Juan Zelada, de alumno a profesor en Liverpool

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“Esto no consiste en alcanzar el ideal sonoro, sino en expresarse, en intentar sacar a la bestia que llevan dentro con su propia identidad y por su propia vía”

 

Juan Zelada ha participado este año como docente del programa de intercambio creado por la AIE y LIPA, desde la escuela fundada por Paul McCartney en la ciudad inglesa. Ahora se encuentra de gira española con sus alumnos.

 

Texto: SARA MORALES.

 

En mitad de la gestación de su próximo disco, que muy posiblemente vea la luz en octubre y se lance al castellano con él, Juan Zelada se ha embarcado en una aventura muy especial. Una experiencia que comenzó en el año 2005 cuando fue estudiante becado por la AIE (Sociedad de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes) y participó, como uno de los alumnos seleccionados por LIPA (The Liverpool Institute for Performing Arts), en la banda de Javier Ruibal; y que concluye ahora, trece años después, desde el otro lado, como profesor de este programa de intercambio que envía a músicos españoles hasta la escuela que fundó Paul McCartney en Liverpool, con el objetivo de estimular entre los alumnos británicos la formación profesional musical y fomentar la difusión internacional.

En esta décimo novena edición del programa de intercambio, por el que en años anteriores han pasado artistas como Coque Malla, Zahara, Jacobo Serra o ‘Twanguero’, entre otros, Juan Zelada toma el relevo y se marcha a la ciudad de los Beatles a enseñar música, vida y calle, mucha calle. «Es una bonita manera de cerrar el círculo, en su día fui alumno y este año profesor. Como alumno recuerdo sobre todo la ilusión que tenía. Mi pilló con unos 23 años o así, algo más mayor que los alumnos que he tenido yo ahora, con media de 19. La experiencia es verdaderamente enriquecedora, sobre todo si sabes aprovechar Liverpool, la ciudad. Aprendes a espabilarte, a sacarte los proyectos adelante… Y esta actitud independiente es la que he llevado conmigo durante toda mi carrera».

Durante las clases —que este año han tenido lugar la última semana de mayo— no es tan relevante la perfección técnica (aunque sí han incidido en temas de dinámica y de intención rítmica) como el aprendizaje de canalizar las emociones y saber transmitirlas, comenta Zelada: «Todos los alumnos ya parten de tener un nivel técnico muy bueno, y sabes que se van a obsesionar con no meter la pata, con hacer su parte bien… Sin embargo, para mí, lo más importante ha sido inculcarles que se expresen como personitas que son. Que esto no consiste en simplemente tocar tu parte y alcanzar el ideal sonoro, sino en expresar, en expresarse, en intentar sacar a la bestia que llevan dentro con su propia identidad y por su propia vía».

Sin caer en el paternalismo, reconoce que se ha volcado en la enseñanza vital que te regala la música. «Me he sentido un poco padre con mis alumnos porque yo sé lo que es estar en la música con 19 años. Estás pensando en otras cosas, en el éxito, sueñas con el final del camino en lugar de centrarte en el inicio, que es donde estás. Quieres sonar bien, te obsesionas con ello y al final tiras de referentes. Es como si estuvieras haciendo imitaciones, copias de, ‘quiero sonar como tal, quiero hacer lo que hacía tal…’. Y yo en esto sí que les he hecho hincapié, en que fueran en busca de su propia identidad porque tienen talento y mucho potencial».

Una vez impartidas las clases y los ensayos, que giran en torno a la obra y repertorio del músico instructor, estos mismos alumnos se preparan para iniciar una pequeña gira conjunta con su profesor. «Es una buena manera de que comprueben de primera mano el contraste entre los dos países, que vean cómo es estar de gira y tocar en otra ciudad diferente a la suya», apunta.

 

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Una gira inglesa y española

Zelada y su banda de nueve estudiantes comenzaron la ruta en Liverpool y Manchester, pero ahora mismo se encuentran ya en España (este miércoles actúan en la sala Galileo Galilei de Madrid), para presentar ante el público su proyecto común con el que repasan los tres discos de Juan, incidiendo sobre todo en su más reciente referencia —»Be somebody» (2017)—, e incluyendo algún tema inédito posiblemente listo para su próximo álbum: «Ser tantos en el escenario me da la posibilidad de innovar y arreglar para estos conciertos un sonido mucho más potente: tres vientos, dos coros, dos teclados… Un derroche de energía brutal que esperamos que la gente disfrute mucho en directo, porque está pensado como un concierto muy bailongo».

La transformación que sufren las canciones de un compositor ante un experimento como este no hace sino aumentar su empatía y su carisma al sonar de un modo diferente. Zelada reconoce que hay temas como ‘Get together’, perteneciente al disco «Be somebody», que han ganado en grandilocuencia y se han convertido en un himno fraternal entre él y «sus chicos» por esa sensación de unión y de piña que respiran desde que comenzaron las clases en Liverpool. Y es que Juan, cuya carrera ha estado siempre tan hermanada con esa escena anglosajona que se pateó durante años de garito en garito y de piano bar en piano bar, ha querido trasladar a sus alumnos lo necesario de saber quién es uno, dónde está, a dónde va y, sobre todo, la importancia de cuanto sucede en el camino. Un camino que él forjó, precisamente, por las calles de Inglaterra.

 

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