La misteriosa desaparición de Richey Edwards, guitarrista de Manic Street Preachers

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“El grupo respetó a su compañero ausente durante años, incluyendo un micrófono vacío en el escenario o dividiendo los royalties entre cuatro… por si acaso”

 

Hace más de veinte años que se perdió la pista del guitarrista y compositor de Manic Street Preachers. Sucedió un 1 de febrero. Óscar García Blesa reconstruye la escena y cómo afectó su desaparición a la banda.

 

Texto: ÓSCAR GARCÍA BLESA.

 

A principios de los noventa resultaba bastante complicado hacerse con ejemplares de las revistas musicales británicas en Madrid. De vez en cuando, cuando llegaban a mis manos, disfrutaba leyendo “NME”, “Melody Maker”, “Q” y celebré (y sigo haciéndolo) la llegada de “Mojo” a los kioscos. Leía con detenimiento aquellas páginas, lo hacia con el detalle del que quiere conocer. Por allí aparecían leyendas de siempre: maravillosos monográficos de Bowie, sesudas entrevistas con Mick Jagger, perfiles biográficos de Paul McCartney. Y también caras nuevas: aquella mítica portada de Brett Anderson en “VOX”, la inagotable secuencia de rivalidad entre Oasis y Blur y toda la retahíla que abanderaba el abordaje del fenómeno britpop. En un mundo sin YouTube y Spotify me fiaba de sus reseñas de discos casi de manera ciega. Si leía algo resultón y convincente sencillamente iba a la tienda de discos y lo compraba. Prueba y error, así crecía la estantería de discos en mi casa.

Entre todos aquellos momentos de lectura musical recuerdo con precisión una imagen que todavía hoy me sigue provocando sensaciones inquietantes. No recuerdo el año, ni siquiera la revista (¿1992 en “NME”?), en realidad eso no importa. Lo que me llamó la atención fue el brazo ensangrentado de aquel rockero lunático con la palabra 4REAL escrita con una cuchilla de afeitar. Era el guitarrista de unos galeses que se hacían llamar Manic Street Preachers. Uno o dos días después compré “Generation terrorists” en Madrid Rock. Reales o no, el disco era buenísimo.

 

 

Manic Street Preachers nace al sur de Gales en 1986. James Dean Bradfield, Nicky Wire, Sean Moore y Miles Woodward eran crudos y gamberros, con un toque político en sus letras. Tras la publicación en 1989 de su primer single, ‘Suicide Alley’, Richey Edwards sustituye a Woodward, y en 1992 debutan con el álbum “Generation terrorists”. En 1993 editaron “Gold against the soul” y en 1994 el oscuro y delicioso “The Holy Bible”. Y justo después Richey Edwards desapareció. Fue el 1 de febrero de 1995.

Edwards representaba el lado genuino y maldito del grupo. La historia de la cuchilla de afeitar, más allá de una boutade de rock and roll star, ofrecía pistas severas sobre una personalidad alocada y contestataria. Cantaba regular y no sabía tocar la guitarra (en ocasiones simulaba tocar haciendo acordes de mentirijillas), pero era el autor de las mejores letras del grupo (casi todo “The Holy Bible” es suyo) y tenía muy claro cómo creía que debían sonar Manic Street Preachers.

 

 

Sus compañeros de grupo tardaron años en asumir que no volvería. Es más, su primer álbum ya sin Richey (“Everything must go”), incluía hasta cinco canciones escritas por él, una prueba desoladora de su presencia invisble. Tarde o temprano aparecería, pensaron sus colegas. No fue el caso. James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore respetaron a su compañero ausente durante años, incluyendo un micrófono vacío en el escenario o dividiendo los royalties entre cuatro… por si acaso.

La historia de su desaparición ha dado para numerosas teorías más propias de series de detectives que necrológicas asociadas a estrellas del rock. ¿Suicidio, accidente… asesinato? El 1 de febrero de 1995, poco antes de viajar a EEUU durante la gira promocional de The Holy Bible, Edwards cogió su coche y se desplazó hasta Cardiff. La noche anterior a su desaparición, Richey pidió a una amiga que leyera la introducción del libro “Novela con cocaína”, de Mark Aguéyev, en la que se describe al autor en un hospital psiquiátrico poco antes de desaparecer. Supuestamente durante los días siguientes fue visto en la estación de autobuses de Cardiff, invitando a pensar a los investigadores que habría abandonado Gales. Aunque una versión paralela de un taxista, quién lo habría conducido hasta la estación de servicio de Severn View, cerca del pueblo de Aust, lo situaba al otro lado del canal de Bristol, en Inglaterra. Dos versiones contradictorias que alimentaron la incertidumbre entre su familia y los compañeros de grupo.

Dos semanas después de su desaparición oficial, su coche (supuestamente aparcado en Cardiff), recibía una multa de aparcamiento en la estación de Severn View. Las pesquisas apuntaron a que en algún momento entre el día 7 y el día 13 Richey regresó desde Severn View hasta Cardiff, recogió su coche y volvió hasta la estación de Severn, un lugar cercano a Severn Bridge, el puente que une Gales con Inglaterra, lugar habitual de episodios de suicidio. Sin embargo, todos los que lo conocían reconocieron la hipótesis del suicidio como imposible.

Hubo varias personas que supuestamente vieron a Richey los años siguientes. Berlín, Polonia, Nueva York, en el estado de Goa en la India, incluso ya en 2004 en España, en una playa de Lanzarote. Hasta 2008, Richey fue una persona desaparecida. Desde entonces su situación jurídica cambió a presuntamente muerto. Han pasado 23 años desde su desaparición y, aunque es poco probable que vuelva un día con vida, lo cierto es que no hay pruebas de que esté muerto.

Desde el día de su desaparición, Manics Street Preachers continúan como trío con una carrera musical reconocida y reconocible. Alternan discos brillantes con trabajos menos acertados, más o menos como casi todo el mundo. James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore han sobrevivido a la desaparición de un colega y compañero con clase exquisita, siempre recordando que un día fueron cuatro. 4 Real.

 

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