El escándalo Carlos Mulas-Irene Zoe Alameda-Amy Martin, que incluye vídeos pop subvencionados, le lleva a Diego A. Manrique, en “El País”, a cuestionar el mito de la superioridad moral del rock y pop españoles: “El pop y el rock españoles gustan de exhibir cierta superioridad moral sobre la música clásica y la ópera, eternamente amarradas a las ubres de las instituciones. El pop y el rock podían salir a la calle con la cabeza alta, decían: no estaban pringados, desconocían las subvenciones, vivían de su propio esfuerzo”. Y añade: “En realidad, se callaban las contaminaciones, los intereses bastardos”.
El rock y pop se presentaban como “músicas pobres pero honradas”, frente a los favores de los partidos en el poder respecto de ciertos músicos, el caso Amy Martin lleva a “repensar tan ingenua caracterización”. “Menospreciábamos el sigilo con que la casta política maneja sus prerrogativas y reparte su maná. Y su descaro: intenten justificar el apoyo de un think tank socialdemócrata a un grupo tecno. Los vídeos, por lo que he podido revisar, sugieren materia de estudio para el eterno Quiero Y No Puedo del pop español. Pero han sido retirados de la Red, como si hubiera algo vergonzoso en su misma existencia. ¿O sí lo hay?”.
“Hasta una principiante en el negocio musical sabe que no conviene alardear de contactos con el mundo oficial. Sin embargo, a la primera oportunidad, los músicos entran al juego en los términos planteados por los políticos”. Manrique recuerda que “Por principio, los músicos harían bien en evitar los abrazos del Poder. Igualmente, los políticos deberían resistir la tentación de la photo opportunity”.
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “La dignidad del pop”.
