Jugamos con The Beatles Rock Band

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beatles-rock-10-09-09Enciende el televisor, conecta tu Nintendo Wii y prepárate para el videojuego del año y «toca» junto a John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Con todos vosotros, The Beatles Rock Band.


Texto: JUANJO ORDÁS.


El videojuego Rock Band revolucionó el mercado. Iba un paso más allá del pionero Guitar Hero, pues esta vez el usuario no solo podría tocar un emulador de guitarra, sino que nuevos periféricos permitieron que los jugadores tocaran una sencilla batería de plástico e incluso cantaran micrófono en mano. Grupos clásicos (Black Sabbath, Ramones, Rolling Stones) y modernos (Jet, Strokes) permitieron que sus canciones formaran parte de tan interactvio videojuego, ganando popularidad entre adolescentes que jamás les habrían escuchado de otro modo y dando al viejo fan la posibilidad de tocar virtualmente los temas que tantas veces habían escuchado.
El siguiente paso lo dio Guitar Hero, creando la versión temática. Llegaba el momento de nuevas versiones dedicadas en exclusiva a Aerosmith, ACDC y Metallica. Pero faltaba la banda más mítica de la historia de la música, los fab four. Sí, los Beatles.
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¡A JUGAR!

The Beatles Rock Band es exactamente lo que se esperaba de él, ni más ni menos. Gustará a los seguidores de la saga Rock Band y encantará a los fans que se sepan de memoria cada una de las canciones de los de Liverpool pero que jamás se han acercado a una videoconsola. ¿La fórmula? Gráficos de gran calidad (un tanto cartoonizados), una alta calidad de sonido y, lo más importante, una jugabilidad sobresaliente. Da igual que el usuario nunca haya jugado a un videojuego, basta con colgarse el emulador de guitarra, sentarse en la batería (¡pedal de bombo incluido!) o agarrar el micro, ajustar uno de los cinco niveles de dificultad y comenzar a pulsar los botones precisos según  avanza la canción. Un fallo y el instrumento dejará de sonar hasta que volvamos a acertar, todo mientras la satisfacción del público se eleva o baja en función de nuestra pericia. De hecho, conseguir los silencios cuando el jugador falla ha sido un quebradero de cabeza para Harmonix, la compañía desarrolladora del  producto, pues había que extraer las pistas de las canciones de forma individual, cuando muchas están grabadas en primitivos cuatro pistas. La solución fue poner al frente del proyecto a Giles Martin (productor de Love e hijo del productor clásico de los Betales, George Martin), quien apoyado en su ingenio, un buen equipo y software de última generación obró el milagro. También fue idea de Martin añadir sonido de audiencia a los temas extraídos del estudio pero que en el juego se tocan ante público.
El juego rezuma encanto por los cuatro costados, desde los collages animados que se inician entre fases, a las canciones bonus que se pueden desbloquear según se avanza en el modo historia (“Don’t let me down”, por ejemplo). Es casi emocionante pasar de los inicios en The Cavern a la multitud enloquecida del Shea Stadium, cada Beatle animado canta sus partes vocales y realiza los gestos propios de su persona, incluso los comentarios del presentador del evento amenizan la corta espera de carga entre canciones (¡hasta se escucha a Ed Sullivan!). Según se desbloquean nuevas canciones en el modo historia (es decir, un modo de juego estrictamente cronológico), estas se irán añadiendo al menú inicial para que el usuario pueda volver a tocarlas cuando quiera y en el orden que desee.
Pero si se quiere disfrutar de The Beatles Rock Band al cien por cien, es indispensable jugarlo en compañía. Hay cabida para hasta siete jugadores, es decir, los cuatro Beatles y tres coristas espontáneos para las armonías vocales. La fiesta está garantizada, los fracasos de uno de los componentes de la banda pueden salvarse mediante la destreza de otro, cada uno puede jugar en un nivel de dificultad distinto, garantizando la diversión de cada jugador independientemente de su nivel.  Eso sí, periféricos aparte: La vieja guitarra, batería y micrófono del anterior Rock Band funcionarán, pero si no los tienes, tendrás que comprarlos, pues no hay otra manera de jugar con las 45 canciones que incluye.
Cabe preguntarse hasta que punto The Beatles Rock Band introducirá a los jóvenes jugadores de Wii, X-Box o PS3 (formatos en los que se edita el juego) en el cancionero Beatle. En el fondo una banda de tal magnitud no necesita ser introducida en el imaginario de las nuevas generaciones, ella sola y su enorme leyenda se encargan de ello, pero no deja de ser ingenuo pensar que los jóvenes menos interesados en los Beatles vayan a mantener su interés en el grupo más allá del videojuego. Su acercamiento más allá de la partida de turno se limitará a apretar el botón on-off de su videoconsola. No, los videojuegos no salvarán el rock and roll, una música que precisa del formato del disco por mucho que Trent Reznor disfrute de las descargas digitales. Pocos adolescentes se comprarán un disco del grupo con el que acaban de jugar. En el mejor de los casos se lo descargarán, y quizá ni eso. El videojuego es un gran entretenimiento lúdico, pero la música (que no deja de ser otro entretenimiento, aunque muy distinto) precisa de otro contexto y, fundamentalmente, de otro interés.

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