Una sección de JUANJO ORDÁS.
Recientemente IAN GILLAN [en la foto] sorprendía con sus declaraciones a la revista Classic Rock. En dicha entrevista, el vocalista de la formación más clásica de Deep Purple arremetía contra Glenn Hughes, ex miembro de una de las múltiples encarnaciones del conjunto inglés que jamás coincidió con Gillan en sus filas. A mediados de los años setenta el cantante y el bajista Roger Glover abandonaron la formación siendo sustituidos por David Coverdale y Glenn Hughes respectivamente, dando inicio a la tercera encarnación de la púrpura profunda y trayendo consigo influencia negroide que quedaría plasmada en los soberbios álbumes Burn y Stormbringer. Coverdale era un buen vocalista pero Hughes se destapó, no solo como un brutal bajista de influencia funk, sino como un cantante prodigioso capaz de llegar a altos tonos imposibles para el «vocalista oficial» del combo. La masculinidad de Coverdale y el soul de Hughes fue una combinación ganadora que se hizo con el poder dentro de Deep Purple, hasta el punto de que el guitarrista Ritchie Blackmore –el otro gran líder– determinó abandonar el grupo y dejar paso al la cuarta encarnación del conjunto: Con el genial Tommy Bolin a las seis cuerdas y un disco tan colosal como Come taste the band bajo el brazo. Años después tendría lugar la famosa reunión de la formación clásica de la banda (Gillan, Blackmore y su mutuo odio incluidos) que con el paso de los años se tornaría en lo que hoy conocemos como un cómico baile de miembros capitaneado por Ian Gillan que poco hace por lucir un nombre legendario.
Hecho el repaso, sigue resultando curioso que Gillan reconozca el talento de Hughes aunque acabe por calificarle de «copia de Stevie Wonder», mofándose –además, sin gracia– de los discos que el aludido grabó durante su estancia en la banda. No obstante, mientras la historia no deja de subrayar la anecdótica salida de tono de Gillan, es el presente el que le pone en su sitio. Y es que mientras el actual vocalista de los Purple se arrastra por los escenarios, luciendo un aspecto cada vez más descuidado y siendo incapaz de cantar con dignidad temas míticos, Glenn Hughes se ha labrado en los últimos 15 años una carrera ejemplar a ritmo de funk, soul y rock, pariendo obras tan recomendables como Songs in the key of rock, ganándose un público fiel, amante de los sonidos calientes y bastardos. Por cierto, Gillan es incapaz de seguir entonando las peripecias vocales de «Child in time» (la canción lleva años retirada de los directos de Deep Purple) mientras que Hughes sigue cantando en vivo «Mistreated», compleja pieza bluesy de sus días púrpuras.
Por fin se distribuye en España el directo oficial de WARRIOR SOUL. La banda americana que logró mezclar política, rock y algún que otro elemento funk sin parecer un fraude despertó de su letargo hace unos años y aquí tenemos Live in England (Locomotive), un «live album» de presentación ciertamente austera pero de contenido 100% auténtico. Acoples, público comprimido y un grupo en plena forma comandados por Kory Clark, un líder carismático y totalmente ido que lleva viviendo en su propio planeta desde hace años (¡de hecho es el único miembro original del quinteto y aun así se apropia con maestría de la esencia de la banda original!). El sonido es crudo, realzando el espíritu punk que siempre envolvió una música a ratos politizada pero a la vez glamurosa, curiosa mezcolanza que sigue funcionando a la perfección. Clark siempre reinó en los escenarios sin reivindicar a mártires políticos ni tener que vestir harapos para hacer su anárquico discurso más creíble. Escuchar Live in England es un espectáculo ruidoso, poco pulido pero real, tan real como el zumbido de las guitarras que emana del escenario.
Para finalizar, un aperitivo que en breve comentaremos más a fondo: CRUCIFIED BARBARA, una banda de glam metal sueca compuesta por mujeres que rockean duro. Til death do us party (Locomotive) es el título de su segunda referencia aunque será la primera con una distribución amplia. No inventan la rueda pero las chicas ejecutan unos temas bastante divertidos e intrascendentes, aunque muy bien pulidos.
