Julio de la Rosa: Honestidad brutal

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«Creo que he encontrado una música más honesta conmigo mismo. Otras veces he estado buscando o me he puesto una máscara. Aquí me la he quitado. Es el disco menos pretencioso que he hecho, en el que más me muestro como soy»

Con “La herida universal”, su cuarto álbum en solitario desde la disolución de El Hombre Burbuja, el músico gaditano suelta lastre dramático y depura más que nunca su sonido, al tiempo que se estrena con una nueva discográfica. De todo ello habla con Eduardo Guillot.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


Una infidelidad no siempre es una traición. Julio de la Rosa lo sabe. Por eso, después de mantener una larga relación con el sello Everlasting, que publicó los discos de su primera banda, El Hombre Burbuja, y que también había puesto en la calle sus tres primeros trabajos en solitario, el gaditano ha decidido editar “La herida universal”, su nuevo álbum, con Ernie Records y King of Patio. «Después de tanto tiempo, necesitaba un cambio de aires. Prefería seguir manteniendo una buena relación con Everlasting, con quienes podría volver a trabajar en el futuro. Estuve tanteando el terreno y hablé con algunas compañías, pero las cosas que escuché me hicieron tanta gracia que opté por trabajar en coproducción con Ernie y King of Patio, que son buenos amigos».

El cambio de sello no es la única novedad de un disco en cuya portada De la Rosa da la cara por primera vez. «Me daba un poco de pereza, aunque me he percatado de que hay muy poca gente que grabe a su nombre y no ponga su foto en la cubierta del CD. He salido muy contento de este trabajo, que he hecho en casa, con mucho mimo, y me pareció que era el momento. Pero no hice una sesión de fotos, sino que usé una que ya tenía. Pertenece al rodaje de un videoclip».

De alguna manera, es como si “La herida universal” fuera un nuevo comienzo. «Sí, casi mi primer LP, en cierto sentido. Creo que he encontrado una música más honesta conmigo mismo. Otras veces he estado buscando o me he puesto una máscara. Aquí me la he quitado. Es el disco menos pretencioso que he hecho, en el que más me muestro como soy».

Con el anterior, “El espectador” (2008), dio un giro a su sonido y suscitó comparaciones con Andrés Calamaro. «No está entre mis discos favoritos, aunque creo que tiene tres canciones que están entre lo mejor que he hecho. Y si no hubiese grabado ‘El espectador’, no podría haber llegado a ‘La herida universal’, fue el primer paso en el proceso de eliminar capas que tenían los álbumes anteriores. Tanto ‘M.O.S.’ (2004) como ‘Las leyes del equilibrio’ (2005) eran demasiado dramáticos, y ‘El espectador’ se quedaba corto. En el último, apenas hay guitarras eléctricas, abunda la percusión y los arreglos leves. No quería que estuviera sobreproducido. Incluso las letras son más sencillas, sin tantas metáforas».

El proceso de depuración sufrido por las canciones ha sido laborioso. Hace más de un año, De la Rosa ya trabajaba con una maqueta que contenía dieciséis temas, de los que ha conservado nueve. «Para este disco he compuesto mucho, más que en los otros. De hecho, fui dos veces al estudio a grabar baterías, con tres meses de diferencia. En la primera sesión hice catorce canciones, y en la segunda, otras diez. Me llevé el material a casa y fui trabajando con él. Así comprobaba cuáles funcionaban mejor. Pensé, incluso, en sacar un LP doble, pero al final hice una criba importante».

Le secundan algunos de sus cómplices habituales, como Abraham Boba, Pau Roca (La Habitación Roja), Cecilio Santiago (Nudozurdo) o Chumi Montes (Amigos Imaginarios), y aunque últimamente ha girado bastante en solitario, tiene previsto hacer una serie de conciertos de presentación acompañado de banda. «Serán en noviembre, en siete ciudades. Luego, según los casos, iré alternando las actuaciones solo con las del grupo».

VIDA AUDIOVISUAL PARALELA
En la escena independiente estatal se le conoce por sus grabaciones con El Hombre Burbuja y su carrera en solitario, pero pocos saben que Julio de la Rosa estudió Comunicación Audiovisual y mantiene una activa y muy interesante carrera paralela en el cine. Suyas son, por ejemplo, las bandas sonoras de “Siete vírgenes” (Alberto Rodríguez, 2005) o “Una palabra tuya” (Ángeles González-Sinde, 2008). «Gano más dinero con las películas que con mis discos, desde luego», asegura. «Eso me permite encontrar el sentido lúdico al hecho de grabarlos. Antiguamente, eran mi única fuente de ingresos y me obligaban a echar toda la carne en el asador. Por eso me recorría todos los garitos de España con una guitarra en el coche, porque necesitaba llegar a fin de mes. Ahora no tengo esa necesidad. Y también me lo paso muy bien con el cine».

Entre sus últimos trabajos, “Primos”, la próxima película de Daniel Sánchez Arévalo, y “La lección de pintura”, del chileno Pablo Perelman, que supuso un auténtico reto. «Me pidieron que, además de la música incidental de la banda sonora, compusiera también las canciones que suenan por la radio en algunas secuencias de la película. Como está ambientada entre 1964 y 1972, tuve que ponerme a investigar en la música de aquella época en Chile. Escribí algunas cuecas [música que acompaña a una danza criolla sudamericana] y estuve escuchando algunas mezclas de folklore chileno y rock. Era un reto, pero cada filme tiene su proceso de trabajo. Y una vez me introduje en el género, me di cuenta de que no está tan alejado de ciertas músicas tradicionales españolas».


Desde aquí puedes acceder a la web de Julio de la Rosa.

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