Kevin, de Ferran Palau

Autor:

DISCOS

«Otra deliciosa colección de canciones que tiene la virtud de consolidar un libro de estilo instantáneamente reconocible»

 

Ferran Palau
Kevin
HIDDEN TRACK, 2019

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Quizá el oyente poco familiarizado con el catalán se lo pierda (en estos tiempos en los que, en más de un sentido, caminamos como los cangrejos, y ciertas lenguas mal llamadas periféricas tienen incluso menor proyección estatal en lo musical que en los tiempos de la sacralizada Transición), pero da auténtico gozo que la factoría del autoproclamado –con su dosis de guasa– nuevo pop metafísico ande tan colmada de nuevas y espléndidas canciones. Tanto Joan Pons (El Petit de Cal Eril) como Ferran Palau (ex Anímic) han entregado dos álbumes en menos de un año, y a cuál mejor. Los despachan como rosquillas, y a un nivel de creatividad que pasma y en muchos ratos fascina.

El cuarto álbum en solitario del de Esparreguera (a quien se le asigna, palabras mayores, consideración de Sufjan Stevens o Cass McCombs catalán, aunque a servidor le recuerde más a Ariel Pink) confirma su apuesta por un pop etéreo, sostenido sobre vaporosas líneas de sintetizador y su trémula pero seductora voz, aquí coqueteando más que nunca con la sensualidad del soul blanco aunque con vocación puramente contemporánea, en abierta sintonía con las huestes hipnagógicas que lucen fuera de nuestras fronteras. Repiten –cómo no– Joan Pons (a la batería y coros) y su primo Jordi Matas en la coproducción, en otra deliciosa colección de canciones que tiene la virtud de consolidar un libro de estilo instantáneamente reconocible, valor añadido al tener que hacerse un hueco entre decenas de muestras de indiegencia creativa (disculpen el palabro, no es una errata) solo diestra para el calco.

Anterior crítica de discos: Colección de canciones sencillas, de Lorena Álvarez.

 

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