“Estaba bien. Me daban bebidas gratis y una tarifa sindicada, lo que suponía el primer dinero fijo que recibía desde hacía mucho tiempo”
Un mal contrato discográfico hizo que Billy Joel se refugiara en Los Ángeles trabajando como pianista en un bar para sobrevivir. En lugar de deprimirse, el ambiente que el local tenía cada noche le sirvió como inspiración para el tema casi autobiográfico ‘Piano man’.
Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.
Había firmado su primer contrato discográfico, había publicado su primer álbum, pero Billy Joel salió de aquello escaldado. Su debut, “Cold spring harbour” (1971), le dio más disgustos que felicidad. Para empezar, parecía más un álbum de Alvin y las Ardillas que de Billy Joel debido a un problema durante la grabación que hizo que las canciones sonaran más rápidas y la voz del cantante, más aguda. Pero lo que de verdad escamaba a Joel fue el contrato que había firmado con la discográfica Family Productions, según el cual estaba obligado a grabar diez discos y que, además, le dejaba sin los derechos de las cintas originales y sin los derechos de publicación de todas sus canciones, actuales y futuras. Billy Joel echó la culpa a la ignorancia del principiante, ya que sólo tenía veintidós años cuando publicó su primer álbum: “Estaba contento por conseguir un contrato discográfico, pero no sabía lo que estaba firmando. No tenía un abogado que me representara”. Ante esta situación, Joel solo quería escapar: “Desaparecí. Tenía que romper el horrible contrato que había firmado. Me desvinculé de todo: los derechos de autor, la edición, los royalties… Todo. Mi primer hijo. Lo cedí todo y dije: ‘Tengo que romper este contrato’”.
Entonces, decidió esconderse y mudarse a Los Ángeles: “Busqué un abogado, busqué un contable y dije: ‘No voy a darles nada hasta que salga de este contrato”. Para poder sobrevivir en la costa oeste y pagar el alquiler, Joel se vio obligado a trabajar como pianista en un bar, el Executive Room, algo que no le disgustó del todo: “Estaba bien. Me daban bebidas gratis y una tarifa sindicada, lo que suponía el primer dinero fijo que recibía desde hacía mucho tiempo”. En aquel local, Billy trabajaba bajo un pseudónimo y se hacía llamar Bill Martin. Cada noche, Bill Martin oteaba el garito para calar a su público y metérselo en el bolsillo: “Si tocas el piano en un bar, trabajas solo por propinas, así que intentas elegir lo que empatizará con la audiencia. ¿Ese tío es italiano? Tocas el tema de ‘El Padrino’ o algo parecido. ¿Ese es irlandés? Tocas ‘Danny boy’. Intentas conseguir que te metan billetes de cinco dólares en el vaso de brandy”.
Los clientes que visitaban el bar para ahogar sus penas en alcohol no solo disfrutaban de la música que nacía de las teclas blancas y negras que los dedos de Joel pulsaban, sino que le animaban a escapar de aquel lugar de perdedores para convertirse en un músico profesional: “Hice esas actuaciones durante seis meses y la gente se me acercaba y me decían: ‘Eres demasiado bueno para este lugar, ¿qué estás haciendo aquí? Yo podría conseguirte un contrato discográfico, porque todo el mundo en Los Ángeles es productor, en Hollywood todo es producible’. Y yo decía: ‘No, me encanta estar aquí. Odio el negocio de la música. ¡Quiero estar aquí!’. Mentía entre dientes, pero en realidad no quería tener que volver a tratar con otro picapleitos”. Aquella situación, aquel ambiente lleno de personas que habían dejado de lado sus sueños y se habían quedado ancladas a la barra del bar, hizo que se planteara que había material para escribir algo. Y con breves pinceladas, Billy Joel inmortalizó a cada parroquiano del Executive en la canción ‘Piano man’: “John era el barman. Paul era el agente inmobiliario que quería escribir la gran novela americana y Davey era un tío que estaba en la Marina. Es una historia real y cuando estaba actuando me dije: ‘Tengo que escribir una canción sobre esto’. Y funcionó”. Además de los habituales del local, Joel también mencionó a una persona que tendría importancia en su vida sentimental: “Incluso la chica de la canción, cuando dice ‘And the waitress is practicing politics’ (‘Y la camarera está practicando política’), era mi primera mujer (Elizabeth Weber). Ella también trabajó allí de camarera”. Aunque en aquella canción había mucho de personas reales, el compositor bromeó sobre otro de los personajes: “El viejo haciendo el amor a su gin-tonic… Vale, me tomé una licencia poética. En realidad, no estaba haciendo el amor con su gin-tonic, porque eso habría sido my desagradable”.
La canción ‘Piano man’ fue su primer single y se incluyó en el álbum del mismo nombre, el segundo dentro de la carrera de Billy Joel y el primero producido por la discográfica Columbia, que rescató al artista de su contrato anterior con Family Productions. No obstante, Family Productions obligó a Columbia a que apareciera su logotipo en la funda del disco. ‘Piano man’ tuvo un éxito moderado y no fue hasta la publicación del quinto álbum del músico, “The stranger” (1977), cuando este tema consiguió mayor notoriedad. Sin embargo, el autor nunca comprendió qué hizo que esta canción fuera especial: “No tengo ni idea de por qué esa canción se hizo tan famosa. Es una de las favoritas en los karaokes. La melodía no es muy buena y es muy repetitiva, mientras que la letra parece compuesta por limericks (poemas humorísticos de cinco versos). Me quedé sorprendido y avergonzado cuando se convirtió en un éxito. Pero mis canciones son como mis hijos, y cuando pienso en esta canción pienso: ‘Mi hijo tuvo bastante éxito’”.
Después de seis meses y con el contrato con Columbia debajo del brazo, Billy Joel abandonó el taburete de aquel piano que tantos buenos ratos había ofrecido a las infelices almas de los clientes más fieles del Executive Room. Joel tuvo suerte y logró una fructífera carrera en el negocio de la música después de salir de aquel trabajo rutinario. Sin embargo, en sus días como músico de bar jamás se arrepintió ni se avergonzó: “Nunca me he permitido más de dos segundos de autocompasión desde que me di cuenta de que esas actuaciones en el piano del bar eran algo que mucha gente tiene que hacer durante años y, a veces, durante toda su vida. Y son felices por tener trabajo”. Billy Joel logró el sueño que muchos pianistas sentados frente a las teclas de marfil de un bar cualquiera ansían cumplir: cambiar el olor del alcohol y el ruido de los hielos por el sabor del éxito y los estruendos de los aplausos. Pero mientras, se ven obligados a tocar una y otra vez la nostálgica canción sobre los días que vivió aquel hombre del piano.
–