bailarina? ¿Intérprete o actriz? Lara Bello se lo pone difícil a los catalogadores. La granadina debuta con “Niña pez”, emotivo y grácil cancionero edificado como una Torre de Babel. Músicos y textos de los dos hemisferios socorren a esta creadora cosmopolita en su océano global. “Larita es una cantante dotada con un instrumento de timbre inusual y lindo”, comenta la mismísima Lila Downs. En su estreno, presta albergue al jazz más aflamencado, devaneos arábigos y el influjo latino. Pero, sobre todo, Lara es espectáculo. Y este disco, además de escucharlo, hay que verlo.
Niña o pez, lo cierto es que te ha salido un disco escurridizo.
Al final, todo ha llevado a que sea algo acuático, pero con un toque de reciclaje, de artesanía, de algo hecho a mano, como se ve en el diseño. Creo que estas canciones, algunas de ellas compuestas hace muchos años, y otras más recientes, son mi carta de presentación. Canciones sencillas pero con un trasfondo elaborado a nivel musical y poético. El pez es una figura que me ha seguido a lo largo de mi vida, un símbolo con el que me he identificado desde que era bastante pequeñita. Con respecto a la música, los arreglos giran como un juego entre el piano y la voz, donde parece que se entrelazan, nadando juntos y sosteniéndose entre ellos, como un viaje.
Y nadas en diversas músicas. ¿Huyes de la bandada?
La idea de la magia que se oculta en lo más escondido del mar me parecía semejante al desarrollo de mi carrera artística, donde en ocasiones no han sabido clasificarme en ningún estilo, como si naciese un animal raro, de repente, desde esos mares. Y la gente lo mira con curiosidad, lo analiza, pero no saben realmente qué es. La idea de todo el disco ha ido surgiendo con facilidad, prácticamente ha llegado sola, sin esfuerzo. No podía haber sido de otra forma. Así nació “Niña pez”.
Cuentas que tienes una voz de agua. ¿Nos lo explicas?
Sí, yo soy una enamorada de las voces. Sin querer, las relaciono con texturas distintas, según lo que me sugieren al oírlas o en el marco en el que están englobadas. Por el timbre, la cadencia, mi propia evolución y estilo, si tuviese que decir un material del que está hecha mi voz, sería el agua.
Cantas en español, en inglés, en árabe, ¡hasta en japonés! ¿Ataque de poliglotía?
Me encanta experimentar en otros idiomas, porque la sensación física y la colocación de la voz a la hora de cantarlos es diferente. Da mucha riqueza a las canciones y a las letras. Se puede jugar con estilos distintos. También es bonito poder expresar algunos sentimientos con palabras que existen en un idioma, pero en otro no. En el tema en japonés ocurre esto. Para contar lo que cuenta, no habría podido ser en otro lenguaje.
En ella hablas de la variedad de ritmos étnicos que habitan en Granada. ¿Es la multiculturalidad albaicinera que tanto te inspira?
¡Puede ser! A mí Granada me inspira mucho. ¡Yo no soy muy nacionalista, ni muy patriótica! No me gusta alardear de haber nacido en un sitio u otro, pues eso me parece algo circunstancial. Pero siempre digo que miro las cosas desde los ojos de una granadina, porque de allí soy. Y, culturalmente, he crecido en ese ambiente. De allí son mis raíces, mi familia. Allí aprendí a convivir y aprendí lo que es la vida. Me encanta la magia que tiene, los grandes artistas que han nacido de allí, ese aire de melancolía de las calles. Así que Granada siempre forma parte de mi música.
Aunque afrontas las canciones desde una perspectiva jazzística y flamenca. ¿Pesa tu bagaje en los últimos años?
Sí, se debe a las influencias que he tenido. Allí están esos dos estilos dando pinceladas dentro de mis canciones, siempre con una visión muy personal. Tampoco a mí me han gustado nunca las clasificaciones, que en la mayoría de las ocasiones dan lugar a prejuicios. Simplemente hago mi música, lo que siento, y que cada uno la ubique en su corazoncito donde quiera.
En los arreglos asume un papel fundamental el pianista Ángel Andrés Muñoz, curtido en la escena del jazz y la música clásica en Andalucía. Él sabe mucho de trabajar con voces femeninas. ¿Lo elegiste por esa razón?
Lo elegí por muchas razones, quizás ésta que comentas sea una de ellas. Ángel es un pianista que tiene mucha experiencia trabajando con voces, sabe acompañar y dar el soporte que necesitan. Sabe integrar el piano –en este caso todos los instrumentos– con ellas. Me gustó también su visión de la música, la sutileza con la que sabe jugar. Su propio trabajo fusionando flamenco, jazz y música clásica, me parece de un gusto exquisito, siempre con personalidad y sin caer en tópicos.
Los jurados de certámenes como «Cantigas de mayo» han alucinado por el hecho de que una cantautora baile. ¿A ti te parece tan extraño?
Bueno, yo quizás no lo veo muy extraño, pues me parece natural. La voz forma parte del cuerpo, pero quizás pueda entender que les haya resultado extraño, o sorprendido, una puesta en escena o un estilo al que no estaban habituados.
En realidad, cuidas mucho la puesta en escena, los trajes y la teatralidad en los conciertos.
Para mí, subirse a un escenario es una obra de arte en la que muchos sentidos corporales entran en acción. Por un lado, el oyente puede escuchar un disco y sentir la música en cualquier momento del día. Pero cuando alguien va a “ver” un concierto, debe ser algo más que eso. Por ello, me gusta ponerle dedicación para que visualmente todo vaya acorde con la música, para que sea un viaje, un momento en que todo el cuerpo esté receptivo y atento. Algo más integral.
Granada, Madrid y Nueva York. ¿Cómo llevas el trasiego por los ambientes artísticos de estas ciudades?
Muy bien. Me gusta lo que me aporta cada ciudad, su esencia distinta. Cada una de ellas despierta en mí diferentes sensaciones y motivaciones. Ahora estoy en Nueva York, donde echo en falta a la familia, a los amigos. ¡Y la comida! Sin embargo, me encanta la mezcla de culturas que se vive aquí. Realmente estoy empapándome de nuevos ritmos, de nuevas voces. Resulta excitante vivir en una ciudad donde la música está a flor de piel. Donde encuentras grandes músicos en cualquier esquina. En cualquier bar, por pequeñito que sea, ahí están tocando.
Lila Downs ha declarado su admiración por ti. ¿Ruborizada?
Lila Downs es una mujer muy especial. Ha sido una figura muy importante en el proceso de grabación del disco. Y una referencia esencial como artista y persona. Que ella me dedicase esas palabras lo tengo guardado como uno de los grandes tesoros de mi vida. Es una de las voces que más me ha tocado al corazón. Tenemos una relación muy bonita. Y, sobre todo, siempre que tengo ocasión de verla y oírla cantar, no me lo pierdo.
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PRÓXIMOS CONCIERTOS DE LARA BELLO:
Jueves 25 de febrero, Nueva York. Zinc Bar
Jueves 18 de marzo, Madrid. Libertad 8
Viernes 30 de abril, Nueva York. Shrine