«El problema de voz de McPherson habría pasado desapercibido si no se hubiera disculpado por ello. Si el concierto fue de sobresaliente estando así, con la voz al cien por cien habría sido de matrícula de honor»
El sentido y el significado del rock & roll actual tienen nombre propio: JD McPherson. El músico presentó en Madrid “Signs & signifiers”, en la Sala El Sol. Un espectáculo cargado de música capaz de transportarnos a los orígenes del rock con unos acordes de guitarra y una voz rasgada. Héctor Sánchez nos lo cuenta.
JD McPherson
10 de noviembre de 2011
Sala El Sol, Madrid
Texto: HÉCTOR SÁNCHEZ.
Fotografía: ESTEFANÍA RUEDA.
Tupés, patillas y pantalones vaqueros con dobladillo. El ambiente de la sala El Sol de anoche podía pasar perfectamente por el de un “diner” estadounidense de los años cincuenta. La ocasión no era para menos, ya que JD McPherson comenzó ayer su gira española para la presentación de su primer disco en solitario, “Signs & signifiers” (2010).
Después de casi media hora de retraso, el músico saltó al escenario empuñando su guitarra rosa y acompañado de Jimmy Sutton, al contrabajo, Alex Hall, a la batería, y Jonathan Doyle, al saxo. solo cuatro músicos, solo cuatro instrumentos; un póquer de ases de rock & roll.
McPherson abrió su actuación con una declaración de intenciones, ‘Scandalous’. Esa fue la sensación, un espectáculo escandalosamente bueno y vibrante. “Buenas noches, Madrid. ¿Habláis mi idioma?”, preguntó el cantante. La respuesta fue unánime. El público hablaba su idioma, porque su idioma es el rock & roll, como demostró con la genial ‘Dimes For Nickels”.
A continuación, el músico presentó al productor del disco. Jimmy Sutton, grande como músico y grande en altura, tuvo la oportunidad de lucirse con un solo de contrabajo antes de adentrarse en ‘Country Boy’, la versión del tema de Tiny Kennedy. No fue la única versión de la noche, ya que el cuarteto también se atrevió con ‘Your Love (All That I’m Missing)’, de The Bellfuries (tema incluido en el álbum); ‘I’m Just a Fool to Care’, de Art Neville (una de las canciones preferidas de McPherson); ‘Farmer John’, de The Premiers; ‘Carol’, de Chuck Berry; y ‘You Don’t Love Me (You Don’t Care), de Bo Diddley. Antes de tocar esta canción, Jimmy Sutton hizo una advertencia: JD McPherson se encontraba mal de la garganta. Después de preguntar si en la sala había algún fan de Bo Diddley, el propio Sutton se encargó de cantar el tema. The Starkweather Boys, el anterior grupo de JD McPherson, también tuvo un hueco en el repertorio con el tema ‘Abigail Blue’.
Pero que estas versiones no confundan, el hilo conductor principal del concierto fueron los temas propios de “Signs & Signifiers” y, entre ellos, de vez en cuando, el vocalista se disculpaba por el estado de su voz echándole la culpa al aire acondicionado de los aviones. Después de ‘I Can’t Complain’, McPherson preguntó: “¿Todo el mundo está feliz?”. ¡Cómo para no estarlo ante semejante ritmo y talento! También recordó que el concierto de ayer fue su segunda actuación en España después de su visita el pasado verano al Screamin’ Festival de Pineda del Mar, y preguntó si entre el público había alguien que hubiera estado también en el festival. Los incondicionales gritaron.
Los músicos dieron un respiro con un tema más relajado, ‘A Gentle Awakening’. En esta canción se echó de menos el piano, tal como se escucha en el álbum, pero el saxofón fue un buen sustituto.
En varias canciones, JD McPherson pidió la colaboración del público, pero en ‘B.G.M.OS.R.N.R.”, apuntó directamente a sus seguidores con el micrófono para que así todo el mundo formara parte de su fiesta rocanrolera. La euforia continuó con ‘Fire Bug’, uno de los temas más celebrados. El público enloqueció, se notaba en el ambiente; hasta Sutton se quedó en manga corta. Para cerrar el concierto, no podía faltar el tema homónimo que sirve de título al disco y ‘North Side Gal’, la canción más popular del cantante, que dedicó a su público y con la que presentó a los miembros de la fantástica banda que le acompaña.
Pero aquí no quedó la cosa. A continuación, los músicos regresaron al pequeño escenario para regalarnos unas últimas canciones; entre ellas, la pegadiza ‘Scratching Circles’ y su homenaje a Howlin’ Wolf, ‘Wolf Teeth’, con la que concluyeron su fiesta de rock & roll con sabor cincuentero.
El problema de voz de McPherson habría pasado desapercibido si no se hubiera disculpado por ello. Si el concierto fue de sobresaliente estando así, con la voz al cien por cien habría sido de matrícula de honor. No se puede esperar otra cosa de una colección de buenas canciones interpretadas por cuatro músicos excepcionales.
Para rematar la noche y hacerla más redonda todavía, después de la actuación, Jimmy Sutton y JD McPherson bajaron del escenario y se acercaron a su público para firmar cds, vinilos y pósters. McPherson no solo tuvo un bonito detalle con sus fans, sino que demostró ser un artista modesto, cercano, cariñoso y con los pies en el suelo. Así da gusto.