La Habitación Roja: La sublimación del pop humanista

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Jorge Martí: «Tengo la sensación de que es uno de nuestros mejores trabajos. Lo relevante es hacer un disco así cuando llevas casi treinta años de carrera»

 

Con motivo de la publicación del decimocuarto álbum de estudio de La Habitación Roja, Crear, César Campoy charla con Jorge Martí y Pau Roca. Las protagonistas son, sin duda, estas nuevas canciones con las que la banda reivindica su trayectoria en todo un tributo a la vida, la música y el amor incondicional.

 

Texto: CÉSAR CAMPOY.
Fotos: TANA CAPÓ.

 

¿Es Crear el mejor disco que La Habitación Roja ha grabado en sus casi treinta años de existencia? «Yo también tengo la sensación de que es uno de nuestros mejores trabajos. Lo relevante es hacer un disco así cuando llevas casi treinta años de carrera y catorce álbumes, y lo importante para nosotros siempre ha sido intentar hacer buenos discos que sean fieles a nuestra forma de sentir y vivir la música», aclara un Jorge Martí a quien complementa Pau Roca: «Mentiríamos si dijéramos que, al menos en mi caso, no sentimos esa sensación en casi todos los discos que grabamos. Es fundamental para trabajar. Incluso el peor equipo de La Liga siente que puede ganar en el Bernabéu antes de jugar un partido. Sí que es verdad que, según iban creciendo las canciones, hemos tenido la sensación de que todas tenían ese algo especial que hace que una canción pase a ser una canción de “las buenas”».

Siete de los temas del elepé, publicado por Intromúsica Records, han sido grabados en los estudios valencianos Little Canyon de L’Eliana, y producidos por Luis Martínez y Martí, Roca, José Marco y Marc Greenwood. Los otro cuatro fueron cincelados en Ultramarinos Costa Brava, bajo la atenta mirada de Santi Garcia. Además, en la elaboración del disco han participado los habituales Eduardo Martínez y Endika Martín, además de Marc Clos y Ramón Rodríguez (líder de The New Raemon). Todos ellos, eso sí, y como la portada que muestra (declaración de intenciones) a las madres de los cuatro integrantes de la banda, rebosan autenticidad y sentimiento, en ocasiones, de manera tan evidente como brutal. Posiblemente, en ello haya influido el hecho de que fueran ideados tras la pandemia, en una coyuntura muy complicada para el propio Jorge: «Mis suegros, presentes en la vida de mi familia de manera capital durante mis años en Noruega, fallecieron de cáncer tras un doloroso proceso de deterioro físico, y tanto a mi mujer como a mis hijas y como a mí, nos afectó a todos los niveles. Yo traté de desahogarme escribiendo canciones que estaban llenas de las experiencias que habíamos vivido, unas veces más explícitamente y otras no tanto, pero tenía la sensación de que al escribirlas lograba mantenerme a flote». Eso explica que las once piezas que construyen Crear rezumen reflexiones sobre la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, «sobre el milagro de estar vivo y la naturaleza que nos envuelve».

Tal vez este sea el motivo por el cual este trabajo acabe configurando una suerte de disco conceptual, tremendamente compacto y consistente, que emerge digno y calmado con “Crear siempre es mejor que destruir”, mostrando, desde el segundo cero, y a partir de unos textos, como siempre, desnudos y nítidos, un universo de sinceridad que está a punto de abrirse al oyente. A partir de ahí, una serena montaña rusa va construyéndose en torno nuestro, ora combinando perpetuos riffs guitarreros con inmisericordes secciones rítmicas (“Como la primera vez”), ora sintetizando el momento a base de atmósferas espaciales (“El duelo”), ora casando acordes mayores y menores en busca de horizontes emotivos (“Los seres queridos”, “Lo más lejos de aquí”, la sentidísima “Svalbard”), ora convirtiendo líneas melódicas en pasadizos dramáticos (“La calle de la soledad”, “En las ruinas”)… Y entre todas ellas, tres luminosas perlas condenadas a brillar eternamente y a formar parte, de por vida, del repertorio en directo de los valencianos: “La vida fluyendo”, “Las olas” y “Que fluya el río hasta el mar”.

 Jorge Martí: «Once piezas sobre el milagro de estar vivo y la naturaleza que nos envuelve»

 

Disco conceptual

Sobre ese supuesto elemento cohesionador, Jorge es claro: «A posteriori sí que tengo la sensación de que el disco tiene una coherencia casi conceptual, pero no fue pensado así a priori. Se ha ido construyendo con espontaneidad y aunque había conexión en la temática de las letras por el lapso de tiempo en el que fueron escritas y por el poso existencial y humanista que estas destilaban, no ha sido hasta que ha estado terminado, con su orden, sus títulos y su diseño, cuando hemos sido conscientes de esa relación entre las canciones». «Yo creo que la realidad siempre es auténtica y coherente», apostilla Pau. «Por eso, cuando un disco se hace de manera sincera, casi sin querer se tiende a que sea una obra conceptual. Retrata una época de nuestra vida. Esa es una de las virtudes de un proyecto a largo plazo como es LHR: se pueden ver las preocupaciones propias de cada edad de la existencia del grupo desde la post adolescencia hasta la madurez dependiendo del disco que escuches. Ahora no salimos de fiesta (no es que hayamos sido nunca especialmente festeros) y por eso, no encontrarás canciones sobre “resacas infernales” y afters en Crear, por poner un ejemplo. No es algo premeditado, es la consecuencia de hacer música pegada a nuestra realidad y no a otra ajena con otros intereses más poco honestos».

Apuntábamos la importancia que en este elepé juegan “La vida fluyendo”, “Las olas” y “Que fluya el río hasta el mar”. La primera, imperial, victoriosa, de inapelable estribillo; la segunda, radiantemente agridulce, recuperando la despampanante y azulada brisa mediterránea a base de una emotividad arrolladora, y la tercera, bella y delicada, convertida en desazonador epílogo. Pese a su diferente naturaleza, todas ellas vendrían a resumir buena parte de la esencia de Crear, un disco que suena tremendamente épico en su concepto sonoro, así como increíblemente inmediato y directo, incluso con sus variados vericuetos. «El pop tiene la cualidad de ser inmediato, pero si además perdura, es un logro mucho mayor e interesante. Aun así, un disco en el que hay canciones como “Las olas” o “Svalbard” transita una gran cantidad de texturas», aclara Roca. «Esas dos canciones que menta Pau son como los dos extremos entre los que se mueve el disco. Una es una suerte de folk mediterráneo y la otra cercana a sonoridades más eléctricas, oníricas e incluso shoegazers. La épica impostada no nos entusiasma demasiado, pero sí que somos muy fans de grupos con una arquitectura sónica que suma capas de distorsiones, arreglos preciosistas y evocadores pero al mismo tiempo ruidosos, eléctricos y excitantes. Por otra parte, también nos gusta mucho la música de corte más intimista, acústica y delicada», argumenta Martí.

 

Pau Roca: «Cuando un disco se hace de manera sincera, casi sin querer se tiende a que sea una obra conceptual»

 

¿Y los textos de Crear? En ellos supura la filosofía habitual de La Habitación Roja, en general, y el sentir, sin ambages, de Jorge, en particular. Conceptos como fragilidad (sobre todo) y nostalgia se agarran sin compasión al oyente. No hay medias tintas. El mensaje es claro. ¿Son dos de las definiciones que más se abrazan al estado de ánimo actual del vocalista del grupo? «Lo de la fragilidad, totalmente, y no por mí, que más o menos me voy manteniendo a flote, sino por la frágil salud de mi mujer o por los momentos de zozobra por los que he visto atravesar a mi familia. También las pérdidas de seres queridos que creías que estarían ahí para siempre y ahora ya no están. Pienso mucho en gente querida que ha fallecido en los últimos tiempos. Siento que hay una delgada línea sobre la que está el equilibrio de las cosas que me importan y que por detalles todo se puede desmoronar en cualquier momento. Últimamente me ha tocado a mí mantener el equilibrio familiar y no sé si he estado a la altura, la verdad. Siempre tengo la sensación de que no llego a todo y algunos días las cosas se me ponen tan cuesta arriba que me conformo con mantenerme a flote y poder seguir adelante. La fragilidad y la vulnerabilidad son dos aspectos de la vida sobre los que reflexiono a menudo: todo es susceptible de venirse abajo en cualquier momento y por otro lado, afortunadamente, tengo también la sensación de que todo podría arreglarse si ciertas cosas se solucionaran. Eso de alguna manera equilibra la balanza. Así que ahí, en el alambre, andamos tratando de solucionar los problemas. Respecto a lo de la nostalgia, hay gente que suele hablar de la nostalgia como algo que lastra a la música y hasta cierto punto puedo estar de acuerdo en que tratar de calcar el pasado no es bueno para progresar, pero LHR no es un grupo nostálgico en cuanto a que siempre hemos mirado hacia delante musicalmente, pero sí es verdad que hay un componente de nostalgia en nuestras letras. Decía Sorrentino que él la sentía por las cosas que no había vivido o tenido. Me siento identificado con eso, porque yo siento mucha nostalgia de todas las cosas que no voy a poder hacer y compartir con mi mujer. O de las cosas que nuestras hijas no han podido compartir o hacer con su madre. También dice mi querido Ricardo Lezón, en su precioso libro Lento y salvaje [Plaza&Janés, 2023], estas palabras que me gustan mucho: La nostalgia es felicidad, agria por irrepetible e inalcanzable, pero no caducada. Sigue haciéndonos reír, nos enseña quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Nos devuelve lo mejor y nos protege de lo peor. Uno siente nostalgia de lo bueno, no de lo malo. También comentaba Pau que, por ejemplo, “Las olas” es una canción nostálgica, pero que no solo se refiere a una nostalgia de carácter personal, sino a esa otra que echa de menos un territorio que, pedazo a pedazo, hemos vendido y hemos perdido, en este caso la costa del Mediterráneo que nos ha visto crecer. Seguía Pau diciendo que lo que tal vez echemos en falta en realidad son los ojos con los que mirábamos el mundo o en el caso de esta canción: el mar».

 

Jorge Martí: «LHR es un grupo súper resiliente, e individualmente creo que también los somos sus componentes»

 

Una luz al final del túnel

Aciertan, plenamente, los dos integrantes de La Habitación Roja. De hecho, Crear también rezuma destellos de positivismo. Su título y el tema que lo abre son un ejemplo. Además, la expresión “fluir” es la protagonista de dos de sus canciones. El propio Jorge se explica: «Yo creo que en el espíritu del disco está presente ese positivismo o esas ganas de seguir adelante, de seguir intentándolo, de levantarse tras los reveses y los obstáculos que la vida te pueda poner por delante. LHR es un grupo súper resiliente, e individualmente creo que también los somos sus componentes. Mi impresión es que el discurso es el de reflexionar sobre lo que te ha pasado, ser mejor persona y parte de la solución, no del problema, crear en vez de destruir, proponer en vez de criticar, amar en vez de odiar y sobre todo predicar con el ejemplo…

También hay una frase un tanto lapidaria en “En las ruinas” que dice: «vivo sin esperanza y esa es mi gran virtud». Cuando en la vida alcanzas cierta serenidad y una edad digamos madura, dejas de creer en espejismos y de crearte falsas expectativas y eso también puede ser liberador. Te despojas de lastres que no te dejan avanzar y tratas de compartir tu vida con personas que realmente te quieren de manera incondicional, gente que te hace sentir bien y tú a ella. Respecto a lo de fluir, creo que también es algo que uno va descubriendo con la edad. Dejas de lado las batallas estériles y tratas de utilizar tus energías de manera más inteligente. Aprendes a optimizar tus recursos y también a no esperar de los demás cosas que sabes que no te pueden dar. A veces uno se para a observar la magnificencia de la naturaleza, algo que hago con frecuencia aquí en Noruega, y te sientes pequeño e irrelevante ante tanta belleza. Y esa belleza es de tal envergadura que uno no quiere más que sublimarla y remar a su favor. Creo que nuestra música ha adquirido un cariz bastante reflexivo y humanista, y eso me gusta, porque también tenemos esa impronta como individuos».

 

Jorge Martí: «Creo que nuestra música ha adquirido un cariz bastante reflexivo y humanista, y eso me gusta»

 

Bajo esas premisas, José, Marc, Pau y Jorge siguen un camino que, a estas alturas, les hace sonar como nunca. Basta con escuchar un par de veces este Crear para darse cuenta de que la banda se muestra serena y madura. Y sorprende, tras casi tres décadas de rutinas que no sabemos si desprenden atisbos de monotonía. ¿Siguen vigentes conceptos como compenetración y ganas? «Hay unas ganas distintas, más serenas y más bonitas en cierta manera», asegura Pau. «Son las ganas de no dar nada por sentado, ni siquiera el privilegio de sacar discos de forma bastante profesional y poder tocarlos en directo delante de gente que los aprecia. La presión es meramente artística: hacer buenas canciones, buenos conciertos, buenas portadas y buenas fotos. El foco lo ponemos en esto. Lo demás sabemos que depende de factores que están casi siempre fuera de nuestro alcance». «A nivel musical yo siento esa serenidad y madurez que comentas, en el buen sentido», añade Jorge. «De espíritu y ganas nos veo bastante frescos. Lo único que a veces me preocupa es que físicamente desgasta mucho la intensidad de las giras y los viajes. Eso y la parte psicológica que significa el estar lejos de los tuyos cuando sabes que te necesitan, es lo que más me cuesta. Luego está el tema de la salud mental, un aspecto con el que algunos componentes del grupo han tenido que lidiar durante años y del cual hemos hablado en alguna ocasión. Es algo que puede afectar mucho a una banda tan activa como la nuestra. Desde luego hay de todo menos monotonía. Tratamos de cuidarnos para poder rendir bien a todos los niveles y disfrutar de lo que hacemos. Nos encanta la música y todo lo que conlleva componer, grabar y tocar. Tal vez la industria como tal y las malas experiencias que nos hemos llevado de la misma, han minado nuestro entusiasmo o nuestra inocencia en algún momento, pero ahora mismo tratamos de trabajar y rodearnos de gente que nos aprecia y respeta y a la cual nosotros también respetamos y apreciamos. Con buena gente alrededor todo es más bonito y disfrutable».

Así pues, ¿es Crear el mejor disco que La Habitación Roja ha grabado en sus casi treinta años de existencia? Visto lo visto, y escuchado lo escuchado, posiblemente. No obstante, si no fuera merecedor de tremendo honor, e incluso en estos tiempos de caducidad agobiante y futilidad sobrevenida del arte, sin duda, esta obra artística está condenada a convertirse en una creación inmortal.

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