PISTAS
«Me encanta comer y la paella es lo que más me gusta»
El alma y la voz de La Habitación Roja detiene su rutina nórdica durante unos instantes, para contestar a nuestro cuestionario más curioso y personal. Tras el documental sobre su vida en Noruega y su reciente autobiografía, Jorge Martí continúa acercándonos a él a través de estas respuestas.
Texto: EFE EME
Con el documental In the middle of Norway (2018) y su reciente autobiografía, Canción de amor definitiva (Plaza & Janés, 2022), hemos llegado a conocer, ciertamente a fondo, a Jorge Martí: sus facetas como músico y artista, su humanidad, su trabajo fuera de la industria, sus tropiezos, sus logros y alegrías… El eterno alma de La Habitación Roja, su voz y su motor, hace ya tiempo que dejó estos lares para emprender una nueva vida en Noruega junto a su mujer; pero aquí permanecen sus canciones, las de antes, las de ahora, las de siempre. Toda una obra que puso sonido al prólogo de la escena independiente española en su momento, que la ayudó a crecer y que hoy continúa tallando un renglón decisivo de nuestra escena con nuevas piezas, como las pertenecientes a los discos Años luz y Años luz II, en 2021, tras más de una decena de álbumes anteriores. Hoy, desde el norte del mundo, y sin descolgarse nunca de lo que ocurre por aquí, nos acerca todavía un poco más a él, pero, esta vez, hablándonos de sus rutinas y sus preferencias cotidianas. Siempre es un placer pasar un rato a su lado, a pesar de la distancia y del frío.
Último libro que has leído.
Tiene que ser aquí, de Maggie O’Farrell.
Última película que has visto.
En el cine, As Bestas, que me pareció buenísima. En casa, Troll, una película noruega (lo que se dice un blockbuster) que me hacía gracia ver porque hay escenas rodadas cerca de donde vivo y otras en lugares de Noruega en los que he estado.
Última serie de televisión que has visto.
Autodefensa.
Último disco que has comprado o escuchado.
Comprado, un par de vinilos de Cigarretes After Sex y Bon Iver y, escuchado, los últimos de Alvvays y de Spiritualized.
Último descubrimiento musical.
Beababoobee.
¿Cuál es el mejor concierto que has visto en tu vida?
¡Qué difícil, he visto tantos conciertos! Imposible quedarme solo con uno. REM en el Sant Jordi, en 1995; The Cure en la plaza de toros de Valencia, en 1989; The Flaming Lips en Roxy Valencia, en 2002; Pulp en la Papillón de Valencia, PJ Harvey en Arena Valencia, The National en el Columbiahalle de Berlín, en 2019; Radiohead en el Oslo Spektrum, en 2017… Hay otros que se revalorizan con los años también: New Order, El Último de la Fila, La Dama Se Esconde o La Granja, todos ellos entre 1987 y 1990. Podría seguir hasta el infinito. Ahora que lo pienso, los de Mercury Rev y Grandaddy me fliparon… Y, cómo no, la primera vez que vimos a Morrissey en Chicago, en 2004, con la gira de You Are the Quarry. Estábamos en la ciudad grabando con Steve Albini. Empezó el concierto con “How soon is now” y cerró con “There’s a light that never goes out”. Un momento que nunca olvidaremos.
¿Qué música escuchas cuando estás de gira?
The National, Bon Iver, Él Mató a un Policía Motorizado, The Cardigans, The Amazing, Sigur Rós. Ese es el tipo de música que me gusta ponerme cuando conduzco. Me gusta mucho también Julieta Venegas.
¿Cuál ha sido tu peor experiencia como músico?
En el mundo de la música me ha pasado lo mejor y lo peor. Lo peor, sin duda, es la decepción que me han causado algunas personas que creía amigas.
¿Practicas algún deporte?
Siempre he jugado al fútbol, pero tuve que dejarlo porque tenía muchas lesiones musculares una vez pasados los 40. Luego, desde que tuve las embolias pulmonares (he tenido dos) me han quedado ciertas secuelas y me canso mucho cuando hago deporte, así que lo que mejor llevo es ir a caminar o hacer senderismo. Soy un gran amante de la naturaleza y me gusta mucho la montaña. También salgo de vez en cuando a hacer esquí de fondo, que es una maravilla de deporte.
¿Eres aficionado a algún deporte?
Sí, a bastantes, pero sobre todo al fútbol y a los mundiales.
Ciudad favorita.
Barcelona, de más joven. Ahora disfruto mucho de Valencia cuando estoy allí, pero, al igual que con los conciertos, es imposible quedarme con una sola. En estos últimos años he estado varias veces en Berlín y en Estocolmo y molan bastante, pero creo que para conocer bien una ciudad hay que vivir en ella, y en Barna y Valencia he vivido. Ahora que ya no vivo en Trondheim, por ejemplo, la echo de menos y la idealizo. Nápoles y Ciudad de México me flipan también, por lo estético, por lo culinario, por la vida que tienen, pero no sé si me veo viviendo en ciudades así, a estas alturas de mi vida.
Bebida preferida.
Cerveza y vino.
Comida que más te gusta.
La paella valenciana (y los arroces a banda, va).
Tus mitos musicales.
PJ Harvey, Santiago Auserón, Morrissey, Michael Stipe, Robert Smith, Radiohead, The National, Teenage Fanclub, Golpes Bajos. Cada vez que leo una entrevista con Manolo García no puedo dejar de pensar que amo a ese señor.
Un vicio confesable.
Me encanta comer.
Afición desconocida.
El alpinismo, pero tengo vértigo. Aquí en Noruega suelo ir a pescar con un amigo, a menudo.
Un placer musical culpable.
Si es placer, no es culpable… Que yo sepa, no hay nada que me guste o me haya gustado de lo que me arrepienta o que me dé vergüenza confesar. No me arrepiento de ser como siento.
¿Con quién te gustaría compartir estudio o escenario?
Con mis compañeros de grupo, la verdad. Me encantaría poner en nuestro próximo disco como reclamo: NO HAY COLABORACIONES. Y en los conciertos: Concierto SIN SORPRESAS. Pero bueno, ahora en serio: grabar un disco con Dave Fridmann no estaría nada mal.
¿Cuál es el disco que más has escuchado en tu vida?
Probablemente, The Queen is dead, de The Smiths.
¿Qué canción te gustaría que sonase en tu funeral?
Pues una mía que habla sobre el asunto: “A dos metros bajo tierra”, del disco La moneda en el aire.
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