He aquí una imagen que hoy se ha vuelto un icono para lucir en la pechera, en camisetas o en chapas. Y es que esta toma de Johnny Cash levantando el dedo medio es de lo más rockanrollera, casi punk. Fue obra del fotógrafo Jim Marshall y está tomada el 24 de febrero de 1969, en la prisión de San Quintín, durante la prueba de sonido previa al concierto que allí iba a ofrecer Cash, «el hombre de negro». Quien, enfundado en un mono carcelario, respondía con este gesto a la provocación de Marshall: «¡Un disparo para el guardia!», le espetó, obteniendo esta respuesta de Cash.
Johnny Cash mostrando furia, la de todo un icono de la música norteamericana, que entonces contaba 37 años y andaba tratando de dejar las drogas. Aquel día, de ese concierto saldría uno de sus más celebrados álbumes en directo. Esta foto sería, años después, ahora, un emblema de libertad. Ese dedo se alza contra el mundo, esa mueca feroz de Cash –armado con su guitarra–, es la de todos los que, en algún momento quieren gritar públicamente su rabia contra el estado de las cosas y no pueden. Cash levantó su dedo por nosotros.
