¡Cómo sobrellevaríamos el verano en esta sección si no tuviéramos a Britney Spears y a Amy Winehouse! Ellas dos sí que saben mantener el listón alto, viven al filo de la noticia y nos entretienen todo el año, no como todos esos que, en cuanto llega el verano se esconden para tomar el sol y nos dejan sin las habituales dosis de bizarrismo. Ay, que así no hay quien trabaje. Así que vamos con nuestras dos estrellas semanales.
Tras más de siete meses de permanencia en la isla caribeña de Santa Lucía, la buena de Amy Winehouse ha regresado, entre lágrimas al abandonar su retiro, a Londres. Y, como no podía ser de otro, en el horizonte le esperan nubarrones. Y es que esta misma semana tiene que pasar por el juzgado para declarar sobre una agresión a un fan (¿recuerdan que hace unos meses Amy se gastaba una derecha demoledora?). También tiene encima de la mesa la demanda de divorcio por infidelidad que ha presentado el angelito de Blake Fielder-Civil y que todo apunta a que se resolverá con más o menos rapidez dependiendo del dinero del que quiera desprenderse ella. Por último, su discográfica ha rechazado los temas que ha compuesto en Santa Lucía aduciendo que son demasiado reggae y que se alejan en demasía del estilo que le ha dado fama, al tiempo que le exigen que se dé prisa en tener nuevo material pues su último álbum salió hace tres años. Por otro lado, los bocazas de sus padres le han pillado gusto a lo de ventilar en los medios lo malita que está su hija y aprovechan cualquier oportunidad para explicar lo preocupados que están por Amy: Ahora aseguran que no parece que en Santa Lucía se haya rehabilitado. Venga, señores, más madera para la máquina, que, total, ¡sólo es su hija!
La que también está preocupada y con la autoestima por los suelos es Britney Spears. La chica, durante el descanso de varias semanas de su gira se ha echado, como el que no quiere la cosa, seis kilos al cuerpo debido a su afición a la comida basura. Pero ya ha oído –o leído– que se comenta lo gorda que está de nuevo y la pobre mujer se pasa el día llorando. Por si no tuviera suficiente con sus problemas de sobrepeso, ha recibido –al igual que su amiga Madonna– amenazas de muerte ante sus conciertos en San Petersburgo. A ver si saca algo positivo de esto y, con los nervios, pierde el apetito.
Del fantasma de Michael Jackson que ronda Neverland, de la madre de sus hijos, del cirujano plástico que asegura que no los engendró y demás asuntos relacionados con la difunta estrella, ni mentarlos aquí. Que todos los medios nos asedian con ellos.
Ahora, sí, pertrechados de toalla, crema solar, cubo, pala, flotadores y Colajets, nos vamos a la playa hasta la semana próxima.