La no aprobación de la Ley Sinde en el pasado consejo de ministros del 2 de diciembre le lleva a Diego A. Manrique, en su columna de “El País”, a reflexionar sobre lo ocurrido: “lo que ha transcendido suena más a escenificación berlanguiana de la chapuza nacional. Tres años después de la materialización de la Ley de Economía Sostenible, los titulares de Justicia y Economía descubren a última hora obstáculos para su aplicación”. Los hoy escasos fieles de Zapatero, que llegó a la Moncloa, con el apoyo del “clan de la ceja”, sugieren “que lo del 2 de diciembre fue una estocada fina: el traspaso de una reglamentación antipática al PP. A tal grado de irresponsabilidad e incoherencia hemos llegado que disfrazan de alta política lo que no pasa de maquiavelismo barato”. Ante la cuestión de la Ley sinde, Manrique concluye: “Aquí preferimos la hipocresía, como en las drogas: digamos que convendría la legalización y dejemos todo como está”.
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