Es el decimoquinto año ya y uno no sabe si admirar más la nobleza del cartel o la prestancia de los organizadores. Nobleza porque no han variado un ápice sus coordenadas desde el 1994 en que empezaron a programarlo y prestancia porque el cartel, como cada año, expone un elenco de figuras consagradas a la par de descubrimientos recientes de los dos sufridos, elegantes y acertados amigos que lo llevan sobre sus hombros. Se llama “Minifestival de Música y Cultura Independiente de Barcelona”. Lo de Minifestival por modestia, por contar sólo con una sala y por elevar a artistas que llevan editadas pocas –o ninguna– referencias, pero no tiene nada que envidiar a cualquiera de los establecidos. Porque además programa actividades paralelas que intentan indagar en las entrañas de la cultura vigente, la que buena o mala –que eso lo sancionará el futuro– está bullendo a nuestras espaldas.
Así inician para este año una muestra de cine de pequeño –y clásico, añado– formato y un rally en que los participantes pueden grabar su propia película mientras sortean y se enredan con actuaciones musicales de Minimal o Nacho Umbert. Será en el Convent de Sant Agusti de Barcelona –la calle es Comerç, 36 y el monasterio está rehabilitado para estos eventos– el 20 de febrero desde las once de la mañana. Al mismo tiempo que la diversión cinematográfica y el concurso con itinerarios, planos obligatorios y emulsión en blanco y negro abierta a todo el público, habrá una pequeña exposición de aparatos cinematográficos con ejemplos de formatos o revelado y proyecciones de cine mudo clásico.
Pero el día grande es el 27 de febrero y estrenarán ahí nuevo espacio. A partir de las 17:30 –por diez euros anticipada y doce en taquilla- se estrenará el Espai Jove La Fontana en Gran de Gracia 190. Allí hay a partir de las 16:00 debates sobre el movimiento indie de los 90 en los que participará el elenco fundamental de la jornada. Un elenco que se compone de nombres tan fundamentales como Antonio Arias que sólo por haber sido parte fundamental de 091 o Lagartija Nick merece la pena, sin contar con el disco que presenta dedicado a la astronomía y con letras de una nutrida élite de poetas contemporáneos. O como Luke Haines, que pasó de The Servants a The Auteurs para ahora reinventarse más sesentero y ácido. O la vuelta al shoegaze con Mark Gardener de Ride. O a las esencias folk de Rebecca Gates y Emily Jane White. Para acabar por grupos actuales como los barceloneses Mujeres que están en boca de todos como la gran esperanza blanca.
Como siempre febrero –siempre es éste el mes del Minifestival– se presenta lleno de nueva y juvenil excitación y con nostalgias pero también con futuro. Disfrutemos de él mientras transcurra.
CÉSAR PRIETO.