Wyoming: «Como el Cid Campeador, ha cobrado más fama después de muerto»
Horas antes de publicarse el disco de homenaje a Javier Krahe, Joaquín Sabina, Wyoming y otros músicos lo presentan en Madrid entre anécdotas y versiones festivas.
Texto y fotos: JAVIER MÁRQUEZ.
Parece que todo lo que se diga sobre Javier Krahe es ya algo repetido. Y sin embargo, sea lo que sea, no se habrá dicho lo suficiente. Krahe y sus canciones han sido una de esas experiencias maravillosas que hemos tenido la oportunidad de disfrutar y que, como las noches de verano de la adolescencia, muchos solo han sabido valorar realmente cuando ya es demasiado tarde.
Pero siempre es hora para descubrir a Krahe, y mucho más para reivindicar su talento, único e irrepetible mano a mano con el de Brassens, y por ello un grupo de amigos, colaboradores y admiradores publican ahora La sonrisa de Krahe, un combo de audio y vídeo que recoge el concierto que ofrecieron en la sala Galileo Galilei de Madrid un año después de la muerte del maestro, ocurrida el 12 de julio de 2015 en la localidad gaditana de Zahara de los Atunes. Allí pasaba Krahe los veranos, y allí coincidía, entre otros, con El Gran Wyoming. «Yo la muerte, no la acepto. Cuando llego a Zahara, que es donde iba a recibir “mi catequesis”, me digo ‘Vaya, parece que este año viene en agosto’, y ahí termino con esta historia», así explica el cantante y presentador televisivo su forma de sobrellevar la ausencia de Krahe, y lo ha hecho en aquel mismo escenario de la Galileo junto a Joaquín Sabina y a Javier López de Guereña, el que fuera durante tres décadas guitarrista y amigo personal del padre de “Marieta”.
Joaquín Sabina: «Es que en España hemos hecho siempre unos entierros magníficos»
López de Guereña ha sido el más pragmático del grupo a la hora de exponer a la prensa las características de este lanzamiento, que amén del directo con colaboraciones de Javier Ruibal, Dani Flaco, Eva Hache, Pepín Tre, Pablo Carbonell, Quico Pi de la Serra, Tomasito o David Broncano, entre muchos otros, incluye también el documental rodado en Cuba Que valga Krahe, que si no…, de Lupe Alfonso, y alguna que otra sorpresa. Por su parte, Wyoming y Sabina han entrado de lleno en el terreno del anecdotario personal, sin obviar las lágrimas y las risas que se mezclaron aquella mañana de julio en la que arroparon al compañero fallecido. «Como el Cid Campeador, ha cobrado más fama después de muerto», ha comentado Wyoming en un momento de la presentación, tan hilarante como emocionante. «Es que en España hemos hecho siempre unos entierros magníficos», le respondía Sabina, a quien en algún momento se le ha llegado a entrecortar la voz al evocar al viejo compañero de aquellas míticas veladas de los primeros ochenta: «Por extraño que les parezca, sin ninguna duda el momento en el que me he sentido con más éxito y más feliz en mi vida fueron los años de La Mandrágora», aseguraba el jienense.
Además de comentar el lanzamiento, con una veintena de participantes, López de Guereña ha aprovechado para avanzar que el próximo octubre Krahe será también protagonista de una novedad literaria, un “anecdotario” titulado Ni feo, ni católico, ni sentimental, fruto de una ardua labor de documentación y entrevistas a cargo de Federico de Haro.
Joaquín Sabina: «La vida perdió, nos dejó, harto consuelo, su memoria. ¡Viva Javier Krahe, viva Madrid!»
Tras la animosa tertulia de presentación, que ha supuesto un espectáculo en sí misma, sin faltar referencias a la actualidad política, los otros dos puntales del universo musical de Krahe, Andreas Prittwitz y Fernando Anguita, se han sumado a López de Guereña en el escenario. Juntos dan cuerpo al trío Los Huérfanos de Krahe, con el que siguen recordando al cantante y compositor. A ellos se ha unido Sabina para interpretar juntos “Coplas patéticas”, una canción inédita del artista fallecido y que supone uno de los bocados más jugosos de esta novedad discográfica. A continuación, el contrabajista Fernando Anguita se ha animado con la buñueliana “Once años antes”, con Sabina a los coros, seguido por El Gran Wyoming y su entregada revisión de “Antípodas”, ese prodigio compuesto a base de esdrújulas. El cierre ha sido a ritmo de una muy divertida versión de «Dónde se habrá metido esta mujer», a cargo de esa leyenda de los vientos que es Andreas Prittwitz.
«Me puedo reír con las bromas, pero a solas en mi casa no me río, se me planta un lagrimón, como diría el tango», admitía Sabina en un momento dado del evento. Y es cierto que si bien el público —a ratos periodistas atentos, a ratos público inocente— ha disfrutado de la cita informativa, por momentos se dejaba entrever esa inevitable tristeza de estar ante un homenaje a quien ya nunca volverá a escribir una canción. «La vida perdió, nos dejó, harto consuelo, su memoria. ¡Viva Javier Krahe, viva Madrid!», concluía Sabina. Y no hay más.