Joan Isaac entre Brel, Aute y Serrat

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«Celebrar a Joan Isaac es celebrar a un artista que ha sabido cobijar un mundo propio, alejado de cenáculos, tendencias y modas dentro del propio ámbito de la Cançó»

 

El cantautor catalán celebra este 2023 sus cincuenta años en la música, y lo hace con un nuevo disco y un concierto el próximo 28 de noviembre en el Palau de la Música Catalana, en Barcelona. Es momento de repasar su obra y Luis García Gil, experto en canción de autor, lo logra en estas líneas.

 

Texto: LUIS GARCÍA GIL.

 

No está al alcance de muchos la publicación de una integral como la que ha publicado con esmero el sello Discmedi, celebrando los cincuenta años en la música del cantautor catalán Joan Isaac, epígono de aquello que fue la Nova Cançó de la que surgieron nombres tan determinantes como los de Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet o Raimon.

El primer elepé de Joan Isaac se publicó en 1975 y se tituló Éstard. Su cancionero, íntimo y frágil, despliega sus alas tras un sencillo previo en un contexto intrincado, el que marca el final del franquismo y la transición, momento en el que surge su mayor himno: la bellísima “A Margalida”, grabada en 1977 para el disco Viure (Vivir), culto, a través de su compañera Margalida Bover, a la memoria del ácrata Salvador Puig Antich, uno de los últimos fusilados del franquismo.

El primer Joan Isaac fue comparado con Lluís Llach, que publicó su trascendental Itaca el mismo año que el citado Éstard. La sensibilidad de Isaac fue siempre más allá de referentes concretos, catalanes, franceses o italianos; algunos expresados de manera directa como el caso de Brel, al que dedicó in memoriam “Amic Jacques” en uno de sus mejores discos, Barcelona, ciutat grisa, grabado en 1980 y vuelto a grabar en 2023. La canción que le daba título al disco era una suerte de contra oda a la ciudad habitada, consuelo y odio a un mismo tiempo, tal como cantaba en el final de una de las estrofas.

Toda integral discográfica tiene como objeto recuperar a un artista en su totalidad, ponerlo en valor. Joan Isaac ha sido un cantautor secreto, tímido, paseante de fragilidades y melancolías que, tras la grabación de Inesperat en 1984, se entregó a un silencio de catorce años para regresar con una mayor fuerza creativa y un lenguaje en letra y música de mayor madurez que recorre Planeta silenci o De vacances, compuestos cuando expiraba el siglo veinte. A partir de ahí llegarían discos como De profundis, La vida al sol o el bellísimo desnudo y compartido con hasta diez pianistas Piano, piano…, todos ellos sabiamente cotidianos, con un poso de melancolía y también de denuncia, presente en canciones como “Manfred”, compartida con Ana Belén, inspirada por las consecuencias de la catástrofe del petrolero Prestige sobre las aguas de Galicia.

La importancia de Joan Isaac en la canción de autor, en su manera de expresarla y entenderla, tiene que ver también con su conexión con algunos de los principales cantautores en lengua española, a los que ha versionado y con los que ha cantado; especialmente Luis Eduardo Aute, a quien le dedicó todo un disco, el irreprochable Auteclàssic, en el que interpretaba doce de sus canciones en catalán, desde “Las cuatro y diez” hasta “Al alba”, pasando por “Cine, cine” o “La belleza”. Estas versiones, traducidas con mimo por el también cantautor Miquel Pujadó, conectaban con el disco Joies robades en el que Isaac versionaba en catalán a Pablo Milanés, Brel, Chico Buarque, Paolo Conte, Sabina, Aute y Serrat, otra referencia concreta de Isaac y que le acompañará en el recital que el 28 de noviembre dará en el Palau de la Música, forma de plasmar en vivo las voces y los ecos de esta integral.

Aparte de la conexión francesa de Isaac, destaca también su relación con la canción italiana y el espíritu mediterráneo que la envuelve. Consecuencia de ello fue la grabación de Joies italianes i altres meravelles en la que canta a Lucio Dalla, Francesco De Gregori o Giorgio Conte. Las otras maravillas incluyen de nuevo a Aute (“Atenas en llamas”), Luis Pastor con quien canta “Sóc” (“Soy”) y Silvio Rodríguez con el que comparte en catalán su “Pequeña serenata diurna” y al que dedicó, con Sílvia Comes, el tributo Cita amb àngels (Cita con ángeles).

Todos estos cruces y complicidades son fruto del talante musical abierto de Joan Isaac, de su querencia por la mejor canción de autor, género en el que ha sabido navegar con discreción y extraordinaria coherencia, sin dejar nunca de lado la construcción de un repertorio propio lleno de estampas líricas como demuestran los más recientes Manual d’amor, L’estació dels somnis, en el que canta “Planetario” con Pedro Guerra, o Tinc una casa al mar, que comparte musicalmente con Tony Carmona que había dejado su sello musical en la discografía de Aute.

Celebrar a Joan Isaac, es, por tanto, celebrar a un artista que ha sabido cobijar un mundo propio, alejado de cenáculos, tendencias y modas dentro del propio ámbito de la Cançó. Esta integral es en muchos sentidos un milagro de un artista íntimo y perseverante, comprometido, pero nunca dogmático, heredero indudablemente del espíritu de sus maestros, Aute, Serrat y Silvio.

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