«No quiero pensar en hacer música para ganar dinero, es menos divertido. Si siempre piensas en el dinero, es más difícil ser creativo, tienes que desconectar de eso, aunque sea difícil. A veces pienso en cómo me voy a ganar la vida en cinco o diez años. Con el nivel que tengo ahora, puedo hacer giras. Con este disco, voy a recuperar el dinero que he gastado, nada más»
Instalado en Valencia, donde ha nacido su primer hijo, el cantautor de Nebraska inicia una nueva etapa en su carrera con “El turista”, un disco que incluye varios temas en castellano, que se aproxima a Cuba y a la estética de las bandas sonoras.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
Ya es un vecino más de Patraix, el barrio valenciano donde se ha instalado junto a su mujer y su hijo. Josh Rouse, inquieto ciudadano del mundo, plasma en “El turista”, su nuevo álbum, inesperados intereses sonoros, y hasta se atreve a cantar varias canciones en castellano. Desde el pequeño estudio que ha acondicionado cerca de su casa para ensayar y grabar con autonomía, ofrece las explicaciones necesarias.
Hace unos años, cuando Peter Gabriel o Sting se aproximaron a la música africana o latinoamericana, se habló peyorativamente de turismo musical. ¿Qué clase de turista eres tú?
El título del disco tiene más que ver con mi condición de emigrante. Ahora vivo en España, y lo voy a hacer durante un tiempo, porque mi mujer es de aquí y nuestro hijo ha nacido aquí. Hace referencia al hecho de vivir en un país que no es el tuyo. Te sientes parte del país, pero tienes carencias culturales, por lo que siempre eres un extranjero, aunque me siento como en casa. Por otro lado, entiendo a lo que te refieres con el turismo cultural. Después de grabar el disco, leí una entrevista con David Byrne en la que le preguntaban lo mismo y él decía que la música es global, que nos pertenece a todos, y por tanto, todos podemos acceder a la música brasileña y tomar elementos prestados de ella. Está ahí para eso, a disposición de todo el mundo. En todo caso, estoy intentando obtener algo propio. Dicho esto, lo que hace Sting no me gusta nada, porque… Bueno, no quiero hablar de Sting (risas). Tú tampoco, ¿no?
Según lo que digamos de él…
Asegura que puede tener sexo durante ocho horas seguidas (risas).
Mejor volvemos a David Byrne. ¿Sientes que tu aproximación está cerca de la suya?
Ambos exploramos continuamente. Aunque soy estadounidense, nunca he tenido una sensación de pertenecia a mi país, no tengo nada en común con la América profunda. He grabado muchos discos y me apetece hacer cosas nuevas.
El libreto del disco es como un pasaporte, relacionado con la otra concepción del turismo: La de los viajes a otros países. ¿Todavía te sientes un turista en Valencia?
No, pero siempre estoy viajando, paso muy poco tiempo en cada ciudad y a veces es inevitable sentirse como un turista.
El disco presenta un cambio sonoro importante. Hay más presencia del lounge, la rumba, la bossa nova o la música de aire cinematográfico. ¿Cuál es el motivo?
El anterior era country-soul, algo que ya había hecho previamente, y estaba aburrido, quería probar algo nuevo. No te negaré que pensé en que los fans iban a flipar, pero como nadie compró mi último disco, me daba igual (risas). De hecho, nadie compra discos ya, así que es un buen momento para experimentar un poco. Pero no planeé nada. Surgió de modo natural. Estaba trabajando con Brad Jones, mi productor, y decidimos probar algo cercano a las bandas sonoras. Durante año y medio, hemos compuesto diez u once canciones en esa dirección. En ningún momento me planteé que estaba haciendo un disco, pero al final escogimos diez temas y lo editamos. Tardé dos meses en ordenar las canciones adecuadamente, usando el playlist del iTunes. Primero pensé en hacer un EP con las canciones en castellano. Estaba gastando mucho dinero en la grabación, y tenía que sacar el disco.
¿Cómo te introdujiste en la música cubana, una influencia importante en “El turista”?
Brad es muy fan. Hace tres años descubrí a Bola de Nieve. Me gustó su estilo y su modo de cantar, y me dije que si iba a hacer algo en castellano, empezaría con un par de versiones suyas. Conozco lo básico de la música cubana: Los artistas de Buena Vista Social Club, Bola de Nieve…
Él tiene una adaptación de una nana tradicional llamada ‘Drume negrita’ (‘Duerme negrita’). Tú has grabado una llamada ‘Duerme’. ¿Es la misma?
Exacto. Descubrí que es de origen venezolano, procede de las plantaciones de café. Es una nana de hace dos siglos. La primera grabación se hizo en acetato. Hay muy poca información sobre ella, y no se sabe a ciencia cierta quién la compuso. Se han hecho muchas versiones: ‘Drume negrita’, ‘Drume mobila’… Como quería darle un giro folk, cambié la letra y la melodía. Fue divertido. Me gusta hacer eso, coger algo del pasado y crear algo nuevo.
¿Es la misma motivación que te hizo grabar ‘Cotton Eye Joe’?
Sí, la misma. Es un tema de la guerra civil americana. Me gusta mucho la versión de Nina Simone (‘Cotton Eyed Joe’) y pensé en hacer la mía.
Finalmente, versioneas “Messie Julian”, del también cubano Armando Orefiche. Nunca habías grabado tantas canciones ajenas en un disco.
La razón es que he estado componiendo, pero no canciones, sino temas como el instrumental ‘Bienvenido’, más relacionados con las bandas sonoras para cine. Buscaba inspiración, hacer algo nuevo con temas antiguos. Me voy haciendo mayor y cada vez es más difícil componer. He dicho casi todo lo que tenía que decir.
¿Tú crees?
Sí. Siempre podré contar lo que está pasando en mi vida, como hace Paul McCartney, que es un artesano, pero no me interesa demasiado. No compongo para decirle al mundo: “Estoy aquí y así es como me siento”. Ahora mismo, no es algo que me atraiga mucho. Quizá en el futuro sí. No estoy deprimido y no tengo nada interesante que contar.
¿Eres de los que piensan que los estados de ánimo depresivos son mejores para componer?
Sí, siempre. No sé por qué, pero es mucho más fácil componer una canción triste que una como ‘Valencia’, que cuesta mucho más, sobre todo si quieres hacerlo bien, con sentido del humor y estilo. Hay miles de cantautores que se pasan el día quejándose en sus canciones. Por eso me agrada la música brasileña, porque es alegre. A veces es muy melancólica, pero me gusta mucho. Tengo fans que se quejan de que soy feliz en España y no hago la música que les gusta (risas).
¿No te apetece componer, entonces?
Sí, me apetece, pero no tengo mucho que decir. Es cierto. Aunque componer melodías es muy fácil para mí.
Afirmas que no tienes mucho que decir en las canciones. ¿Y sobre el escenario?
Me gusta tocar en directo, aunque ahora me cuesta bastante ir a Estados Unidos. El viaje es muy largo, y girar con una banda resulta caro.
En este disco te has atrevido a cantar en castellano. ¿Tuviste dudas?
Sí. Me resultaba difícil componer, porque hay que cortar mucho las palabras para que suene fluido. Eso lo hacen muy bien los músicos cubanos, porque usan mucho la sincopación. Creo que la primera que probamos fue “Duerme”. Al escuchar mi voz en castellano me sonó muy rara, no tenía claro si me gustaba, pero luego me acostumbré. Al fin y al cabo, es mi voz, pero en castellano. Aunque hay gente que dice que suena diferente.
Acabas de girar por Estados Unidos. ¿Qué recepción han tenido allí esos temas?
¡Mejor que los que canto en inglés! ‘Valencia’ tiene un ritmo que engancha enseguida. Para ellos es algo exótico.
Háblame de ‘Valencia’. ¿Es un homenaje a tu ciudad de acogida?
No. Simplemente, la letra habla de cosas de aquí, como la paella y las falleras. Tenía la rueda de acordes, que es bastante tropical. Cuando vivíamos en Nueva York y volvíamos a Valencia cada cuatro o cinco meses, mi mujer siempre me decía que tenía que hacer algo sobre la ciudad. Yo tenía la frase “Ciudad de Valencia”, pero en plan rap, como si fuera de Public Enemy o se pudiera adaptar como reggaeton. Al final, salió una canción divertida, no muy seria, pero no es una burla.
Es la típica canción de guiri, ¿no?
Sí, exactamente (risas).
Los artistas dicen que ser padre les afecta siempre de algún modo. ¿Cómo ha sido en tu caso?
Todavía cojo una guitarra e intento sacar canciones. Luego, hay meses en que no toco nada. En ese sentido, mi manera de componer no ha cambiado mucho, pero ahora lo hago menos porque tengo un hijo, y dispongo de menos tiempo. Prefiero componer y crear que salir de gira, porque es repetir cada noche lo mismo, y así puedo quedarme aquí. En lo que respecta al negocio, ahora es muy difícil ganarse la vida haciendo música. Si lo haces bien, puedes componer y salir de gira, pero hoy en día hay tanta gente haciéndolo y tan poca comprando discos… Tengo suerte, porque tengo fans y una discografía amplia. Pero no quiero pensar en hacer música para ganar dinero, es menos divertido. Si siempre piensas en el dinero, es más difícil ser creativo, tienes que desconectar de eso, aunque sea difícil. A veces pienso en cómo me voy a ganar la vida en cinco o diez años. Con el nivel que tengo ahora, puedo hacer giras. Con este disco, voy a recuperar el dinero que he gastado, nada más. Si hago conciertos y toco sólo o a dúo, supongo que siempre puedo ganar un poquito de dinero. Pero también pienso que en unos años puedo estar trabajando en cualquier otra cosa… Me gustaría mucho componer bandas sonoras, pero es un mundo en el que resulta difícil entrar, hacen falta contactos. Este año he hecho una canción para un director danés y he trabajado para un corto gallego. Trabajar sobre imágenes te da una base, un punto de partida. Me gusta mucho, y me interesaría seguir por ese camino.
Has incorporado a Raül Fernández (Refree) a tu banda. ¿Cómo llegaste hasta él?
Le conocí a través de Brad Jones, son amigos. Me dijo que tocaba el piano muy bien y que deberíamos probar a tocar juntos. Hace un año hicimos un par de conciertos, la cosa funcionó y hemos seguido hasta ahora.
Es sólo un músico, ¿no? Lo pregunto porque él tiene proyectos propios, es arreglista, productor…
Sí, lo sé, pero por ahora es sólo un músico de la banda. Siempre estamos comentando que deberíamos hacer algo juntos, pero él tiene un niño de cuatro meses y no disponemos de tiempo.
El resto del grupo está integrado por Xema Fuertes y Cayo Bellveser (Maderita, Ciudadano, Alondra Bentley). Hace algún tiempo, me dijiste que no formarías una banda con músicos valencianos. ¿Qué ha cambiado?
Bueno, estamos tocando juntos ahora, pero ellos ya saben que eso no garantiza nada en el futuro. Vivimos en el mismo barrio, y es mejor que las cosas estén claras, porque resultaría incómodo verse a diario. Xema y Cayo son buenas personas, tienen sus propios proyectos y no están obsesionados con tocar conmigo.
¿Te gusta Maderita?
Sí, me gusta. El disco está bien, pero creo que deberían grabar el próximo en directo. Julio Bustamante tiene mucho feeling en escena, conecta muy bien con el público, y eso se podría reflejar en la grabación.
La prueba de que tu banda actual es coyuntural es que no ha grabado el disco.
Exacto. De hecho, ha participado un percusionista brasileño que vive en Nashville, y el resto lo hemos hecho casi todo entre Brad y yo. Él se ha encargado del piano y el bajo y yo de las guitarras. Es más fácil trabajar con él, hace muchas cosas y muy rápido. Es más sencillo que tener un montón de gente en el estudio.
¿Te imaginas grabando sin Brad Jones, que se ha convertido en tu productor de cabecera?
Es que casi no hablamos, no nos hace falta. Es muy difícil encontrar alguien así para hacer música, he grabado con mucha gente y a veces es complicado obtener algo bueno, o hay que trabajar mucho para conseguirlo, y con Brad es tan fácil que… He hecho discos sin él, pero prefiero trabajar con él, es mi George Martin personal. De hecho, es más músico que yo.
¿Es “El Turista” un banco de pruebas de cara al futuro? ¿Vas a seguir por este camino?
Es eso. Un paso. A partir de aquí, puedo hacer muchas cosas. Personalmente, es como la confirmación de que puedo hacer algo en este estilo, es un año de mi vida, así lo veo. En el disco también hay cosas del pasado, porque en «Subtítulo” ya había bossa nova. Todavía estoy buscando mi camino. Si no cambias, no evolucionas como artista, es aburrido para ti y para el público, por eso siempre busco nueva inspiración. Pero también me gustan los grupos limitados, que siempre hacen lo mismo, porque tienen un sonido muy personal, como John Lee Hooker o los Ramones. En mi caso, mi voz es reconocible, es como un sello, pero no tengo un estilo único.
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