Una sección de JUANJO ORDÁS.
Ya llega la edición en DVD de Flight 666, el documental que el antropólogo Sam Dunn ha rodado sobre el último y exitoso tour de IRON MAIDEN [en la foto]. Las buenas maneras de Dunn como director ya se apreciaron en sus dos documentales sobre la historia del heavy metal y su impacto a escala global, por lo que se espera un gran trabajo. ¿Habrá captado al legendario grupo desde la perspectiva del fan o habrá hecho una cinta de miras abiertas para que la disfruten incluso los menos duchos en la materia? El documental se editará en DVD, Blue Ray y también se pondrá a la venta un doble CD y vinilo con las canciones en directo que el grupo interpretó en el tour (cada una registrada en un país distinto). El nombre de Iron Maiden siempre se ha asociado al del rock más duro, más heavy. Pero lo cierto es que, a día de hoy, después de que dicha música se haya endurecido generación tras generación, la música de los ingleses suena bastante menos violenta de lo que el público menos familiarizado con ellos pueda pensar. A nivel internacional ya son considerados una banda de “classic rock”, por lo que quizá más de uno descubra a una gran banda si se acerca a ellos sin pensar en el movimiento al que pertenecen. De hecho, cualquier fan sabe de las grandiosas melodías que se gastan los caballeros.
En su día, TIM “RIPPER” OWENS saltó a la fama mundial cuando ocupó el puesto de Rob Halford frente a los míticos Judas Priest. Suya fue la papeleta de sustituir a todo un icono del heavy metal frente a la afición. Halford regresó al redil y Owens fue despedido. Descendió a la segunda división de la música dura cuando se unió a Iced Earth, volviendo a ser despedido cuando Matt Barlow, el vocalista clásico del grupo, regresó a su seno. Entre tanto, el metálico cantante tuvo tiempo de editar un disco con su propio grupo, unos Beyond Fear interesantes pero que no acapararon la atención mediática requerida. Lo último que supimos de él es que se había unido como asalariado al grupo del guitarrista Yngwie Malmsteen. Pero Tim “Ripper” Owens es algo más que el eterno reemplazo. Sí, cuando los focos le iluminaron por primera vez no era más que una copia de Rob Halford, pero su voz y estilo han ido madurando con los años. Ya es hora de que sea aceptado como un gran cantante y Play my game (Steamhammer/Spv) debería poner las cosas en su sitio. Acercaos a su primer álbum en solitario sin prejuicios, sin tener en cuenta su currículum previo, y disfrutaréis de un gran trabajo de nuevo heavy metal. Hay cierto reducto de músicos que pelean porque el género avance y no se estanque. Estrellas como Sebastian Bach, y el propio Owens pertenecen a generaciones distintas pero con sus nuevos trabajos son capaces de situar el sonido clásico de Iron Maiden en los parámetros sonoros de Pantera. Y eso es exactamente lo que hay en Play my game, solos a la velocidad de la luz (pero con sentido) sobre unas guitarras densas o afiladas, pero de moderna producción.
Sería fácil remitirse a la enorme cantidad de estrellas invitadas que dejan su impronta en el disco, pero lo que destaca es la voz de “Ripper” Owens: Aguda, muy salvaje, humana, capaz de realizar peripecias vocales extremas pero de emocionar con su interpretación. El disco en sí es un bloque, sin espacio al reposo, lo cual implica una saludable y adrenalínica escucha pero poca versatilidad. ¡Este disco solo se puede escuchar con el pulso acelerado! Pero no hay queja, ¡hablamos de heavy metal!
Para finalziar, una gran noticia. WES BORLAND, guitarrista de los actualmente reformados Limp Bizkit, ya no forma parte de Marilyn Manson. ¡Perfecto!, un tipo como Borland jamás encajó en algo tan oscuro como el grupo del polémico cantante. Además, Manson se ha desecho en desprecios sobre su ex empleado, mientras que este comenta que el motivo de su abandono ha sido que ninguno de sus temas eran aceptados para formar parte del próximo disco, The high end of low. ¿Quién será su sustituto? ¡Esperemos que Marilyn tenga más mano!