Texto: JUAN JOSÉ ORDÁS FERNÁNDEZ.
La banda más disfuncional del hard rock ha grabado el mejor disco del género que se recuerda en años. Saints of Los Angeles de MOTLEY CRUE se antoja como la más perfecta obra de rock duro que se haya editado desde aquel lejano Powertrip de los siempre reivindicables Monster Magnet. A la manada de bandidos comandada por Nikki Sixx la madurez les ha sentado tan bien que han decidido grabar un trabajo centrado en sus experiencias de juventud, aunque esta vez el punto de vista sea el de unos hombres maduros afrontando el paso de los años sin moralina de ningún tipo. A los pocos minutos de presionar «play» llaman la atención dos cosas: la fuerza con la que impulsan cada uno de los temas (no hay descanso) y la excelente producción. Centrándonos en esto último, es imprescindible subrayar la sabia forma en que han actualizado su sonido, modernizándolo pero conservando la esencia del grupo, algo que en otras ocasiones habían intentado pero jamás conseguido hasta ahora. Cada instrumento está en su destacado lugar, algo fundamental en una banda como los Crue, en la que cada miembro posee una fuerte personalidad. Vince Neil canta como nunca en su vida, quizás porque encarna como nadie el glamour decadente sobre el que se argumenta el disco; Tommy Lee hace sonar su batería como nunca has escuchado en tú vida y el bajo de Nikki Sixx recuerda constantemente quién es el alma y líder de la formación, especialmente si tenemos en cuenta que es el principal compositor de todas las joyas que encierra el disco. Para el final lo mejor: Mick Mars, el verdadero triunfador del compacto. Mars lleva años peleando contra la parálisis que afecta a parte de su cuerpo, lo cual no le impide mantener su posee estoica en directo y abrumar con las estupendas guitarras que cuaja en este Saints of Los Angeles. ¿Qué guitarrista actual toca con más testosterona y nervio que él? Debido a su lujoso bagaje, si la promoción lo permite este debería ser el trabajo que les vuelva a situar en la cresta de la ola, que les permita ampliar su base de fans.
Los que seguro van a dar que hablar son KISS, la banda americana más espectacular de todos los tiempos. Resulta que es inminente la aparición de un nuevo recopilatorio, nada raro tratándose de un grupo que actualmente vive de rentas (¡aunque qué rentas!) si no fuera porque el disco estará compuesto por temas clásicos regrabados por su formación actual. El hecho en sí puede ser para echarse a temblar. De la formación original del grupo sólo quedan sus líderes, Paul Stanley y Gene Simmons, cuyo interés en dicho recopilatorio es puramente económico y legal. Esperemos que las nuevas versiones registradas no sean simples borradores de los temas clásicos para aumentar sus royalties y que aprovechen la excelente técnica de Eric Singer (actual batería). De paso, sería de agradecer que permitieran a Tommy Thayer (actual guitarrista) interpretar las piezas a su estilo sin obligarle a calcar el sonido de Ace Freheley, guitarrista clásico de la formación. No es baladí, el pobre Thayer es obligado en directo a adoptar incluso las posees del antiguo guitarra sin margen para que emerja su personalidad. Y sí, tanto Singer como Thayer son maquillados exactamente igual que el personal al que sustituyen. Mentalidad empresarial pura y dura, lástima que no encaje con lo que debería significar el rock and roll. De cualquier modo, si tenéis la oportunidad de verlos en directo no la dejéis pasar: tienen uno de los mejores directos de la actualidad y los clásicos que tocan siguen sonando a gloria.
Hablando de gloria. Para triunfo el que están paladeando BON JOVI en su actual tour mundial. Un disco tan alejado de sus habituales coordenadas como Lost highway ha servido de excusa para que iniciaran una gira que nunca estuvo planeada a largo plazo y que, sin embargo, les ha puesto en un estado de forma destacable. Originalmente Lost highway iba a ser un proyecto capitaneado por Richie Sambora y Jon Bon Jovi y alejado de la denominación grupal. Poco a poco, el citado proyecto se transformó en el nuevo disco de la banda y en una gira provocada por el recibimiento masivo que tuvo su nuevo sonido en sintonía con la música norteamericana «mainstream». Conscientes de un público que les esperaba con los brazos abiertos, los de New Jersey prepararon un amplio y modificable repertorio que noche tras noche se torna distinto, un compendio vitamínico de hits y fondo de catálogo casi irreprochable si no fuera por la inclusión del «Hallelluja» de Leonard Cohen. ¿A alguien se le ocurre un artista más alejado de las coordenadas del grupo? Afortundamente para sus fans, el guitarrista Richie Sambora comentaba que los conciertos en el MSG de New York se grabarían de cara a editar un DVD en directo, lo cual no deja de ser una excelente idea pues la banda se encuentra en uno de sus mejores momentos. Una vez pisan el escenario la diversión está asegurada incluso para sus detractores, y es que si alguien mantiene vivo el rock de estadio, con toda la carga de vacía catarsis que implica, esos son ellos. Al fin y al cabo es solo rock and roll.