Una sección de: ADRIAN VOGEL.
Empezamos el año donde lo acabamos. Con los agravios comparativos que sufre el sector musical frente a otras industrias. Y si en el ultimo artículo del año hacíamos un preámbulo sobre como los medios y la blogesfera se hacían eco de hechos intrascendentes frente a otros de más relevancia, en este primero del año me veo obligado a seguir ese mismo camino. Antes recordemos lo que escribía el 20 de diciembre:
[…] Pero antes de entrar en materia, un pequeño preámbulo. Referido a mis “amigos” de la prensa. Cuya objetividad y profesionalidad tantas veces he puesto en duda. Porque frecuentemente sus agendas de prioridades difieren de la realidad. Que es precisamente lo que deberían reflejar. No pretendo suplantarles, tan sólo emitir opiniones sobre asuntos que a algunos les pasan inadvertidos (interesadamente o no, allá ellos con su conciencia). […]
Y ahora resulta que la noticia de la multa a SGAE de sesenta mil euros –impuesta por la Agencia de Protección de Datos– no era tal. Teddy Bautista, máximo responsable ejecutivo de la Sociedad General de Autores y Editores, me mandó un email en referencia a lo publicado en “Agravios Comparativos”. No sólo coincidía conmigo en que sanciones de 615.000 Euros (AIE) y 815.000 Euros (AGEDI) eran más trascendentes que los sesenta mil sino que además me recalcaba la falsedad de la noticia. Adjuntaba documentación al respecto. Como es fácil de suponer me quedé de piedra. Y a pesar de los comunicados que tenía en mi poder no pude resistir la tentación de verificar con la fuente origen de la información: la agencia de noticias EFE.
Javier Lascurain es el subdirector de Nacional de la Agencia y me confirmó punto por punto lo relatado por Eduardo Bautista. Veamos el hilo de los acontecimientos: el abogado de la parte contraria a SGAE le mete un gol al redactor de EFE en Sevilla, quien redacta una noticia de un año antes. Y que EFE ya había distribuido el ¡28 de diciembre de 2007! Estamos en pleno puente y el domingo 7 de diciembre de 2008 la noticia que no es tal es distribuida a abonados y clientes. Con el resultado y repercusión conocidos por todos. Pasado el puente, el día 9 de diciembre de 2008, la agencia EFE manda una nota de rectificación donde remarca que su noticia de hace 48 horas es antigua, está obsoleta y ya fue circulada ¡un año antes! Además hay que hacer constar que la sanción está recurrida y entra en conflicto con lo dictaminado previamente en noviembre del 2006 por la Audiencia Provincial de Sevilla (autorizando la grabación de vídeos para su uso como pruebas periciales) y avalado posteriormente por la sentencia dictada por la Sección 5ª de la Audiencia Provincial de Sevilla en fecha 28 de mayo de 2008 que ratifica la licitud y legalidad de la prueba obtenida con la grabación utilizada en el procedimiento judicial. Imagino que me agradeceréis que os dispense del galimatías legal y me centre en la chicha del asunto: EFE comete un error que es amplia y profusamente recogido por los medios y la blogesfera. Creo que es fácil entender la difusión inmediata si una agencia de noticias, tan reputada, te envía una noticia que además reúne varios ingredientes de “éxito” (rodaje de un vídeo en un salón de bodas por parte de un detective, multa a SGAE, puente vacacional y escasez de noticias, etc.). Lo que ya no es de recibo es ignorar la rectificación cuando esa misma agencia reconoce su error y manda una nota al respecto. Eso corresponde ya a otro tipo de actitudes y a esa agenda oculta, que tan frecuentemente aparece en mis escritos.
El “pim pam pum” contra SGAE es similar al recibido durante años por la industria discográfica, quienes tradicionalmente han sido los “malotes” de la película. Organizaciones como las patronales RIAA (USA) y la española Promusicae (antes AFYVE) se han llevado la palma de críticas, insultos, etc. Con razón o sin ella. Igual que SGAE. Y si hay una industria parecida a la musical esa es la del automóvil. Un PIB parecido (5% en España), dominado por un puñado de multinacionales, con problemas de adaptación a los nuevos tiempos, estructuras poco eficientes, costes difíciles de soportar, tejido industrial auxiliar del que dependen miles de personas, etc.
Leía hace unas semanas un informe estadounidense donde afirmaban que los niveles de de consumo de gasolina de los modelos actuales –de los tres gigantes de Detroit– es como el del Ford T. El primer modelo fabricado en serie. Y ya ha llovido desde entonces…
En la edición “salmón” de El País del pasado domingo podíamos leer “la industria automotriz es hoy un sector en peligro de extinción, por las deficiencias estructurales que arrastra desde hace 15 años y su incapacidad para adaptarse a un mercado cambiante que le pide coches más pequeños, ecológicos y eficientes. Y el momento, con la implosión de la crisis económica y financiera, no puede ser menos oportuno. En este momento las plantas de las marcas estadounidenses rinden al 68%. Las asiáticas van al 84%. A esto se le suma la percepción de que su producto es malo.” Igual que le ocurre a los CDs y cambiad descargas de Internet por las fabricas asiáticas y se completa la foto.
“Detroit no construye coches que la gente quiere, más eficientes y limpios”, afirma Andy Stevenson, del National Resources Defense Council. Rick Wagoner, consejero delegado de GM, y Alan Mulally, su homólogo en Ford, reconocen haber negado la realidad que se movía entorno a ellos y haber fallado al colocar en el mercado el producto equivocado. ¿Os suena a lo que se dice de las compañías discográficas?
Curiosamente, desde hace unos meses un músico aparece como “salvador” de la industria automovilística. Se trata ni más ni menos que del genial Neil Young. Ha transformado su Lincoln Continental de 1959 (un autentico monstruo consumidor de cantidades ingentes de gasolina) en un prototipo de coche eléctrico. Lo ha rebautizado como Lincoln Volt y lo va a presentar a una carrera –The Automotive X Prize Race– para elegir el modelo de coche de menor consumo energético (10 millones de dólares es el premio). La semana pasada Mr. Young publicaba su tercer artículo al respecto en The Huffington Post. Y está en línea con los planes del Presidente electo Obama, quien prevé que en los próximos diez años circulen por las carreteras americanas un millón de EVs (electric vehicles).
Ante la crisis todo el mundo pide ayudas al gobierno (incluyendo los del porno, con Larry Flint al frente). ¿Y la música? Que atraviesa los mismos problemas que los de los coches. Quienes en España le han pedido 10.000 millones al Gobierno para afrontar la debacle (mientras su actividad se hunde en EE.UU.). El sector cree que en 2009 no venderá ni un millón de coches, como hace 13 años. ¿Pero qué quieren? Que tengamos tres coches por habitante. ¿Se han vuelto locos? Y lo peor es aquello de “quien no llora no mama”. Así que no me extrañaría nada que la solicitud española llegue a buen puerto. Como así ha sucedido ya en USA donde dos de los tres grandes de Motor City (Detroit) ya han recibido el visto bueno al paquete de ayudas solicitado. ¿Y qué opinión nos puede merecer un sector que te devalúa el precio del coche recién comprado un 25% nada más salir del concesionario? Para que sigan diciendo que los precios de los CDs son caros…
¿Solicitarán ayudas económicas al Gobierno español los de la música? ¿Habrá un frente común y unido? ¿O seguiremos como siempre? Cada uno por su lado…
Puedes seguir a Adrian Vogel desde El Mundano.