«La sombra de ayer», de Lukah Boo

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DISCOS

“Especial para aquellos que aún quieren ver en las canciones sensaciones y sentimientos, notar que les hablan de cosas cercanas, recibirlas vivas y eléctricas, pero también recogidas»

lukah-boo-17-08-16

Lukah Boo
“La sombra de ayer”
ROCK INDIANA

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Siendo un espléndido grupo, los Happy Losers pasaron desapercibidos tanto en los 90 en que se fundaron como en 2013, que los vio en un pequeño retorno. Tony Sáenz, que fue su cantante, se ha reencarnado en Lukah Boo, y en este segundo disco parece seguir el mismo injusto y terrible camino, el de unas canciones que podrían encandilar a una mayor cantidad de público, tienen prestancia para ello, y quedarse únicamente en algunos degustadores de buen paladar. No hay esas corrientes eléctricas de su grupo nodriza, aquí la energía es la misma, pero más serena y ya la preciosa melodía que abre ‘Ocho y diez’ da el tono más íntimo, e incluso inicia un camino que podría llevarlo al melodramatismo pero, elegante, nunca se arrima a él.

Hay también guitarras, claro, incluso se podría decir que efervescentes en ‘Si tú no estás’ –pura nueva ola a lo The Romantics– o cubriéndolo todo como en ‘Huyendo de ti’, de preciosas escenas de bajo, pero en general se dejan llevar por melodías arrebatadas. Puro pop que tiende a la melancolía como en la seductora ‘La sombra de ayer’, que cierra el disco como corte décimo y presenta un ukelele y un cuatro en las manos de Xoel López. Una nostalgia que incluso se derrama en aquellas que tienen bases electrónicas como ‘Si no estás tú’.

Nada en todo caso que no sea una línea corriente y oculta en este país, las canciones de José María Granados en solitario o Miguel Ángel Villanueva tienen este mismo impulso, y sobre todo la construcción, las armonías de la parte central del disco recuerdan a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán; la misma indolencia elegante, la misma sensibilidad otoñal; ‘La lluvia no descansa’, ‘Durmiendo con la novedad’ o ‘Lina’, incluso teniendo esta última guitarras a lo Status Quo y un estribillo0 cercano a La Granja, están construidas con el magisterio de esos cantautores de los setenta que sabían ser costumbristas e íntimos y lo envolvían todo en delicadeza.

Especial para aquellos que aun quieren ver en las canciones sensaciones y sentimientos, notar que les hablan de cosas cercanas, recibirlas vivas y eléctricas, pero también recogidas. Como un pequeño aguacero con relámpagos allí a lo lejos.

Anterior crítica de discos: “Totally stripped”, de The Rolling Stones.

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