Tras determinar que Cornell se suicidó, la policía de Detroit ha reconstruido sus últimos 90 minutos de vida. Según la investigación policial, Cornell se encontraba a las 11:30 pm en su habitación del hotel cuando su guardaespaldas, Martin Kristen, le ayudó con un problema de su ordenador y le dio dos píldoras de Ativan, que tomaba para combatir la ansiedad. Unos cinco minutos más tarde, Cornell habló por teléfono con su mujer, Vicky, quien declaró a la policía que le habló como murmurando y que pudo haber tomado una o dos píldoras extra de Activan. Su voz “no sonaba como si estuviese bien” y además estaba “grogui”. Le dijo “Estoy cansado” y le colgó.
A las 12:15 am, Vicky llamó a Kristen para pedirle que comprobase cómo se encontraba su marido. Este, al encontrar la puerta cerrada por dentro, pidió a la seguridad del hotel que la abriese, pero se negaron al no tratarse de su habitación. Entonces, Kristen echó la puerta abajo, hallando a Cornell en el suelo del cuarto de baño, “con sangre saliéndole de la boca y una cinta roja de ejercicio alrededor del cuello”. El médico del hotel se presentó a las 12:56 am, desató la cinta del cuello e intentó reanimar a Cornell, pero sin resultado. Una unidad de emergencia llegó poco después pero solo pudo certificar la muerte del cantante.
Horas antes de que se hiciese público este informe policial, el abogado de la familia, Kirk Pasich, había declarado a la prensa que “Chris, un adicto en recuperación, tenía una receta para Ativan y puede haber tomado más Ativan de la dosis recomendada. La familia cree que si Chris se quitó la vida, no sabía lo que estaba haciendo, y que las drogas u otras sustancias podrían haber influido en sus acciones”.
