Jennifer López no quiere que conozcamos las intimidades de su relación marital con el camarero Ojani Noa y ha logrado que un juez impida la salida del libro que sobre el asunto había preparado. Además, deberá pagarle a la buena de JLO 400.000 euros por daños y perjuicios, ¡y eso que el libro no se ha publicado! Todo esto porque ambos habían firmado un acuerdo prematrimonial de confidencialidad. Según la prensa, en el libro Noa contaba las supuestas infidelidades de ella. El título del libro no tenía desperdicio: La verdad desconocida: el retrato pasional de un serial de suspense. Guauuuuu.
Un periódico serio viene a decir que a la modelo Kate Moss le ponen los rockeros (suponiendo que Pete Doherty lo sea…) y ahora, dos meses después de romper con ese-al-que-siempre-pillan-con-la-manteca-encima, ya tiene nuevo noviete: El guitarrista londinense de la banda angloamericana indie The Kills, un tal Hince, tambien conocido como Hotel (¿?), al que parece que le molan las modelos porque su anterior novia fue Valentine Fillol-Cordier, otra Top. Qué líos, ¿no? Y mientras, el pobre de Pete Doherty solo y drogándose con avaricia. Pero, entre colocón y colocón, ha tenido tiempo de preparar con su grupo, los Babyshambles, un nuevo disco. Cuando este se publique, por vez primera en mucho tiempo, Doherty será noticia por su trabajo y no por sus aficiones…
No damos crédito: Leemos que un grupo de fans recoge firmas para que regrese ¡Vicky Larraz! Alucinante. Por si no la recuerdan, Larraz fue la primera cantante de Olé Olé –quienes, por cierto, hace poco han regresado, aunque, afortunadamente, a nadie ha parecido importarle–, aquella que cantaba que iba a mil y no podía parar. Pero, volviendo al asunto: ¿Para qué sirve recoger firmas; para convencer a la cantante; a su círculo íntimo; a alguna discográfica; a la sociedad en general? ¿A quién se le envían las firmas? ¿Cuántas firmas hacen falta para que alguien regrese? ¡Qué cantidad de dudas!
Para acabar, nadie mejor que Britney Spears, que ha indignado a la prensa por su actuación en la gala de unos conocidos premios televisivos (evitamos conscientemente el nombre de los mismos para no hacer publicidad de ese canal televisivo que tanta repulsión produce) interpretando su nuevo single, «Gimme more», y que no han dudado de calificarla de vergüenza e incapaz de seguir el playback, destacando su mirada perdida, además se meten con su modelito y su lamentable baile. Y bueno, todo es verdad: Su bikini dejaba cruelmente al descubierto sus cada vez más robustas carnes y hemos visto a alguna foca moverse (no ya bailar) con más soltura que ella. Pero, es que esta mujer está muy mal y, precisamente, la prensa tiene mucho que ver en ello. Por cierto, que de la canción de marras (dance filtrado para consumo masivo), ni comentario.
Anterior entrega de La Semana Bizarra.