El mundo puede dormir tranquilo: Esta semana se ha desmentido que Michael Jackson se haya casado con la niñera de sus hijos. Es una gran noticia porque nos evita próximos episodios tratando de «pillar» la foto de la pareja y, cómo no, el consecuente divorcio y sus largas secuelas periodísticas. Qué alivio.
Concierto en el Teatro Apollo de Nueva York para «impulsar una iniciativa que anime a los jóvenes a mejorar el mundo» (sí, enrevesado y difuso argumento) con la presencia de Bill Clinton, Shakira y… cómo no, ese hombre que parece el embajador mundial de las causas solidarias y que siempre logra salir en la foto. Acertaste: Hablamos de Bono, al que cualquier día le van a dar un premio Nobel de la Paz o similar. ¿No será a eso a lo que en el fondo aspira una vez alcanzada toda la riqueza y fama imaginable?
De verdad que nos agotan las estrellas del pop que creen necesario contarnos sus problemillas e intimidadas. Pero, bueno, ahí está de nuevo George Michael, quien desde la BBC ha hecho saber al mundo que está intentando reducir su consumo de marihuana. «Estoy constantemente intentando fumar menos marihuana. Me gustaría consumir menos y en cierto grado es un problema», declaró, pero añadió de forma contradictoria que «¿Es un problema en mi vida? ¿Está condicionando mi forma de vida? Realmente, no lo creo. Soy un hombre feliz y puedo permitirme mi marihuana». George, estás un poco confuso (¿será cosa de la maría?), cuando te aclares, se lo cuentas a tus íntimos…
En la misma onda, Christina Aguilera ha explicado a quien quiera oírla que no lamenta no asistir a las fiestas de Hollywood, ya que prefiere pasar noches acogedoras en casa en compañía de su marido, con el que disfruta de todas las maneras… Vale, Christina, mejor no entres en detalles.
De normal en esta sección rescatamos de la prensa momentos bizarros protagonizados por bocazas, casquivanas estrellas del pop y todo tipo de livianos divertimentos. Pero, permítannos que esta semana la cerremos acusando de bizarrismo a la mayoría del sector musical español. Sí, porque no es muy de recibo que el excelso Franco Battiato llene el Palacio de Congresos Municipal de Madrid con un concierto que todas las críticas definen como sublime y, sin embargo, Battiato, uno de los músicos europeos más inquietos e imprescindibles que tenemos, no exista para los medios (especialmente para la radio y la televisión) y sus discos, cuando se editan entre nosotros, no merecen la menor difusión por parte de su discográfica. Sintomático del estado de deterioro cultural-musical que hemos alcanzado. Así nos luce el pelo.
Anterior entrega de La Semana Bizarra.
