«Resulta poco realista pensar que se va a volver a juntar Ilegales, esto me da mucha pena, pero es poco realista teniendo en cuenta que he cumplido 55 años. ¿Voy a grabar con Ilegales con 60 tacos? No. Esto es el adiós a Ilegales»
Tras la caja que el año pasado rescataba su discografía completa, ahora Ilegales están despidiéndose de los escenarios en su última gira. Es el final. Jorge Martínez, tiene un nuevo proyecto entre manos, Jorge Ilegal y Los Magníficos, con el que retoma el espíritu de la orquestas previas a la era del rock and roll. ¿El fiero Jorge Martínez cantando boleros y chachachás? Pues todo parece indicar que sí.
Texto: JUAN PUCHADES.
Tras más de tres décadas, los Ilegales, una de las bandas míticas del rock español, de las más indoblegables, baja la persiana con una última gira. Las razones las explica su líder, corazón, cerebro y elemento esencial y casi único, Jorge Martínez, en esta entrevista. Dando cuenta, además, del nuevo proyecto que ya tiene listo y con disco grabado. Pero antes de estrenar ese nuevo capítulo, tendrá que pasar 2010 para acabar definitivamente con Ilegales, grupo que ya vio a finales del año pasado su discografía completa reedita en la caja «126 canciones Ilegales». Hasta entonces, Ilegales seguirá encarando la gira de despedida, en España y Sudamérica.
¿Por qué disuelves la banda?
No se disuelve, se reconvierte. Todos los miembros de la banda, absolutamente todos, pasan a formar parte de Jorge Ilegal y Los Magníficos, incluso recuperamos al saxofonista que estuvo en Ilegales, y recuperamos a un miembro más, que es un vibrafonista, que para una orquesta de este tipo es un instrumento imprescindible.
¿Y esto por qué, porque montarte un proyecto que, en realidad, está muy próximo al formato de orquesta?
Sí, es una orquesta, pero un grupo de rock también es una orquesta. Lo monto porque creo que es necesario, es necesario revisitar caminos abandonados y casi inexplorados, o no explorados convenientemente. Hacemos joropos, guajiras, guaztecos, guarachas, tangos, chachachás, boleros, están proscritos los pasodobles, por supuesto. No puedo con ellos.
El ritmo del pasodoble está bien, ¿no?
No, odio ese ritmo, tendría que practicar, y algún día lo haré, un ejercicio como en el Quijote, de salvar varios libros de caballerías de la quema, pero yo lo haría con los pasodobles, pero me dan tanto asco, me repugna tanto, que paso.
¿Estos son géneros que escuchas habitualmente?
Sí, son géneros que conozco y que he tocado hace muchos años.
Antes de Ilegales, ¿no?
Sí, cuando tocaba en orquestas de baile, todas esas músicas las conozco muy bien. Pero también el jazz, el rock, claro, y la bossa nova, que también me gusta tocar.
Dices que es necesario reivindicar estos géneros, ¿por qué?
Estamos en un momento en que parece que la música la han inventado en Estados Unidos, parece que estos lo han inventado todo, estamos en un momento en el que, si se recupera algo, todo son las orquestas de baile estilo norteamericano, con una riqueza sonora mínima comparada con, por ejemplo, cosas que se han hecho en Sudamérica, y me parece injusto. Estoy hasta los cojones de la Brian Setzer Orchestra, y creo que vamos a echar un vistazo a nuestro pasado, casi todo el repertorio va a ir en español, aportamos un cincuenta por ciento de cosas totalmente nuevas y me resulta muy fácil, son más acogedores para los textos los tangos, los chachachás y los boleros que el mismo rock and roll, es muy fácil hacer las cosas ahí.
¿En el pasado, estos géneros te servido de inspiración en tu manera de componer aunque no se haya notado?
No, estaba todo enfocado al rock, hemos mezclado con muchas cosas, pero todo era muy rock.
Pensaba, tal vez, en las letras.
Sí, en las letras sí que hay que cosas, hostia, en tango hay cosas muy buenas. Y si no los hay, hay que crearlos. Las guajiras, los joropos y demás no me resultan un medio hostil, me resulta muy fácil hacer cosas ahí.
Con eso que comentas de que te infla el modelo Brian Setzer, imagino que estarás de lo más contento con esa corriente que cruza España, con todo el mundo haciendo country o música de raíz norteamericana, con sus pedal steel y demás.
Un asco, no puedo con ello, es música para paletos. Es que no puedo, es que parece que estos señores de Estados Unidos son la hostia. Mira casi toda la música popular, y los acordes de rock and roll, son tónica dominante y subdominante, esos acordes los lleva toda la música popular del mundo. Es fácil, y parece que es como si lo hubieran inventado estos, ¡los cojones!, nosotros llevamos haciéndolo pues no sé cuántos siglos, pero todavía no se había descubierto América y ya estábamos con ello. He rastreado algunas canciones norteamericanas, de las más complicadas y son canciones que llegaron a Irlanda y luego a Estados Unidos vía escuadra invencible, pero parece que todo es un invento de Estados Unidos, un día patentarán el agua y el fuego y habrá que pagarles royaltys.
¿El repertorio lo vas a tocar de manera ortodoxa o a tu aire?
Una cosa que se hacía eran cuartetos y quintetos, esa gran orquesta es una invención posterior, pero la música perdía intimidad. Se hacía de esa manera para alcanzar sonoridades que no permitían los medios técnicos de la época, y la cosa estaba como un poco pervertida. De hecho, los grupos de tango, por ejemplo, no sólo tocaban tango, tocaban muchos otros estilos, ahora está como muy especializado. Y todas las orquestas practicaban sonidos amplios, montones de estilos. Nosotros lo que intentamos, ya que existen los medios técnicos para devolver la intimidad a la música, pues hacerlo así. Seremos una pequeña orquesta de cinco miembros, utilizando en ocasiones un miembro más si hace falta, pero queremos mantenerlo muy íntimo, ya que tenemos la oportunidad de tocar en locales grandes, con la proximidad que proporcionan los nuevos equipos de amplificación, y de grabación también, porque, por ejemplo, la orquesta de Machín, que aquí se le conoció mucho, sobre todo por las versiones que hacía de Osvaldo Farrés, pues, joder, estos eran un cuarteto y se pervertía un poco el sonido del grupo al unírseles una gran orquesta, pero era la única manera que tenían de alcanzar una gran sonoridad, porque los micros no recogían todas las frecuencias, era paupérrima la señal recogida, aunque ellos tocasen en directo y estuviesen tocando muy bien, el micro no recogía todas las frecuencias, tenían que duplicar y quintuplicar la banda para alcanzar una sonoridad aceptable.
Hay grabaciones de Machín que con la orquesta que tiene detrás suena asombroso.
Sí, esa es la época de los 50 y los 60.
Los temas suenan, incluso, modernos, y con gusto.
Suenan muy modernos. Pero es que los comparamos con la música moderna, que no hay arreglistas, en la música moderna, generalmente, los arreglos son muy malos. Estamos acostumbrados desde los años 70 a gente muy mala arreglando. Mis compañeros, la verdad, es que eran una mierda pinchada en un palo arreglando, yo siempre me he reído de ellos y he pasado bastante, Ilegales siempre sentimos un desprecio absoluto por nuestros compañeros de la movida, ellos lo saben y nada más nos ven, saben que estamos dispuestos a reírnos de ellos a la mínima: «¡Venga, imbécil”» [risas]. ¡Si alguno de vosotros leéis esto, es cierto que nos reímos de vosotros, sí, es cierto! [risas].
Parece fácil pensar que el público inicial que va a tener este espectáculo va a ser el tuyo natural, el de Ilegales. ¿Cómo crees que lo van a recibir?
Hemos probado en directo, y se han quedado muy sorprendidos, sobre todo al principio de los conciertos, porque creen que vamos a hacerlo mal o que va a sonar muy a recital y el show es tan sumamente fuerte que la gente se engancha a lo siguiente, y a lo siguiente, y a lo siguiente, van viendo como pasan estilos muy diferentes tocados con una cierta pulcritud, con un sonido que sin caer en lo cursi está muy escogido, y luego empieza con un sonido algo más eléctrico, italiano, canciones en italiano, que hay cosas muy buenas que llevo mamando desde pequeño. El show últimamente está acabando con el ‘Trobule’ de Elvis Presley.
¿Pondrás a tu publico a bailar «agarrao»?
Bueno, parte del público ya lo ha hecho. Pero ya lo hacían con la fiesta, y se metían mano. El público es capaz de cualquier cosa, de lo mejor y de lo peor.
¿Te planteas este proyecto como abrir un periodo de desintoxicación mental tras tantos años con Ilegales, y luego regresar?
Resulta poco realista pensar que se va a volver a juntar Ilegales, esto me da mucha pena, pero es poco realista teniendo en cuenta que el 1 de mayo cumplí 55 años. Está grabado el primer disco de Jorge Ilegal y Los Magníficos, lleva grabado casi un año. Ha quedado muy bien, quiero tener el segundo grabado antes de que salga el primero, porque luego empezaremos a trabajar casi seguido, y tengo otros proyectos, quiero hacer más cosas, también es posible que haya algún devaneo con música clásica, incluso. Pero, de momento, voy a centrarme en esto, las giras van a ser bastante amplias. Fíjate, la gira de despedida de Ilegales alcanza un montón de países, en el 2011 empezaremos con Jorge Ilegal y Los Magníficos, y va a ir muy continuado todo. ¿Voy a grabar con Ilegales con 60 tacos? No. Esto es el adiós a Ilegales.
«Tengo mucha pena de despedirme del presente, me gusta tantísimo la vida que estoy pensando en pedir prórroga. El mundo es basura, pero me gusta estar vivo»
RESUMIENDO A ILEGALES
¿Crees que Ilegales ha tenido el reconocimiento que merecía?
Creo que ha tenido el reconocimiento que pretendía, el que merecía, no. Ha habido agravios comparativos, se ha sobrevalorado a grupos de estos de los que nos reíamos, a veces me ponen en el mismo saco que a ellos y me da un asco tremendo, tío, es como estar en un saco de caracoles. Probablemente se merecía más reconocimiento del que ha tenido. Ahora, en los meses antes de echar el cierre, la gente empezó a decir, «¡estos han grabado esto, y esto otro! ¡Joder!». ¡Pues ahora es cuando lo vamos a dejar!
Tú has vendido o has dado una imagen muy salvaje, ¿ha beneficiado o ha perjudicado al grupo?
Es mi imagen real. Reivindico mi condición animal, claro que sí, otra cosa sería desnaturalizar a la especie, despojarla de su condición animal. No somos ángeles y creo que no lo vamos a ser nunca. Y toda esta pretendida educación, no son más que problemas de urbanidad, se confunde con una excesiva frecuencia la urbanidad con la educación y las reglas de urbanidad generalmente sólo sirven para manejar a la gente, por eso tenemos este ejército de artistas adocenados hoy. Incluso, me repugnan las normas de urbanidad, pero creo que es sano que alguien, de vez en cuando, se las salte. Es una cuestión de higiene. Despierta a los demás y les hace conscientes de cuál es su verdadera condición, aunque no se atrevan a expresarlo.
Imagínate que llega un chaval que no conoce a Ilegales, ¿qué disco le recomendarías para que se introdujera en la obra del grupo. No necesariamente el mejor, sino que el que define cómo es Ilegales?
Se puede empezar por el principio o por el final, cualquiera de ellos.
¿Por “Ilegales” (1982) o por “Si la muerte me mira de frente me pongo de lao” (2003)?
Sí, perfectamente se puede empezar por cualquiera de ellos, y las canciones, de hecho, están repartidas al azar, no son discos conceptuales, en absoluto, ni canciones conceptuales, muchas veces puedes coger frases y transportarlas de una canción a otra, sin que la canción sufra, son ideas que pueden sobrevivir fuera del ambiente que se ha creado para ellas. No son como peces en un acuario, pueden sobrevivir incluso solas y desprovistas de música.
Todos son tus hijos, pero imagino que tú tendrás un disco favorito, ¿cuál es?
Yo me quedaría con «El corazón es un animal extraño» (1995), en ese momento estaba muy inspirado, pero, quizás, es el único disco que no aconsejaría para empezar.
¿El peor, el disco que más a disgusto te dejó?
El que más a disgusto me dejó, a pesar de que las canciones me parecen tan buenas como las de los demás, y es el más vendido, es el segundo disco, «Agotados de esperar el fin» (1984), un disco en el que nos travestimos de pop intencionadamente, queríamos un sonido pop para vender fuertemente, y lo hicimos asumiendo las consecuencias. Está un poco acelerado, lo aceleraron y hace que la voz suena un poco de pito.
Sí, eso se ha hecho mucho, y es para ahostiar a alguien.
Desgraciadamente es así, en todos los discos de Los Bravos lo hicieron, y en muchos más. Incluso los Beatles lo hacían, siempre había alguien dispuesto a joderte la grabación. A partir de ahí me volví muy cuidadoso y ya no se trataba de vender, teníamos un estatus que permitía algo más que la supervivencia y, en fin, es el disco más vendido en la historia de Ilegales. Creo que en su momento fue el disco más vendido del rock español, y esas cosas había que conseguirlas, teníamos que demostrar algo si queríamos seguir yendo a contracorriente.
Excepto en un par de ocasiones, siempre fuiste el productor de los discos, ¿por qué?
También las que no vienen firmadas por mí son producciones mías. Sí, porque sé cómo controlar una mesa de mezclas y todo el proceso. Sé exactamente lo que quiero y para qué explicárselo a alguien, es más difícil explicarlo que hacerlo directamente. Así que, directamente, manos a la obra. Ahora tengo un estudio muy bien equipado, un pequeño estudio en el que se pueden hacer verdaderas virguerías.
De estas tres décadas, ¿cuál ha sido para ti el mejor momento?
Hostia… Este momento me gusta. Ha habido momentos malos, pero este es un buen momento.
¿Y el peor momento?
Los principios fueron un muy mal momento, en esa época en la que las propias convicciones aún no lo son en absoluto, y estás dudando mucho, el momento de temor y duda, de dejar la facultad de Derecho… Cuando dejas todo detrás, el momento de quemar todas las naves, es un momento difícil. Aunque yo, a diferencia de otros compañeros míos que dicen que no sabrían hacer otra cosa, sí podría hacer cualquier otra cosa. Podría haberme dedicado a la pintura, podría hacerlo todavía, de hecho así compré mi primera guitarra, gané todos los concursos de pintura a los quince años. También me podría haber dedicado a los negocios.
Sin embargo no has dejado testimonio de tu obra pictórica.
No, para nada. Pero algún día se hará alguna cosa.
¿El momento o el episodio más peligroso de estos años?
¡Hostia! Muchos momentos peligrosos, yo siempre he vivido en el peligro. Hemos pasado por momentos muy peligrosos. Hubo conciertos con asistencia masiva de público en América, con toda la policía lanzando gases lacrimógenos. Hay uno filmado, momento de máxima peligrosidad, en el que se ve que se van a producir muertes de un momento a otro, ya había muchos heridos por diferentes causas, y digo, al público y a la policía: «Señores, si ustedes no dejan de tirar gases lacrimógenos, difícilmente podré respirar y mucho menos cantar, así que dejen de tirar gases, protéjanse como puedan, váyanse hacia atrás”; y al público le digo, “amigos, si queréis que esta noche haya aquí un concierto de rock and roll, hay que comportarse elegantemente, y vamos a seguir”. Empezamos a tocar primero todas las lentas seguidas, sin descansar, y luego todas las rápidas. Fueron unas dos horas. Que se produzcan heridos entre el público, es muy fácil, pero cuando ves que se producen heridos entre la policía, la cosa se pone más difícil. Esto pasó en algunas ciudades, lo que relato fue en Quito. Pasa en sitios donde dicen que nunca pasa nada, entonces es seguro que se lía. Toda esa tensión que existía con los Rolling Stones en los 60, como Altamont, esto se da en Ilegales en los últimos diez años o un poco más. Creo que ya se daba desde el 87, el estadio Modelo de Guayaquil, quedó semidestruido después de nuestra actuación en 1987. Luego nos expulsan de algún país, de Chile nos expulsaron, generalmente la culpa no es del grupo, es de los empresarios que venden más boletas de la capacidad de los locales, pero la culpa se la echan siempre al grupo, y más con la cara de culpable que yo tengo.
Pero tienes un verbo lo suficientemente suelto para despejar cualquier incógnita, ¿no?
Se encargan de que no puedas hablar. En España existe la costumbre de amordazar, pero se la hemos contagiado a Sudamérica. De hecho, yo he encontrado como otra España en Sudamérica, es como muy parecido a España, no sólo el idioma, las costumbres, tanto las buenas, como las malas, como las horribles.
Por tus manos, en estas tres décadas, habrán pasado muchas guitarras, tú eres un guitarrista de lo más solvente, ¿con cuál te quedas?
Cada guitarra tiene su música, ahora mismo tengo, a la izquierda, un Epiphone Zenit, de estas del año 46, es una guitarra cojonuda para hacer blues; a la derecha hay otra del 46, pero esta es una Vega, cojonudísima para tocar jazz a alta velocidad. Hay otra Vega aquí al lado, del año 38, pero esta es ideal para acompañar a grandes orquestas, tiene las cuerdas muy levantadas, tiene una alta sonoridad.
¿Tienes muchas guitarras?
Unas sesenta y tantas. Aquí tengo una Stratocaster, que es del 62, azul; aquí otra Strato, del 57, aquí una Gibson 125, barata, pero buena. Cada una tiene su música, es como cuando coges el destornillador plano y estas con un tornillo de estrella, te habrá pasado, que intentas meterlo con el plano, y acabas jodiéndolo. Lo mismo pasa con las guitarras, como no uses la guitarra adecuada, es como intentar comerse la sopa con un tenedor.
Has pasado por diferentes discográficas, ¿qué conclusión sacas de ellas?
Tengo tantas cosas malas que decir de las discográficas, que no sabría por dónde empezar.
¿Añoras algo del pasado?
Añoro todo el pasado, y añoro todo el futuro, aunque lo desconozco, y tengo mucha pena de despedirme del presente, me gusta tantísimo la vida que estoy pensando en pedir prórroga. El mundo es basura, pero me gusta estar vivo.
¿Te arrepientes de algo?
De muchísimas cosas, son tantas que tampoco sé por dónde empezar. No soy de esos que dicen no me arrepiento de nada, claro que me arrepiento de montones de cosas, he dicho montones de cosas mal, y fatal de mal. Lo peor. Pero, bueno, he cargado con las consecuencias, desgraciadamente, si por lo menos hubiera tenido la habilidad de esquivar las consecuencias, pero ni siquiera eso. Qué le vamos a hacer.
¿Algún mensaje que quieras transmitir a la humanidad en el fin de Ilegales?
Brindad por el presente antes de que se derrumbe.
–