La Pegatina: Fiesta mediterránea

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“Colaborar en una canción te recuerda lo que has vivido con ese grupo, con esas personas y nos parece que mola más, y además creas un momento de química entre los grupos que al final tiene ese lenguaje en común que es la música, creas algo diferente que os identifica”

Con nuevo disco bajo el brazo, “Revulsiu”, y en plena presentación de sus temas en directo, el grupo catalán La Pegatina habla de rumba, influencias, colaboraciones y otras cuestiones con Chema Domínguez.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

Pocas veces una entrevista se asemeja tanto a un viaje. La Pegatina estrena «Revulsiu» en estos días después de elevar nuevamente su marca con «Eureka!» (2013), contar en su haber con éxitos como ‘Mari Carmen’ (2011) y ser uno de los combos más celebrados sobre el escenario. La mezcla de idiomas, músicas y colaboradores que implican sus canciones, pero manteniendo intacta y clara su personalidad, les convierten en un cruce de caminos ideal para olvidarse de etiquetas, modas, marcas y todo aquello que suele esclavizarnos a la hora de disfrutar de la música. Han participado por todo lo alto junto a Manu Chao en el reciente Viña Rock, que cumple dos décadas abriendo el rock a estilos igualmente enérgicos, y preparan una gira americana que empezará por México el próximo mes de junio. Hablamos con dos de sus miembros más adhesivos, Rubén Sierra, voz y guitarras, y Adrià Salas, voz. Ellos, junto a Ovidi Díaz, percusión y coros, conformaron La Pegatina cuyo estreno discográfico fue «Al Carrer!» (2007).

 

El primer tema que ha llegado de «Revulsiu» es ‘Heridas de guerra’, muy activo, muy vital. Abre el disco y parece conectado con el cierre, ‘Y se fue’, una rumbita suave, bajo la idea de algún relato sentimental. ¿Es así o responde a otra cosa?
Adrià: El final habla de desamor, es así. ‘Heridas de guerra’ habla de todas las cosas que te pasan en la vida, las experiencias tanto positivas como negativas, pues hay que aceptarlas y asumirlas, forman parte de ti y está bien, no hay que temer a eso. Son heridas de guerra pero al final forman parte de una noche perfecta, es lo que intenta decir, y dentro de todas esas experiencias algunas de las buenas y malas te las dan los amores, claro. Pero no está pensado así, para abrir y cerrar con el mismo tema, de hecho nunca pensamos así el tema de las canciones tampoco. El orden es tal y como nos apetecería escucharlo si fuéramos público.
Rubén: No es tanto la temática sino lo que te transmite. Está arriba, con caña, luego baja, va subiendo… Es más del estilo, de la energía que te da en el viaje, en el disco, no tanto si es en un idioma o en una temática u otra.

 

Además, en el clip utilizáis el agua como elemento principal, es el verdadero guión.
A: Es un vivir salvaje. Lo lloras y ya estás limpio otra vez. Si lo asumes, se pasa.

 

Habéis formado un repertorio viajero y plagado de colaboraciones. En vuestra discografía podemos encontrar desde Manu Chao a Love of Lesbian. Me pregunto cómo surgen, ¿de las giras, de las amistades…?
A: Son gente que conoces por el camino, en lugar de hacerte una foto para acordarte del momento, haces una canción, de tal forma que quede para el recuerdo. Y es más imperecedero que hacerte una foto. Te recuerda lo que has vivido con ese grupo, con esas personas y nos parece que mola más, y además creas un momento de química entre los grupos que al final tiene ese lenguaje en común que es la música, creas algo diferente que os identifica. Queda para siempre, y si esto algún día acaba, esperemos que sea después de mucho, mucho tiempo, podrás decir “yo hice eso con ese grupo y con el otro”. Es un diario.

 

Eso sí, corréis el peligro de convertiros en una suerte de Pitbull y que os pregunten cuándo llegará de verdad el primer disco de La Pegatina.
A: (Carcajada) Si seguimos colaborando con todo el mundo, sí. A Pitbull no le ha ido mal tampoco, eh.

 

Vuestras colaboraciones son de muchos colores, os nutrís de mil raíces de todo tipo. Ska-P os acompaña en ‘Una mirada’, son una referencia cercana, pero luego saltáis para hacer ‘El Revulsiu’ con Turttle Island (Japón) y Hanggai, que vienen de China.
A: Son de Mongolia aunque residen en China. Giramos con ellos en 2011 y como este año volvimos allí con las maquetas del disco ya estaba la canción de ‘El Revulsiu’, muy guerrera. Aparte de que nos llevamos súper bien, pasamos veinte días juntos en un autobús, los dos grupos juntos, salió ahí. Ellos van con vestidos de guerra mongol tradicional, actúan así y hacen voces guturales. Es algo muy espiritual, muy guerrero, es como mezclar folk, punk, rock y tal, y es una experiencia verlos. Teníamos esta canción maquetada, nos llevamos micros y lo grabamos al aire libre, a ellos y a los japoneses.

 

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“En todo lo que hacemos somos nosotros, pero creo que alguien que lo pillara no podría definirlo. Creo que somos hijos de Barcelona, quizá hacemos música más mediterránea o algo así, es fiesta mediterránea, quizá iría más por ahí”

Todo natural, usando como estudio de grabación el exterior por donde os movíais.
A: Los micros que hay ahora son buenísimos. Mientras no pase mucho aire y haya un poco de silencio, ya está.

 

Más cercanos son Ska-P, que os acompañan en ‘Una mirada’. Además de simpatías, ¿para vosotros son una clara influencia?
A: Sí, es una referencia por todo lo que han hecho. Quizá aquí ya pasó la euforia, pero te vas a Italia, Francia y son súper conocidos, llenan estadios, vas a Sudamérica y Ska-P son dioses. En algún momento me gustaría, no así, pero joder, tener público en todo el mundo. Nos llamaron para ir a tocar al Palacio de Vistalegre con ellos y hemos coincidido en Francia, muy buena gente, y el mismo Pulpul nos lo dijo: «Si algún día necesitáis que grabemos algo…”. Cuando hicimos ‘Una mirada’ pensamos «hostia, le queda súper bien a Pulpul», vamos a decírselo.

 

The Locos, grupo donde milita Pipi de Ska P, hizo una versión de ‘La bolsa’ de los argentinos Bersuit. Quería preguntaros acerca del rock latino y sus aledaños, donde se combinan mil músicas de raíz como las que maneja La Pegatina. ¿Os consideráis englobados en esa área del mestizaje?
A: Los estilos y las etiquetas ya no existen, nosotros estamos haciendo mogollón de estilos diferentes y pillando cosas de otros sitios. En todo lo que hacemos somos nosotros, pero creo que alguien que lo pillara no podría definirlo. Y rock latino… me imagino como a Juanes. Creo que somos hijos de Barcelona, quizá hacemos música más mediterránea o algo así, es fiesta mediterránea, quizá iría más por ahí.

 

Antes de formar La Pegatina, ¿qué escuchabais?
A: Macaco, Amparanoia, Los Chichos
R: Ojos de Brujo, Manu Chao, Ché Sudaka… Internacionales también Los Fabulosos Cadillacs.

 

Los Fabulosos Cadillacs sí están claramente en el rock latino, como uno de sus motores principales.
A: Sí, Los Rabanes (Panamá), y la Bersuit igual.
R: La Vela Puerca (Uruguay)… Se englobó en mestizaje, igual no todo.

 

¿Puede ser el mestizaje un brazo del rock latino, un paso evolutivo?
A: Cada grupo hacía un estilo diferente, en realidad. Depende de qué música podría juntar a este con ese, pero ya no creo que sea por estilo musical, ni por una definición concreta, sino por una imagen. Pero no puedes ponerle nombre, porque cada uno es de una forma diferente.
R: En España estuvo el sello Chewaka, que englobó un poquito todo ese movimiento que estaba naciendo. Luego se sumaron desde otros sellos.

 

Si no recuerdo mal, antes de Chewaka empezó la filial española de Edel, o al menos al mismo tiempo. De ahí salieron Macaco, Amparanoia, Ojos de Brujo, Dani Nel.Lo y La Banda del Zoco y alguno más.
A: Latina también es, cuando vas a Francia a veces se piensan que eres mexicano. Hablando de rock ahí ya es cuando difiere la cosa, y tampoco es folk, porque el folk es otra cosa, son músicas muy concretas de cada tierra.

 

Claro, en vuestro caso, la guitarra eléctrica no es lo principal.
R: Y en el disco está, pero en el directo no hay guitarra eléctrica. La toco muy rápido, parece eléctrica, pero no (risas).
A: Hacemos fiesta latina.
R: Lo de fiesta latina parece un recopilatorio de estos chungos (risas).

 

En un tema cantáis: «No quiero mentiras, yo quiero verdades, no quiero política en las fiestas populares». Pero estas verbenas de mayo van a ser una clara excepción, sí que va a haber política y quizás esta vez sí que haya que poner atención a la jugada.
A: Nosotros no hacemos política, hacemos música. Nuestro discurso político, si es que lo hay, creo que es un sentir general, por lo mismo que puede sentir cualquier persona que no es político pero que está indignada por la situación. Y siempre, independientemente de quién nos esté pagando, soltamos el mensaje del 21% del IVA. Aquí en Madrid, en la mayoría de los ayuntamientos está quien está.

 

Hay una manera fácil de saberlo: solo hay que fijarse en la bandera que luce en las rotondas de entrada, mientras parece no existir la del municipio o la ciudad.
A: Claro, pero la gente que va de público pues ya es diferente. Y está bien decir las cosas por su nombre, sin miedo, porque a veces se autocensura uno y no hay que autocensurarse, porque entonces ya estamos fuera de la democracia. En este disco sí que hablamos más directamente, la canción con Ska-P dice claro que «os vayáis ya», queda bastante clara. No somos partidistas ni nada, pero como personas estamos indignados. No hace falta ser de ningún partido.
R: Decimos que los de ahora no lo están haciendo bien, toda la clase política ahora mismo.
A: No es representativo de lo que nosotros sentimos como ciudadanos. En realidad, nos estorban.
Aunque suene idílico, bastaría actuar desde un elemental sentido común ciudadano, sin más.

R: Exactamente, y como somos un altavoz…
A: Como hacemos música parece que tengamos que ser representantes de algún movimiento, pero lo hacemos como ciudadanos.

En cuanto al cambio de compañía, el primer disco fue autoeditado y luego habéis tenido una colaboración muy estrecha con la independiente Kasba, donde era fácil pensar que ambos formábais un equipo muy bien avenido. ¿Cómo ha sido cambiar a Warner?

A: Hemos hecho tres discos y un documental con Kasba, y si no hubiera sido por ellos tampoco hubiéramos llegado hasta aquí. Ha llegado un momento que decimos: «Hostia, estamos muy volcados en Sudamérica, en Europa y necesitamos un soporte más grande», simplemente. Entonces se dio el caso de que había interés común, y dijimos “pa’lante”, porque ya que estamos en una aventura, La Pegatina es una aventura vital también. Ya que estamos aquí, que tenemos la oportunidad, vamos a vivir un poco de todo lo que se pueda y aprender, este es un poco el sentir. Con toda la naturalidad del mundo.

R: Con Kasba íbamos negociando disco a disco, entonces no es “de repente rompemos”, sino que surgió la posibilidad, hablamos y ya está.

 

La decisión llega así, con esa naturalidad que contáis, por lo tanto es posible pensar que mañana volváis a trabajar con ellos.

A: Es nuestra casa, Kasba. Hemos estado seis años, nos han cuidado muy bien, hay una relación muy estrecha, están en Barcelona, íbamos disco a disco, como Guardiola…

 

Mira que no lo dije por no irnos al fútbol. En cualquier caso, habéis venido a Madrid, no a Múnich (risas). Hablando del tiempo que lleváis, de vuestros conciertos y discos, ¿sentís que influís igual que otros os han influido? Por ejemplo, a través de las colaboraciones de ‘Bananeres’ con Oques Grasses.

A: Oques Grasses es posterior, aunque ya les conocíamos cuando empezamos y ellos tenían otro grupo con el que coincidimos siendo chavalines que tocaban para cuatro gatos. Si tenemos influencia no es tanto en la música como en la forma de trabajar y en la autogestión. Ahí sí que creo que hemos influido más en todos los que han venido detrás, porque han visto una posibilidad de hacérselo a su manera y obtener frutos de eso.

R: Luego está Capitán Cobarde con el que hacemos ‘Nada que decir’.

A: Que era Albertucho, se cambió el nombre pero ahí nosotros somos fans desde hace mucho tiempo. Empezó con diecisiete, nos explicó, tocando. Surgió que empezamos a hablar en Twitter, y un día tocábamos al lado, en la misma ciudad, ¿y por qué no vernos después y así nos conocemos?

R: Amigos comunes también.

A: Un día nos lo llevamos a Barcelona a hacer un La Pegatina y Amigos, para conocernos y liarle a tope.

 

¿Y le liasteis?

A: Le liamos e hicimos la canción.

R: Le liamos bien.

 

¿Hay fotos de eso?

R: Hay alguna.

 

Pero no de la vida, sino de la vidilla.

A: (Risas) De eso hay vídeos.

R: (Risas)

 

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“Te pones a escuchar un disco de los cien mayores éxitos de Peret y sabes que ochenta te suenan y te los sabes de memoria, es una máquina de hacer hits. Todo el mundo se sabe canciones de Peret”

El pasado agosto, lamentablemente tuvimos que despedirnos de Peret, quien ha influido a un gran número de artistas de todo tipo, en el que os podéis encontrar vosotros mismos con vuestra base más rumbera. ¿Hasta qué punto os ha influido su rumba catalana, la suya y la de otros, igual que antes citábais a Los Chichos?

A: Cuando éramos más pequeños, sobre todo en Cataluña, escuchamos mogollón de rumba de los padres y tal, no solo a Peret, sino a Gato Pérez, Pescailla, Chacho… Mucha variedad de rumba porque era lo que había, aparte cantaban en catalán y todo. Cuando empezamos no sabíamos ni que estábamos tocando rumba, nos dimos cuenta al cabo de un tiempo. Te pones a escuchar un disco de los cien mayores éxitos de Peret y sabes que ochenta te suenan y te los sabes de memoria, es una máquina de hacer hits. Todo el mundo se sabe canciones de Peret. Es muy influyente, la verdad. Deja un legado increíble.

 

¿Le rendisteis homenaje en algún momento?

R: Lo de La Pegatina y amigos lo hicimos en Mataró, donde nació Peret, e hicimos como última canción ‘El muerto vivo’ con todos los artistas que habían venido. Hicimos un homenaje ahí.

 

¿Él puede representar ese punto en común, o uno de los puntos en común, del mestizaje y el rock?

R: También hizo «Peret, rey de la rumba» (2000) con colaboraciones muy diferentes con El Gran Silencio, Fermín Muguruza, Jarabe de Palo, Jean. No sólo mezcló rumberos.

A: Al final, la rumba catalana es folk, así que es algo tradicional y que todos los catalanes llevamos dentro.
R: Y quieras o no en la rumba catalana está el golpe de bombo, en el fondo va a negras, que es el beat muchas veces de la música electrónica (percute la mesa perfectamente con el nudillo para ilustrarlo), así que se puede unir con cualquier ritmo que utilice el beat a negras.

 

La rumba cubana con sus variantes, el periplo desde África, pasando por España y su viaje al Caribe os da para un disco de rumba mundial.
A: Gato Pérez cantaba en una canción que la rumba era hija de Cuba y de un gitanillo, así se creó la rumba catalana, se importó de allí, porque la rumba cubana no tiene guitarra, son tambores. Se trajo aquí cuando la guerra de las colonias de Cuba y Filipinas, se trajo la habanera, que se ha quedado como muy catalán, que se toma con ron quemado y tal, y es como una rumba más pausada. Y luego la rumba catalana, que se creó como más o menos a la vez en varios puntos de Cataluña, y el origen no está nunca claro. Se sabe que Peret era el rey de la rumba porque es el que la popularizó más, y sí que se inventó alguno de los ventiladores, pero también El Pescaílla se inventó otros, hay como una pelea entre ellos también. Uno no discute porque no estábamos allí, pero sí que viene de ahí, en realidad, y todos los ritmos cubanos venían de África, todo está hermanado.

 

Hasta variantes de la rumba cubana como el guaguancó están más cerca de lo que parece.
A: Exacto, y luego si te fijas en todas las músicas tradicionales de los sitios y las formas de definir las melodías, tanto en la música celta como en la rumba, son las mismas cadencias pero otro ritmo, y al final estaban haciendo todos más o menos lo mismo, siempre había la misma progresión de acordes que te lleva a recordar una con la otra.

 

Y Gato Pérez, que resume genialmente América y Barcelona.
A: Le añade salsa a la rumba.

 

Y es que ‘Todos los gatos son pardos’.
A: Y ‘Gitanitos y morenos’.

 

Se fuerza la máquina’.
A: Muchos temazos.

 

Sé que me vais a contestar que a todas las canciones las queréis por igual.
A: Pues ya está (risas).

 

Pero os quiero preguntar, ¿qué momentos recordáis con mayor agrado al crear y grabar «Revulsiu»?
R: ‘Ni chicha ni limoná’, me gustó mucho la colaboración con Dubioza Kolektiv (de Bosnia Herzegovina) y cómo ha llegado la colaboración. Con Dubioza hemos coincidido varias veces en festivales, somos grandes admiradores de ellos. A nuestro bajista se le estropeó el bajo y su bajista nos lo dejó sin conocernos de nada. Y el día que decidimos «este grupo tiene que estar en el disco», íbamos a su camerino y antes de salir del nuestro aparecieron ellos diciéndonos: «Perdona, es que nos gustaría que colaboráseis en nuestro disco».

 

No se pueden pedir más señales. ¿Y esa colaboración ya se ha realizado?
A: Sí, ya ha salido ese tema.
R: Entonces dijimos, aquí puede haber algo explosivo y cuando vinieron a Barcelona a tocar…
A: Les enchufamos un merengue.

 

Anoté ‘Ni chicha ni limoná’ como fanfarria-merengue, que sobre el papel me pareció una locura. Pero funciona. ¿Cómo se os ocurren estas cosas?
A: Es merengue y dijimos: para que no parezca solo merengue y que tenga un toque suyo, ellos dan la melodía de viento. Y entonces ahí están, para que parezca un merengue balcánico.

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