Quien conozca un poco la historia de Portugal, sabrá que la Revolución de los Claves, que en 1974 acabó con la dictadura salazarista (en funcionamiento desde 1926), comenzó al sonar en la radio, a las 00:25 del 25 de abril, ‘Grândola, Vila Morena’, del enorme cantautor José Afonso, canción prohibida por el régimen. En ese momento, tropas del ejército tomaron los principales centros neurálgicos del país presionando en las horas siguientes para que todo el ejército se sumara a la revuelta, lo que sucedió poco a poco. Al amanecer, un grupo de soldados compra claveles (la flor de la temporada) y los pone en sus armas mientras avanzan por las calles de Lisboa, como símbolo de que la revolución es pacífica (y la imagen se repetirá en las horas posteriores). La tarde del 25, el gobierno se rinde, la población sale a la calle y se une a los militares: en Portugal estaba regresando la democracia.
Por supuesto que ‘Grândola, Vila Morena’, la canción prohibida y que dio la señal de comienzo de la revolución, pasó a ser himno, un tema intocable en Portugal, una canción respetada hasta el extremo por su sentido histórico.
Ayer, 15 de febrero, el tema de José Afonso se volvió a escuchar, en esta ocasión en el Parlamento portugués, cuando el primer ministro, Pedro Passos Coelho, daba cuenta de la última cumbre europea de jefes de gobierno, que decretó la reducción del presupuesto para la próxima legislatura financiera. Entonces, cuando Coelho iniciaba su intervención, un grupo de invitados comenzó a cantar ‘Grândola, Vila Morena’, interrumpiéndole, hartos de la situación que atraviesa el país. La canción ayer adquiría un mensaje claro: si en el 74 se entonó contra la dictadura militar, ahora se entona contra la dictadura financiera, la de los mercados, la que representan los políticos en el Parlamento.
Aquí está el vídeo. Absolutamente emocionante.