“Quería regalarle la canción a mi abuela, pero murió al día siguiente de que la cantase. Eso me convenció de que debía aprovechar los dones que Dios me había concedido”
El destino de Solomon Burke era convertirse en líder espiritual. Una vez introducido en la música, recordó el momento de la ofrenda durante las celebraciones religiosas y grabó ‘Everybody needs somebody to love’, su tema más famoso, y el que más problemas le dio.
Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.
Más que un trono, el rey del rock y el soul tenía un púlpito. Los abuelos de Solomon Burke habían fundado su propia organización religiosa, “Solomon’s temple: the house of God for all people” y el pequeño sorprendió a los feligreses con su primer discurso a los siete años. A su corta edad y con sus incendiarios discursos, no tardó en ganarse el apodo del “maravilloso niño predicador”, y a los doce se convirtió en pastor de la congregación. Su abuela Eleanor no sólo se encargó de enseñar esta espiritualidad a su nieto, también fue quien le trasmitió otro interés, a veces religioso y otras pagano: “Mi abuela se preocupaba de que escucháramos mucha música variada, y me quedé con eso”, dijo en una ocasión.
La música era parte de su vida en distintas facetas: dirigía el coro de góspel, presentaba un programa de radio en el que alternaba sermones con canciones tradicionales y religiosas y componía sus propios temas. Escribió la canción ‘Christmas presents from heaven’ para dedicársela a su abuela, pero Eleanor no pudo disfrutarla: “Dios me inspiró una canción que yo escribí en una semana. Estábamos próximos a Navidad y yo quería regalársela, pero murió al día siguiente de que yo la cantase. Este hecho me convenció de que debía aprovechar de mejor manera mis talentos, los dones que Dios me había concedido: poder arrastrar a miles de personas con mi arte y comunicarles la grandeza del Señor”.
Burke entró en Apollo Records a finales de 1955, cuando Bess Berman se cruzó en su camino. Después de algunos problemas con los derechos de autor, el cantante salió del sello y dio tumbos por otras discográficas sin conseguir ningún éxito. Sin embargo, sus problemas musicales no eran nada en comparación con el tiempo que le tocó vivir en la calle. Durante un tiempo, trabajó en un negocio de pompas fúnebres, hasta que cambió su suerte: firmó con Atlantic Records en el momento en el que se fue Ray Charles, la estrella de la discográfica. Allí grabó temas como ‘Just out of reach (of my two open arms)’ o ‘Cry to me’.
En 1964, el cantante estaba buscando una nueva canción para grabar, ayudado por el propietario de Atlantic y el productor Bert Berns. ‘A little bit of soap’ y ‘Hang on sloopy’ fueron las dos propuestas que Berns hizo a Burke, pero al intérprete no le convencía ninguna: “No, no quiero cantar una canción sobre un perro y no quiero cantar una canción sobre jabón. Yo tengo trato con mi público”. Ante la negativa, a Wexler sólo se le ocurrió llamarle “tonto”, pero Burke se defendió: “Mr. Wexler, quizá sea un tonto, pero conozco mi personalidad. No podría volver a mirarme a la cara”.
Aunque las dos canciones se convirtieron en éxitos, Solomon nunca se arrepintió de no haberlas grabado. En vez de hacerlo, la propuesta que Burke hizo a sus socios fue un tema titulado ‘Everybody needs somebody to love’, que tenía un valor especial para él: “Solía cantarla en la iglesia cuando era un crío como marcha para la ofrenda. La tocábamos con tubas, trombones y un gran bombo, y sonaba muy alegre”. Al oírla, Jerry Wexler fue directo: “Es una canción horrible”, le dijo, y Bert Berns le secundó: “Es una canción desastrosa. Nunca tendrás éxito con esta canción. ¡No grabarás esta canción!”.
‘Everybody needs somebody to love’ se publicó en 1964 y fue una muestra del talento de Burke interpretando el papel de predicador. ¿Qué hizo cambiar de opinión a Wexler y a Berns? Ambos consideraban que la canción era demasiado rápida y que no tenía el ritmo adecuado, y por eso se negaron a lanzarla, pero se lo pensaron dos veces. Según Burke, la pareja le permitió grabarla con la condición de que les concediera una parte de ella y, por esa razón, sus nombres aparecen en los créditos junto a los del cantante. Aunque según Wexler, la gestación del tema fue diferente: “El proceso completo de grabar un disco es un asunto colaborativo y la cuestión de quién hace qué en una canción a veces es confuso, pero no en ésta. Bert tenía una guitarra y la escribimos juntos en su apartamento”.
Según defendió siempre Solomon, sus dos socios “no escribieron ni una sola palabra”, pero por entonces no pareció importarle: “En aquel momento daba igual. Lo que querías era que tu producto saliera. Eso le sucedió a muchos de nuestros artistas, se desprendieron de los derechos de sus canciones. No sabíamos cómo era la industria. Pensábamos que teníamos que ceder nuestra obra a la compañía discográfica para poder sacar el disco”.
Con el tiempo, Burke se dio cuenta de su error: “Loco de mí. Hasta he oído a Jerry Wexler hablar de cómo la escribimos”, protestó. Pero el productor salió en defensa propia: “Sé que Solomon está molesto por esto, le escribí una carta muy larga explicándole que escribimos la canción juntos y que él siempre ha obtenido su parte de los derechos. Lo sé porque yo recibo los cheques de los derechos de la canción”.
Artistas como los Rolling Stones o Wilson Pickett han versionado este tema, pero probablemente la versión más conocida sea la que hicieron los Blues Brothers en la película “Granujas a todo ritmo” (John Landis, 1980). ‘Everybody needs somebody’ pasó a ser el tema más conocido de Burke, pese a que los derechos de autor le dieron muchos quebraderos de cabeza. Aunque la canción pretendía ser un recuerdo de sus días como joven líder espiritual, Solomon Burke acabó sintiendo como si alguien estuviera metiendo la mano en el cepillo de la iglesia.
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