Texto: ADRIAN VOGEL.
Jordi Sabatés pasó por el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Con un proyecto, estrenado en 2003 con la participación del ilusionista Hausson y denominado “Música para una ilusión”, que gira alrededor del mítico Segundo de Chomón (Teruel, 1871-París, 1929).
¿Segundo de Chomón? ¿En qué equipo juega? Pues es del de los pioneros del cine europeo. Un “crack”.
A comienzos del siglo XX realizó más de trescientas películas. De todo tipo: documentales, escenas cómicas, ilusionismo, películas experimentales, de aventuras, de fantasmas, históricas, westerns y cine de animación, uno de sus mayores aciertos. Era un maestro en la animación de objetos, sombras y muñecos. Uno de los precursores del cine de animación. Los efectos especiales alcanzaron una de sus más altas cotas con este aragonés “globalizado” gracias al entonces nuevo arte, el cine. Trabajó para productoras de Barcelona, París y Turín. Pero aún hay más: colaboró en la realización de películas emblemáticas como Cabiria (1914) y el Napoleón (1927) de Abel Gance, que fue rescatada hace unos años por Francis Ford Coppola. Y todavía no he terminado. Porque rodó los proto King Kong y Titanic.
Jordi Sabatés recrea a Segundo de Chomón supone un afortunado rescate de la obra del cineasta español. Sabatés (Barcelona, 1948) interpretó en directo al piano la música que ha compuesto para quince de sus películas. Entre ellas, L’album merveilleux (1905), Le roi des Dollars (1905) o Electric hotel (1908). A la manera de las proyecciones de principios del siglo pasado.
Porque como escribía aquí, hace unas semanas, en “¿Las listas del negocio o el negocio de las listas?” el cine y la música grabada están íntimamente ligados. Desde el principio. De entrada hay un punto de arranque común: Thomas Alva Edison. En el cine, por una guerra en la carrera de patentes de la época, “su invento” y sus méritos son compartidos con los Lumiere, Dickson o Eastman, el de Kodak. En la música grabada no hay dudas. Edison fue el primero. Con su invento, el fonógrafo, y fundando la primera discográfica que hubo, Edison Records.
El maestro Sabatés es uno de los grandes del piano. Atrás quedan sus proyectos de los 70 con Toti Soler (otro pedazo de músico). Y anteriormente Jarka o el “Cállate niña” de los Pic Nic (donde aparte de Toti también estaba Jeannette). O sus dúos de piano con Tete Montoliu (Vampyria, 1975) o Chick Corea. O su elogiadísimo doble album con Santi Arisa (Jordi Sabatés, solos de piano. Duets amb Santi Arisa, 1979). O sus trabajos como arreglista, entre otros, de Pau Riba, Ovidi Monllor o Maria del Mar Bonet.
El pianista y compositor Jordi Sabatés cursó sus estudios en la Escuela Suiza, en el Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona y en la Facultad de Ciencias Físicas. Y desde hace mucho tiempo compone música para teatro y cine. Que es la faceta que nos sirve de excusa para reivindicar a este músico de primera.
Los precedentes a su labor sobre Segundo de Chomón se encuentran en sus proyectos relacionados con las filmografías de Buster Keaton y Georges Méliès o el clásico de Murnau Nosferatu.
Su trayectoria musical ha recibido, entre otros, el Premio Nacional del Disco en 1983, el de Composición de Jazz en 1992 y en 2005 fue nombrado Miembro de Honor del Foro Iberoamericano de las Artes.
Para finalizar esta reivindicación del maestro Sabatés quisiera hacer una mención del tipo “la vida según Auster”. Hace cosa de un mes, Antonio Gómez –al que agradezco el detalle– me mandó un vínculo, de Youtube, a un montaje de Chomón absolutamente asombroso. Una animación con unos efectos especiales irrepetibles, ¡y en color! (otra genialidad del maestro turolense). Posteriormente se celebró un aniversario de la primera proyección cinematográfica en España (fue en la Carrera de San Jerónimo nº 34, Madrid). Y como remate me encuentro las actuaciones de Jordi Sabatés en el Círculo “recreando a Segundo de Chomón”. Vamos que don Jordi ha cuadrado el círculo del cine y la música… Alabado sea.