«No sé qué es lo que tiene el Partido Popular y Aznar que tienen un punto literario. Aznar, desde luego, entre otras cosas, tiene una rima fácil y muchas más cosas que permiten escribir sobre él o incluirlo en las canciones como un personaje más o menos pintoresco, que creo que lo ha sido»
Dejando atrás las guitarras eléctricas, Javier de Torres ha convocado al Trío Sentimiento para dar forma a «Dow Jones no es un cantante», un disco en el que se acerca al bolero y otras formas caribeñas para envolver sus clásicas canciones pop. Chema Domínguez lo entrevista.
Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Aprovechando que Javier de Torres pasa por el Caribe con su nuevo disco: «Dow Jones no es un cantante», no he podido resistirme a la tentación de titular esta entrevista como aquel intenso bolero interpretado por Benny Moré. Escúchenlo con atención, en esa versión o por Santiago Auserón y Miguel Poveda, pero escúchenlo porque lo disfrutarán. Y si decantan el enorme sentimiento y el hechizo que encierra, lo sitúan en el siglo XXI en cualquier calle o en cualquier lugar de la realidad que conocemos, «Dow Jones no es un cantante» les asombrará con la misma magnitud. De Torres viene renovando el lenguaje pop de nuestro panorama desde que iniciara su andadura en solitario, aunque desde El Compromiso ya dio pistas. Ahora, también da nuevos bríos al estilo musical al fichar a Daniel Chávez, Alexander Álvarez y Alexander Rivera, El Trío Sentimiento, para narrar escenas de la vida amorosa, familiar, fobias, fantasías, principios y finales de mejores épocas, a ritmo de bolero y bachata. En su primer clip: ‘Gabana’, De Torres consigue una de sus obras maestras mezclando a la perfección una buena historia, una ironía sangrienta y una narración visual tan dramática como deliciosa. Con él hablamos.
¿En qué momento abres la puerta al bolero y aledaños para enmarcar tus historias?
A partir de escribir ‘Nadie como tú’, que es la primera canción del disco, me di cuenta de que era o se parecía a un bolero. Nunca había transitado por esos caminos pero me divirtió hacerlo y al contactar con el Trío Sentimiento vi la posibilidad de escribir más canciones de ese género, de esos palos para mí desconocidos sin saber muy bien lo que hacía; me decían: «pues esto es una bachata rosa, esto es tal o cual cosa». Y bueno, comenzó casi como un ejercicio de estilo y después comprobé que también era un cauce válido para mis canciones.
En ‘Fracasos pequeños’ (2005) tuviste un abordaje latino al incluir un coro mariachi y, de alguna forma, pensé que el estilo de «Dow Jones no es un cantante» era algo que estaba latente desde entonces.
Es verdad, no lo había pensado. Sí, había un pequeño coro de mariachis en ‘Fracasos pequeños’, hace tres o cuatro discos, pero aquello quedó como una pincelada, y en este caso desde luego le he dado más desarrollo.
En el primer sencillo, ‘Gabana’, por curiosidad y por la manera de abordar la historia de amor que relatas, enmarcada en la pasada época de esplendor del PP, dices: «Hacíamos el amor en los años de Aznar». No es la primera vez que le citas; recuerdo al menos dos canciones más: ‘Tiros en Dallas’…
…Sí, en ‘Las brigadas rojas’, sí. ‘Gabana’ creo que esta es la tercera. No sé qué es lo que tiene el Partido Popular y Aznar que tienen un punto literario. Aznar, desde luego, entre otras cosas, tiene una rima fácil y muchas más cosas que permiten escribir sobre él o incluirlo en las canciones como un personaje más o menos pintoresco, que creo que lo ha sido. Y sí, es verdad que es de alguna forma un tema recurrente en mis canciones. Desde luego, creo que no hago canción comprometida a pesar del título de mi grupo en su momento pero, inevitablemente, acabas escribiendo sobre lo que vives y el Partido Popular está ahí, por suerte o por desgracia está ahí.
Lo siguiente es más bien una opinión: solamente leyendo los textos y sumando luego esta banda sonora de boleros y variantes, cada pieza de «Dow Jones no es un cantante» me llega como un ataque al corazón, una ironía dura, muy directa, por todo lo que está pasando a nuestro alrededor y por tu tratamiento del desgaste vital que todos podemos ir sufriendo.
¿Qué vayan al corazón de la gente? No sé, las letras sí creo que en esta ocasión son más directas, hay más historias. De alguna forma la vena lírica la he guardado quizá por un tiempo, aunque hay algún arrebato en el disco. Y no sé si llegan al corazón o no pero, bueno, creo que las letras son cercanas, entendibles y asequibles. Si a partir de ahí dejan imágenes o emociones intensas… Ojalá que así sea.
Ya te digo, es más una opinión, pero creo que tus seguidores más acérrimos lo van a percibir así: muy, muy directo y muy acertado musicalmente.
Sí, es directo. En cuanto a lo musical he ido siempre, últimamente, bastante directo también en canciones breves, con pocas repeticiones de estribillo, con pocos puentes instrumentales. Y esta vez se aúna que musicalmente el disco es directo y las letras son claras y directas también. Creo que lo hacen más fácil y cuenta con más voces aparte de la mía, y esto lo acerca por que las voces es algo que da mucha calidez.
El giro musical de «Dow Jones» llevado a las tareas de producción te habrá obligado a tener otro tipo recursos y métodos ¿Cómo ha sido el trabajo en el estudio y cómo das con el Trío Sentimiento?
Los conocí de forma casual a través de un profesor de piano. Tocaban con Rafael Basurto que es «La Última Voz» de Los Panchos y fui a verles en directo, y les propuse hacer un proyecto conjunto. Me dijeron inicialmente que sí, yo creo que no sabían muy bien de qué iba la historia pero son buena gente y me dijeron que sí sin problemas. A partir de ahí empezamos a vernos y a diferencia de otras veces que siempre ha habido locales de ensayo con batería y formación de rock, esta vez los ensayos eran en el salón de mi casa con guitarras españolas, requinto, tres… Ha sido un proceso laborioso porque en otros discos me he metido en el estudio sin ensayar, he practicado eso de que ensayar es de cobardes al igual que afinar antes de un concierto, pero esta vez no, hay una labor de preproducción casera con los teléfonos e incluso alguna grabadora de casete grabando los ensayos y está más elaborado.
Si me pidieran que citara una canción para describir el fin del estado de bienestar si alguna vez existió, no se me ocurriría otra mejor que ‘Delilah es una gran canción’.
Sí, la canción tiene ya año y pico, la crisis ya estaba en curso y ahora sigue. Es inevitable, por lo menos para mí, el hacer canciones de amor y desamor en el entorno en que te mueves sin perjuicio de que te puedas transportar a través de la imaginación a otros lugares o a otros periodos. Sí es verdad que es una canción de amor contrariado por la crisis.
«Hacer canciones pop no es gran cosa a pesar de todo el circo que se haya montado en torno a ello; no es hacer una novela, no es escribir una novela, no es hacer un largometraje, son canciones pop»
De entre los agradecimientos, anotas que esta vez has dado vacaciones merecidas a Pepe Bermejo, Gabriel Marijuán y sobre todo a Jesús Redondo, que es quien más ha influido en el sonido de Javier de Torres. Antes de esto, ¿le pediste opinión, le comentaste el proyecto nuevo o sencillamente pensaste «cuando lo escuche a ver qué le parece»?
Jesús, de alguna forma, es responsable indirecto de este proyecto porque mi idea inicial era haber hecho dos discos a la vez o haber hecho un disco doble porque tenía canciones pop que no podía acercar a estos palos, suficientes para haber hecho un disco más largo. Pero Jesús estaba grabando y luego presentando el último disco de Los Secretos, y no disponía de tiempo suficiente para hacer arreglos de cuerda; aunque ya los está haciendo para el siguiente disco, de hecho mañana he quedado con él para darle una copia de «Dow Jones» y ver lo que ha hecho con alguna canción nueva. Y bueno, el no tener a Jesús ha sido un elemento importante para hacer esto también, Carlos Rodríguez también estaba bastante liado con Mamá… Y yo vi la posibilidad de hacer algo distinto, de vestirme de distinta manera y de darles esas merecidas vacaciones. Al final uno haciendo canciones es uno mismo, y se parece inevitablemente mucho a lo que haces cuando ya llevas varios discos a tus espaldas, entonces es inevitable vestirte de distinta manera. Los músicos haciendo canciones somos promiscuos y tenemos, creo, la obligación de ser promiscuos porque de otro modo uno mismo haciendo canciones y vestidos de igual manera satura.
Esto se suma a que vas lanzado, corrígeme si me equivoco, pero en los últimos tres años vas a disco por temporada, me comentas que tienes material para dos grabaciones más y que ya estás volcado en la siguiente… ¿Has logrado que las musas vivan contigo permanentemente?
Yo no tengo la sensación de ir lanzado, es más, tengo la sensación de que cada vez más me cuesta escribir, siempre paso por territorios en los que tengo la sensación de haber pasado ya, y aunque no me obsesiona innovar o hacer algo distinto sino únicamente intentar hacer buenas canciones, también intentas en la medida de lo posible no repetirte, tanto a sonoridades, temas, tratamiento de las canciones… Sobre todo en esto último. En realidad, hacer canciones pop no es gran cosa a pesar de todo el circo que se haya montado en torno a ello; no es hacer una novela, no es escribir una novela, no es hacer un largometraje, son canciones pop. Y hacer un disco al año como es mi caso no es hacer una gran producción. No sé si es Juan Benet quien escribía novelas y hacía puentes, eso sí que es encomiable.
Pero también es agradable pasar varias veces por el mismo sitio encontrando una mirada diferente, en tu caso ‘Cuando fuimos jóvenes’ enlaza con temas anteriores tales como ‘El mundo a mis pies’. Es una constante especial en ti el paso del tiempo y las ilusiones gastadas.
Sí, el paso del tiempo y envejecer es una constante en mis canciones pero lo es también en la literatura, por ejemplo. En el caso concreto que citas de ‘Fuimos jóvenes’ es la única canción que había estrenado pero con formación de rock en la presentación de «Las grandes ambiciones» (2010) y recuerdo que al terminar el concierto vino José María Granados al camerino y me dijo: «Oye, tío, esta canción nueva, ‘Fuimos jóvenes’, es cojonuda pero del paso del tiempo y de hacerse mayores no escribas más», me dio un abrazo y me quedé pensando, «joder, y si no escribo acerca del paso del tiempo y envejecer de qué cojones voy a escribir en el futuro». Con lo cual, bueno, ahí sigo y seguiré escribiendo canciones sobre el paso del tiempo, que no deja de ser el único argumento.
Carlos Jean presentó el pasado noviembre en Madrid un proyecto artístico y empresarial a partes iguales: «El plan B». A la pregunta de una compañera sobre si se puede vivir de la música y el desplome de la industria, destacó en su respuesta dos cosas: «La industria en sus mensajes tiene errores catastróficos (…) primero a tus clientes llamarles ladrones en anuncios (…) cuando se ha demostrado que hay un camino paralelo», y por otro lado: «El gran error de la industria es que la tienda más grande de internet de música la ha creado una marca de ordenadores y no la han creado ellos».
En primer lugar, el hecho de que me preguntes por las declaraciones de Carlos Jean me hace gracia porque creo que es la persona que más me encuentro, voy camino de Asturias, me paro, y ahí está Carlos Jean, voy a comer a un sitio y ahí está Carlos Jean, voy a la FNAC a comprar un disco y ahí está Carlos Jean… Tiene el don de la ubicuidad, también está Carlos Jean en esta [risas].
Te aseguro que ni me he puesto de acuerdo con él, ni ha sido premeditado, pura casualidad [risas].
Volviendo a la cuestión, no sé qué decirte. Hay mucha gente que parece que tiene la llave de la opinión o la opinión definitiva, hay muchos gurús o falsos gurús que hablan del futuro de la música, de las desgracias y de los errores. Es verdad que probablemente, en la industria discográfica, se hayan tomado decisiones equivocadas y eso ha hecho que las empresas discográficas sean vistas como empresas que no han guardado suficiente ética o moralidad, por ejemplo a la hora de practicar los precios. Pero siendo eso verdad creo que es importante que nos acostumbremos a pagar por la música grabada, si no tendremos otro sistema donde la cultura si está subvencionada en consecuencia está dirigida por el Estado. Creo que la cultura gratuita sería ideal pero me temo que es una quimera, y es importante que nos acostumbremos a retribuir de buen grado el trabajo de creación; ese es el paso más importante que se tiene que dar porque de alguna manera puede haber hasta una generación perdida que difícilmente va a entender que sea algo bueno pagar por la música grabada. Curiosamente, por los conciertos la gente no tiene esa prevención a la hora de pagar por asistir, porque parece que la música grabada está devaluada y es un invento cojonudo.
En ‘Insolente’ decías que habías cambiado a Dover por María Ostiz y eso traía como consecuencia más felicidad, vivir más de día que de noche. ¿Era circunstancial, autobiográfico, ironía, un arrebato?
Bueno, el verso era una coña y sigo prefiriendo los discos de Dover, de mis amigos de Dover, a los de María Ostiz pero lo que sí prefiero son las mañanas de sol a salir por la noche y disfruto más del día, de los paseos al aire libre, de hacer deporte. Sé que esto es muy poco rock pero es así para mí.
Quizás haya una segunda actitud rockera tan destacable como esa primera más lunática, o al menos cada vez se oye más entre rockeros de largo recorrido.
Lo que pasa es que cuando tienes una trayectoria de pasado oscuro y eso se transforma en rehabilitación: «me he quitado de» viste mucho. En mi caso no me he quitado de nada, he sido siempre un soso y últimamente cada vez salgo menos.
Aclárame, tu trayectoria musical empieza en 1984 o 1985…
… Es imposible, es imposible que estuviera haciendo música en esas fechas por mi edad…
…Sí, en Señal Oculta…
…No recuerdo tal grupo de mi insultante juventud [risas]. No, fuera de coña, creo que era algo más tarde pero sí es verdad que, bueno, estuve en dos grupos: Señal Oculta y El Compromiso. No me identifico ya con la mayor parte de las canciones que escribí entonces, quizá sí con algunas canciones que escribí para El Compromiso en el segundo disco, «Vidas gastadas» (1998), del primero me identifico menos.
Quería aprovechar para preguntarte sobre tus compañeros o grupos de tu generación a los que has seguido, como José María Granados, al que citabas hace poco.
Bueno, soy más joven que José María, Carlos Rodríguez o Jesús Redondo, soy unos años más joven, cuatro o cinco; yo iba a sus conciertos cuando todavía no hacía música. Uno de los primeros conciertos que recuerdo fue de Mamá, creo, Los Secretos y Electroshock en el Palacio de los Deportes; por aquel entonces no hacía canciones pero sí creo que en los ochenta ha habido o hubo una forma de hacer canciones en castellano que estaba bien y que no se ha mantenido necesariamente en los 90 y después. En los 80 hubo muchas cosas sonrojantes, entre otras cosas bastaba la actitud y no había que tocar bien, cosa que es muy criticable, pero en la forma de hacer canciones hubo una serie de talentos que surgieron en esa década y que han aportado mucho, como es el caso de José María, Antonio Vega o Enrique Urquijo.
José Ignacio Lapido es otro de tus referentes, quien interpreteaba junto a Miguel Ríos en su despededia de los escenarios el revelador y emocionante ‘En el ángulo muerto’. Y aunque el éxito es algo relativo, ¿te sientes de alguna forma un poco así, en ese ángulo muerto?
No sé cómo se siente Lapido, desde luego tiene el reconocimiento de la crítica y también del público aunque en menor medida de lo que sería justo. No, yo no me siento en mal lugar en la medida en que soy un privilegiado que puede seguir haciendo canciones y editándolas. Ya está. Mientras pueda seguir haciendo canciones y grabarlas para mí es suficiente.
Por último, con «Dow Jones no es un cantante» es importante saber cómo vas a encarar los conciertos dado su estilo musical, ¿vas a contar con El Trío Sentimiento, cómo vas a a compatibilizar el repertorio pop y rock, y si te quita el sueño la respuesta del público?
No, no me quita el sueño y las respuestas que estoy teniendo hasta el momento son buenas. Lo voy a presentar en directo en Madrid el 28 de mayo en Galileo; también estaré en FNAC y algún otro concierto más, de momento, el 25 de mayo en Santander. En cuanto a adaptar, es un disco corto como viene siendo una constante en mis discos y eso me obliga a adaptar para el directo otras canciones de «Roland Garros» o «Las grandes ambiciones». En eso estoy, es un proceso muy, muy divertido. Hay algunas canciones que curiosamente tienen una adaptación bastante fácil y vistosa. Así que además del material nuevo habrá canciones de otros trabajos y sorprenderá, y solo se podrán escuchar en directo.
¿Quieres decir que no va a haber apoyo eléctrico, de banda, sino que vas a traducir el formato pop-rock al bolero y la bachata?
No, no la voy a llevar. Iré con El Trío Sentimiento, un percusionista, un contrababajista y en alguna ocasión con un trío de metal. Voy a adaptar a estos palos el repertorio anterior, pero bueno, igual hay alguna pequeña sorpresa también.